Mientras nuestro ínclito, inefable y nunca bien ponderado presidente Sánchez disfruta de unas condiciones excelentes en La Mareta, dentro y fuera del palacio, a pesar de su paranoia que le ha llevado a poner un cordón sanitario de 400 metros a los ciudadanos del común, los ciudadanos del común estamos achicharraitos. Curiosamente, somos nosotros, los que hacemos posible con nuestros impuestos que nuestro presidente disfrute de unas vacaciones paradisiacas. Mientras, nosotros no disponemos ni vamos a disponer de la posibilidad de aire acondicionado debido a los altísimos costes de la energía que también se la pagamos a nuestro presidente con nuestros impuestos.
Me imagino que, a la vuelta de sus vacaciones, nuestro presidente preparará una performance para decirnos que España va como un cohete, que nunc a jamás se ha vivido en España como se vive desde que él ha entregado el timón a las ambiciones separatistas de Cataluña y País vasco. Olvidándose de hablar de esos 2,200.000 niños achicharraitos de calor por estar en el umbral de la pobreza, de esos ancianos que ni para comprar tomate para hacer un gazpacho fresco que mitigue su sed tienen, de esas familias que cuando ponen el ventilador porque sus ingresos no le dan para aire acondicionado, tienen que apagar la TV porque si no la factura se le dispara, ni de las 380 muertes directamente relacionadas con las altas temperaturas durante el pasado mes de junio.
Nuestro presidente, con su cara de arcángel compungido que está diciendo que nadie le agradece sus esfuerzos en La Mareta, nos explicará en esa performance preparada por sus palmeros, como junto a Illa y Zapatero con sendos Whiskies de 12 años, culminados con cuatro cubitos de hielo para apaciguar la sequedad de sus gargantas, que no la sequedad de sus corazones endurecidos por su codicia de dinero y poder, han estado días y días maquinando para llegar hasta 2027 y así evitar la llegada al poder de la ultraderecha que es la culpable de estos calores que nos tienen achicharraitos.
Si alguien cree que dejaremos de estar achicharraitos con la llegada del otoño, es que es más tonto que el tonto del pueblo. En el otoño seguiremos viviendo achicharraitos, no por las temperaturas, sino por los impuestos, la mierda maloliente, pútrida y cobarde de nuestros políticos en general y nuestro gobierno en particular. Achicharraitos por la corrupción de un gobierno que se achicharra a sí mismo entre las ingles de las prostitutas, los títulos universitarios “fake”, las fontaneras conseguidoras, un fiscal General del PSOE, que no del Estado y lo que puede terminar en demostrar la financiación ilegal del PSOE.
Este verano, mientras Sánchez reconfortaba su cuerpo aislándolo de los calores y evitando achicharrarse, nosotros nos achicharrábamos sin misericordia, Puede que en el otoño sea Sánchez el que termine achicharraito en su propia salsa, salsa compuesta de mentiras, títulos “fake”, concesiones de vergüenza a los catalanes y vascos, feminismo más falso que Judas; adobada esta salsa con las especias de su narcisismo, codicia de poder e hipocresía monumental
Y no olvidemos la posible financiación ilegal del PSOE.
