Las modas, pues que son modas
a cambiar están sujetas;
unas veces, a mejor,
otras, de mala manera,
pero no hay una que dure
pues todas son pasajeras
por su propia condición
que, si no, modas no fueran.
Si el baile consideramos,
un buen ejemplo nos muestra:
en último siglo y medio
un ritmo a otro suceda
pero con una constante,
su continua decadencia.
Allá por el diecinueve,
primera vuelta de tuerca
pues en los ricos salones
un nuevo tiempo comienza;
el baile ya no es coral
que ahora son las parejas
las que se abrazan al ritmo
del vals, natural de Viena,
nueva y hermosa aventura
las clases altas alegran
y poco a poco la adoptan
en todo tipo de fiestas
los pobres, a imitación
cómo no, de la nobleza.
El tango, poco después,
Gardel, figura señera,
popular desde el principio,
recorre la ruta inversa
nacido en los arrabales
cuando a los de arriba llega
descafeinado y ramplón
perderá toda su fuerza
Tras la Segunda Mundial,
mediados años cincuenta,
el más revolucionario,
de la juventud bandera,
que rock-and-roll lo llamaron
metáfora referencia
a la actividad sexual
para comunidad negra.
A partir de ahí, el desmadre:
caída que no se frena
lo que se dice bailar
ahora brilla por su ausencia;
le gente ya no se abraza,
sino que va toda suelta
no es sencillo adivinar
cuál con cuála se empareja;
en un ruido insoportable
retumban las discotecas
y el personal da saltitos,
tal como gimnasia sueca
y en tan grande algarabía
no puede haber quién se entienda.
Jurarán que están bailando,
pero no hay quién se lo crea.
Algo parecido ocurre
en la política aldea
porque aquí bailamos todos,
cómo no, con la más fea.
Al son que toca la mafia
esas sí que son trompetas
no las del Juicio Final
que el tal Juicio está en la tierra
con Tribunales corruptos
que emiten viles sentencias
punto final, decisivo,
a racional convivencia;
y no perdamos de vista
las canciones de la Prensa;
la vendida, manipula;
la libre, que no se entera,
tocan música de viento,
quiero decir, pedorretas.
Las Leyes, a cuál peor
engañosas en la letra
y sus indecentes notas
a pura barbarie suenan.
Otro perverso enemigo
llamado Unión Europea,
que de Unión tiene muy poco
pues todo lo desmantela
y el europeo apellido
puede decirse, le sienta,
como a un Cristo dos pistolas
pues a la nada lo lleva.
Los líderes de la cosa,
bailan todos que da pena
traicionando a sus naciones
control que grilletes cierra
ahoga las libertades
los derechos degenera
que en obligaciones quiere
convertirlos ¡Vaya tela!
Propician una invasión
que acabará en pocas décadas
con la población actual
escasa en su descendencia
que, prisionera en sus barrios,
aterrorizada, tiembla
y al llegar la oscuridad
toda en sus casas se encierra.
Y aquí nos tienen, danzando
como pollos sin cabeza
al son que toca esta gente
sin apenas una queja.
¡Ay, vals, rock-and-roll y tango!
Estandartes de una época
bellos tiempos que se fueron
cuando el baile, baile era,
cómo os echamos de menos
hoy en manos de una orquesta
que a diario toca a muerto
¡y lo peor es que acierta!
