NOS TOMAN POR IMBÉCILES

Romance del danzad, malditos

Luis XIII… y medio

Romance del danzad, malditos

Las modas, pues que son modas

a cambiar están sujetas;

unas veces, a mejor,

otras, de mala manera,

pero no hay una que dure

pues todas son pasajeras

por su propia condición

que, si no, modas no fueran.

Si el baile consideramos,

un buen ejemplo nos muestra:

en último siglo y medio

un ritmo a otro suceda

pero con una constante,

su continua decadencia.

Allá por el diecinueve,

primera vuelta de tuerca

pues en los ricos salones

un nuevo tiempo comienza;

el baile ya no es coral

que ahora son las parejas

las que se abrazan al ritmo

del vals, natural de Viena,

nueva y hermosa aventura

las clases altas alegran

y  poco a poco la adoptan

en todo tipo de fiestas

los pobres, a imitación

cómo no, de la nobleza.

El tango, poco después,

Gardel, figura señera,

popular desde el principio,

recorre la ruta inversa

nacido en los arrabales

cuando a los de arriba llega

descafeinado y ramplón

perderá toda su fuerza

Tras la Segunda Mundial,

mediados años cincuenta,

el más revolucionario,

de la juventud bandera,

que rock-and-roll lo llamaron

metáfora referencia

a la actividad sexual

para comunidad negra.

A partir de ahí, el desmadre:

caída que no se frena

lo que se dice bailar

ahora brilla por su ausencia;

le gente ya no se abraza,

sino que va toda suelta

no es sencillo adivinar

cuál con cuála se empareja;

en un ruido insoportable

retumban las discotecas

y el personal da saltitos,

tal como gimnasia sueca

y en tan grande algarabía

no puede haber quién se entienda.

Jurarán que están bailando,

pero no hay quién se lo crea.

Algo parecido ocurre

en la política aldea

porque aquí bailamos todos,

cómo no, con la más fea.

Al son que toca la mafia

esas sí que son trompetas

no las del Juicio Final

que el tal Juicio está en la tierra

con Tribunales corruptos

que emiten viles sentencias

punto final, decisivo,

a racional convivencia;

y no perdamos de vista

las canciones de la Prensa;

la vendida, manipula;

la libre, que no se entera,

tocan música de viento,

quiero decir, pedorretas.

Las Leyes, a cuál peor

engañosas en la letra

y sus indecentes notas

a pura barbarie suenan.

Otro perverso enemigo

llamado Unión Europea,

que de Unión tiene muy poco

pues todo lo desmantela

y el europeo apellido

puede decirse, le sienta,

como a un Cristo dos pistolas

pues a la nada lo lleva.

Los líderes de la cosa,

bailan todos que da pena

traicionando a sus naciones

control que grilletes cierra

ahoga las libertades

los derechos degenera

que en obligaciones quiere

convertirlos ¡Vaya tela!

Propician una invasión

que acabará en pocas décadas

con la población actual

escasa en su descendencia

que, prisionera en sus barrios,

aterrorizada, tiembla

y al llegar la oscuridad

toda en sus casas se encierra.

Y aquí nos tienen, danzando

como pollos sin cabeza

al son que toca esta gente

sin apenas una queja.

¡Ay, vals, rock-and-roll y tango!

Estandartes de una época

bellos tiempos que se fueron

cuando el baile, baile era,

cómo os echamos de menos

hoy en manos de una orquesta

que a diario toca a muerto

¡y lo peor es que acierta!

 

Luis XIII… y medio

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