Lo que se está viviendo en Venezuela es ya de larga data, solo que como toda tragedia que se cronifica, se va agudizando, pervirtiendo más y quienes la padecen pasan por transiciones nocivas que sirven para ir domando a los seres humanos y como es el hombre un animal de costumbre, termina aceptando y hasta creyendo que es lo normal lo que soporta…
En esa maligna costumbre los ciudadanos llevamos 18 largos años. Costumbre que se planificó muy cuidadosamente por toda la izquierda mundial y en especial la cubana tanto desde La Habana como desde ese antro de desestabilización y subversión que es el Foro de Sao Paulo, una vez llegó Hugo Chávez a través de las vías electorales que ofrecía y garantizaba la democracia venezolana.
18 años que comenzaron cuando ese ser bárbaro y megalómano que fue Chávez asumió el poder el 2 de febrero de 1999. Tan solo 16 días después de haberse trasladado a La Habana, sin lugar a dudas a recibir lineamientos de un tirano feroz que tenía 40 años esperando por ese suculento manjar que era Venezuela y sus recursos, y aquel 17 de enero de 1999 preparaba a su tosco tropero para hacerse del Poder con una legitimidad que les permitía cualquier atrocidad y posibles todos sus planes.
Y se le dieron… Un país con una población inmensamente ingenua, tanto en sus cuadros dirigentes, clase alta y media y poco tiempo después en sus clases más desposeídas desoyeron las voces de quienes si conocían la terrible influencia de Fidel Castro sobre aquel tropero que desde que llegó dijo quién era y lo que haría. Aquel que se juramentó sobre la que llamó constitución moribunda y de inmediato le aplicó la eutanasia castrocomunista, decretando la activación del «Poder Constituyente» y poco más de 2 meses más tarde celebró un Referéndum, donde el 92% de los que sufragaron, estuvieron de acuerdo en convocar una Asamblea Constituyente.
Así pues, la mesa estaba servida ese 1999. No pierde tiempo y asesorado por Fidel Castro el 23 de mayo comienza su gran campaña mediática. Un lavado de cerebro tenaz, planificado, efectivo que inicia con aquel primer espacio de su programa televisivo «Aló Presidente», catedra radioeléctrica que le permitió captar adoradores, sembrarles odio, avivarles resentimientos y usarles como alfombra por la que paseaba sus ansias de gloria y eternidad. En campaña siempre, el 25 de julio realiza las elecciones para los integrantes de la Asamblea Nacional Constituyente y sus compinches todos decididos a implantar una neotiranía dependiente de La Habana obtienen 121 escaños. Una oposición satanizada y miedosa logra tan solo 7 legisladores. Lo demás, como digo al inicio fue la simple sucesión de hechos que fueron dando sustento a esta tragedia, que suma dolores a una ciudadanía desesperada, suma impunidad a una pandilla de delincuentes en roles de Poder, suma decepciones y engaños, y lo más peligroso: acostumbra aún más a seres mansos y muchas veces timoratos.
Tragedia que hoy nos muestra la violencia asesina convertida en rasgo nacional; el hambre en su crudeza más infame. La inflación que en 2016 se ubicó entre 500% y 520%. La muerte irremediable porque simplemente no hay medicamentos, tampoco insumos hospitalarios, y cada vez menos médicos capacitados, porque como cientos de miles de seres pensantes y maravillosos profesionales, optan por el destierro porque a 2.066 kilómetros hay una isla esclava, metrópoli de delincuentes que se hicieron del Poder y que ya lleva 58 años padeciendo el horror de una tiranía que además fue y es el ejemplo a seguir tanto de Chávez como de sus herederos y no tomar eso en cuenta, más cuando un liderazgo opositor ruin nos ha enseñado de traiciones y vilezas y de lo perjudicial que es otorgar confianza a quienes ni la ganan ni la merecen, es suicida.
Tragedia que arropa a un Estado destruido y desmantelado. Un Estado sin instituciones, sin separación de Poderes y con una Constitución más moribunda que la que enterró Chávez y que es la burla de un régimen que remata con un hombre del que no se sabe ni dónde nació aunque muchos insisten en que es colombiano, y que ocupa la presidencia, y un sirio en funciones de vicepresidente, vinculado a los más tenebrosos movimientos terroristas islámicos y a carteles del narcotráfico.
Por eso no me canso de repetir que engañarnos no nos conduce a nada y que en la medida que asumamos la realidad podremos luchar contra este Narcoestado y sus engendros y que somos los ciudadanos los que debemos tomar la responsabilidad de poner punto final a esta tragedia.
[email protected] / @eleonorabruzual