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Para empezar, hay que dejar muy claro que todos, hasta los más sabios, somos unos ignorantes. La nota, del diez al cero, irá en función de la materia sobre la que nos examinen; podemos dividirlas en tres grandes grupos: cuestiones en las que pisamos firme; otras, en los que hemos oído campanas y, el resto, quizá miles, de las que no tenemos la menor idea.
Voy a explicar por qué creo que, en ciertas ocasiones, la ignorancia cuenta con cierta ventaja sobre la sabiduría; tomemos, por ejemplo, el tan aireado caso de la esposa del actual Presidente del Gobierno. Cualquier experto en Derecho, si le preguntan, navegará en un mar de dudas y medias razones: “es difícil probar tal delito… ese otro tal vez encaje en el artículo no sé cuántos…el de más allá depende de la interpretación de… Y así sucesivamente; tal parece que no fueran capaces de aclararse. O que no quisieran, que esa es otra. Y, en demasiados casos, bastante más probable.
Sin embargo, el ignorante no se anda con rodeos ni medias palabras; observa la montaña de cosas raras que ha hecho esta señora y sentencia: “Está hasta las cejas”.
También tendrá en cuenta dos significativos matices: es altamente improbable que una persona importante no se querelle inmediatamente contra cualquier información que considere injuriosa. ¿Por qué Begoña no lo ha hecho? Y luego está lo otro: se ha negado a declarar ante el Juez. No sé de ningún inocente que no pierda ocasión de explicarse; cierto es que esta mujer no parece tener muchas luces, pero también lo es que los Jueces cuentan con sobrada experiencia en recibir declaraciones; aunque Begoña se perdiese en vaguedades, el Juez en cuestión sabría al instante de qué lado está la razón.
Vamos ahora con otro asunto, nada despreciable; parece evidente que a Sánchez le interesa cuánto más follón mejor para que se hable menos de sus continuas tropelías, eso está claro; pero ¿y si lo que está buscando es que la encarcelen para justificar su divorcio? Desde luego, no está mal traído: El Presidente ha declarado públicamente que está muy enamorado de su esposa. ¿Tienen noticia ustedes de alguna declaración pública de Sánchez que no se haya demostrado una vil mentira? Contamos con todo el derecho del mundo a sospechar que anda en relaciones con otra dama y su costilla le estorba. No es descartable, ni mucho menos.
Sigamos; sin dejar a un lado esta posibilidad, demos un paso más. De ser Begoña inocente, es claro que se habría querellado, que se habría defendido contra quienes la injuriaron; en ese caso, su amante esposo le hubiera contratado el mejor abogado a su alcance y hubiera puesto cara triste en todas sus apariciones públicas; sin embargo, lo que ha hecho, a mí me parece que sólo tiene una explicación. Tenemos a la vista que Sánchez se lo está tomando como una cuestión personal. ¿No será porque, es exactamente eso, una cuestión personal? ¿A qué viene ese lanzar Ministros al ruedo hablando de fango y más fango, a sus Medios y esbirros varios dándonos a diario la tabarra con lo falsas que son las denuncias? Ha obligado a toda la gente a sus órdenes a llegar hasta el ridículo e, incluso, ir más allá todavía.
Eso no se explica únicamente como el deseo de defender a su señora; bien al contrario, sabe muy bien que Begoña no hubiera llegado muy lejos de no estar él detrás firmando cosas y allanándole el camino para negociar millones.
Desde luego que no; Sánchez tiene perfectamente claro que, como triunfe la Justicia, le esperan unos cuántos años de cárcel.
Como triunfe la Justicia, ahí está el quid.
El Señor Presidente cuenta hoy con potentes medios para impedirlo. A modo de ensayo, ha ordenado a sus lacayos en el Tribunal Constitucional que retuerzan todos los códigos, sabiendo que se están saliendo del tiesto, para liberar a los autores del mayor robo sufrido por España en siglos: los millones afanados a los andaluces que perdían su empleo.
Los progresistas suelen tener esos detalles con la clase trabajadora, qué le vamos a hacer. Son así.
Nuestro amado Presidente cree sentirse razonablemente seguro. Y no le falta razón.
Aún en el caso, poco probable, de que no consiguiera que el siguiente paso procesal fuera a parar a manos de un juez dócil, aún le quedarían unos cuántos cartuchos.
No olvidemos la amnistía, otro ensayo general con todo, por si le fallara hasta el último de sus trucos y acabara, finalmente en el banquillo.
La repercusión internacional que está teniendo el caso, le preocupa bastante más; no puede controlar a todo el extranjero, es demasiado grade.
Y allá fuera, prácticamente por unanimidad, también han sentenciado: “están hasta las cejas”. El matrimonio al completo, no sólo Begoña.
Reconozcan que esto se va pareciendo cada vez más a una novela de misterio; llena de intriga, a pesar de que sabemos desde la primera página quién es el “asesino”.