Someterse al matón no constituye ninguna garantía de seguridad. De la sumisión no se puede derivar una paz duradera. ¿Cuánto tienes que entregar de tu libertad y tu riqueza?. Al contrario, es un incentivo que aumenta el valor de la amenaza. Ningún sátrapa tiene límites. Para cuando el sátrapa se apercibe de su definitiva decadencia, la sumisión ha causado estragos insoportables. Lean «Los últimos días» sobre la agonía de Hitler. Como la justicia se convierte en injusticia cuando no se apresura a resolver lo urgente, como la salud se pierde cuando las citas y los diagnósticos se extinguen por defunción del paciente. Se trata de un entorno de decisión donde la incertidumbre crece en la medida que crece el diletantismo de los cómplices del canalla. Se trata de formas de consentimiento, de aquiesciencia culpable, del asesinato público e impúdico. Putin ha dispuesto la confiscación de 50000 millones de euros de las arcas de los paises comunitarios, ha dispuesto la confiscación de empresas occidentales privadas, y ha resuelto guardar para sí flotas enteras de aviones. ¿Puede admitirse que no se entreguen a Ucrania los fondos rusos de EuroClear?. Es la lógica de la ocupación, la piedad premia al verdugo, redobla el castigo a la víctima.
Aquello de mas vale morir con honra que vivir con vilipendio es una consigna moral no apta para pusilánimes ni cobardes. La inefable Comisión Europea ha entregado a China sus recursos, ha pagado y paga su seguridad a EEUU, mientras el ambiente se caldea hasta la ebullición amenazado por un poderío atómico de una banda de asesinos neocomunistas que pretenden restaurar el imperio del zar con bendición de la iglesia cismática ortodoxa. Es tan intolerable esta lógica que no cabría resistir de forma pasiva a una muerte anunciada. Si no puede reprocharse a Trump su desentendimiento por mor de defensa de sus intereses nacionales, tampoco puede esperarse de su actuación algo mas que defender sus intereses, incluso contra lo que podría constituir su barrera de seguridad por torpe que sea. Los valores que construyeron occidente y que fueron la luz del mundo decaen ante la bota militar del mas estúpido y analfabeto del bunker del Kremlin, cuando sería tan fácil su sistemático bombardeo, por no contar con las acciones que podrían implementarse para acabar con el canalla, en la lógica del Mosad. No hay razones para esperar de forma mágica los últimos días de Putin en el bunker moscovita. Siempre vence el que es capaz de aplicar la maxima violencia durante mayor tiempo. Si Ucrania pierde la guerra es por no dotarle de los recursos occidentales para ganarla. Es la lógica de cobardes cómplices. En la lógica de una guerra justa no caben argumentos ficticios y facciosos del tipo de los que ejerce el estúpido y analfabeto inquilino del Vaticano. Solo le falta su entrega al gran muftí de Ankara, como aquel muftí de Jerusalem que solicitó de Hitler la extinción de los judíos. ¿Cuantos nazis, como hoy, se hicieron musulmanes?. Hoy los islamocomunistas.
Allí donde no es posible aplicar toda la fuerza requerida, el trabajo a realizar no sería reocupar el territorio perdido sino destruir la habilidad del enemigo para que le resultaran útiles sus éxitos. A la postre, la reconstrucción de un territorio asolado implica mayores costes que su simple ocupación. El designio de los imanes musulmanes es tener a sus pueblos como rehenes y administrar los recursos que permiten su supervivencia engrasados por el dudoso pietismo de los occidentales. A este respecto, el planteamiento de ofrecer una vida mejor a los gazatíes allende su minúsculo territorio, es infinitamente mejor que mantenerlos en un estado tribal que administran a voluntad quienes les dominan. Un cambio de paradigma, admirable, que acabaría por extinguir ese sistema musulman que secuestra voluntades. La huida del infierno, o la pura deportación es tan útil y racional como extinguir esa dependencia del shogun islamista. En ocasiones la lógica de la huida es la mejor defensa, en otras la lógica del combate es la mejor defensa. De ningún modo servirá esa prédica que trata de propagar un Papa necio, cuando puede históricamente constatar que la batalla contra el arrianismo musulman ya está perdida. Nadie razonable cree en la virginidad de María, y nadie cree en un Cristo Dios. ¿Para que sirve refugiarse en la irracionalidad mientras no se empuñan con ferocidad las armas?. Las creencias son útiles si sirven al coraje de los pueblos, no siendo que como Lopez Obrador se odie uno a sí mismo, y eso mientras Scheinbaum alimenta el narcoterrorismo que permite su fugaz existencia. Hay siempre quien se solaza con su narcisismo. También pasará, pero tras un reguero sembrado de cadáveres. ¿Puede consentirse, puede soportarse?. Como saben los musulmanes, la fe cristiana no debe servir para perpetuar el esclavismo, y producir cobardes. Hay que tomar las riendas de quien se cree a sí mismo, organizar el tiempo y las armas para alzarse contra quienes amenazan nuestra libertad. Zelenski es un pionero de la vieja Europa y un profeta audaz y adelantado de la nueva. No puede haber descanso para el canalla de tentaciones totalitarias. Bien lo sabemos quienes sufrimos todos los días a un delincuente como Sanchez, el éxito de la infiltración catalanista en el origen de la Constitución Española, adornada por una monarquía inconsentida creada por la voluntad de las élites, cómplices del franquismo, hoy del sanchismo.
Existen victorias pírricas, donde el enemigo vence pero la utilidad de su victoria es ridícula o despreciable. Es desde luego una lógica dificil de digerir para un dirigente democrático que defiende su independencia como país y su libertad, pero muy fácil de digerir para quien administra su fuerza con el sólo propósito de controlar a su población, mantenerla en un estado de sumisión, que se alimenta de su pobreza, y ejerce de tirano con impudicia. Los rusos nunca conocieron la libertad. De nada sirvió el asesinato de Grigori Rasputin a la aristocracia enemiga del príncipe Félix Félixovich Yusúpov, conde Sumarókov-Elston. Pero la lógica era correcta, aplicar los mismos medios que hoy usa Putin contra sus enemigos. Los asesinatos selectivos de Putin tienen ese propósito de acabar con sus enemigos. Poco puede hacerse por obligarle a ceder lo que ya ha obtenido por sus propios méritos, sea cualquiera el coste pagado por quienes sometidos a su voluntad, le soportan. Los individuos son especialmente remisos a arriesgar su vida por un futuro desconocido, solo porque lo puedan suponer mejor. Más vale lo malo conocido que lo bueno por conocer. Es como la voluble imitación del otro por mas que se destruya el sujeto a sí mismo.
Rusia no ha conocido en su historia la democracia. La revolución bolchevique apenas cambió el estatuto de la nación, como un sistema feudal de corte esclavista, hasta la llegada del imperio soviético de Putin, de la misma cohorte de sucesores de Stalin. Y es muy negativo que pueda el ignorante conocer de pronto que existen otros mundos, y mejores. Es el tipo de miedo que alimentan las élites hacia lo que llaman ultraderecha. Pues así, Putin. Atemperado el carácter ruso por el mito de una gran nación cuyos beneficios a nadie alcanza, es fácil que la ideología o la religión alteren sustancialmente la conciencia de ser de un ciudadano. Decía Paul Sweezy que sería fácil el cambio político en los países europeos ocupados militarmente por el poder soviético, pero la revolución rusa, bajo el mito de haber resultado de una sublevación popular, difícilmente caería del mismo modo. Lo que sucede es que no conocen otra cosa. Así las cosas, la revolución rusa se heredó a sí misma en el sistema soviético, amparando a los insurgentes de la KGB, columna vertebral del mantenimiento de un sistema totalitario, nacido del asesinato selectivo de su propia población en nombre de la nación. ¡Que le insufle aire el Vaticano a Hamás, a Hezbollah, a Putin y a Maduro!. Esa singular muestra de falta de inteligencia, como si el pacífico se defendiera predicando la paz. No es lo mismo ser inofensivo que pacifico. Pacífico es el que pudiendo usar la fuerza se atempera al tiempo que se prepara. Muchos muestran esa manifiesta ignorancia de lo que Francisco de Vitoria llamó guerra justa.
