¡Cojan palomitas!
El empresario Víctor de Aldama no está por la labor de permitirle ni media a Santos Cerdán.
El exsecretario de Organización del PSOE compareció en el Senado en la comisión del ‘caso Koldo‘ para dar cuenta de las últimas informaciones que le tienen como protagonista de una trama pringada de corrupción.
Pese a todo, el socialista de Milagro (Navarra) quiso eludir cualquier tipo de relación con Víctor de Aldama:
Pues ya que no ha hablado nadie de Aldama, hablo yo de Aldama. El señor Aldama sale de prisión por una declaración falsa en la que me imputa a mí la entrega de un sobre con 15.000 euros en frente de un bar en Ferraz. Seguramente al lado del furgón de la policía que siempre está allí. Esa declaración falsa, el señor Aldama no puede mostrar ni un mensaje mío, ni una conversación conmigo, ni una fotografía conmigo. Nunca ha estado conmigo ese señor. De esa declaración falsa sale el auto del 4 de febrero en el cual hoy estamos aquí.

El empresario, nada más tener constancia de las palabras de Santos Cerdán en la Cámara Alta, fue a degüello:
Señor Cerdán, su memoria no solo es corta, sino claramente selectiva cuando le conviene. Yo estuve con usted físicamente una única vez, y la recuerdo perfectamente: fue cuando, actuando con absoluta avaricia, discutió con su amigo Koldo y dejó claro que no podíamos entrar en su cupo, advirtiendo de que aquello conllevaba una multa. Esa multa fue de 15.000 euros, cantidad que le entregué personalmente en el bar situado frente a Ferraz.
Tiró de fina ironía para meter en el zasca la controvertida empresa de Servinabar:
La urgencia de aquel momento solo puede explicarse porque las tarjetas de Servinabar no funcionaban o carecían de fondos suficientes. En lugar de dedicar su tiempo a hablar de mí, haría bien en preocuparse por usted mismo, porque sus problemas son serios y, le aseguro, no han hecho más que empezar. Y, por cierto, lo que usted ha hecho hoy con una senadora que ha sufrido un asesinato en su familia es moralmente repugnante y propio de alguien carente de toda humanidad. Pero, en fin, no sorprende viniendo de quien viene. Y si todo lo que afirmo fuera mentira, explíqueme entonces por qué estamos en esta situación. Si considera que su honor ha sido vulnerado, denúncieme sin demora, señor Cerdán.