Entre el spam, las estafas y la inteligencia artificial: el trasfondo del silencio

Por qué la Generación Z no dice ‘hola’ ni ‘dígame’ al teléfono y espera que hables tu

El silencio inicial de los jóvenes al responder llamadas desconcierta a mayores pero tiene razones de peso en la era digital

Por qué la Generación Z no dice 'hola' ni 'dígame' al teléfono y espera que hables tu

¿Alguna vez has llamado a un joven y, tras varios tonos, te encuentras con un silencio incómodo?

No es que la Generación Z —esos nacidos entre mediados de los 90 y principios de los 2000— haya olvidado los modales. Simplemente, sus códigos para el teléfono han cambiado tanto como el propio aparato desde que dejó de estar anclado a la pared del pasillo familiar.

Hoy muchos jóvenes descuelgan, esperan y no sueltan ni un “hola”. ¿Por qué ese mutismo? La respuesta es más lógica y menos dramática de lo que parece.

Una explicación recurrente entre expertos es el imparable aumento de llamadas spam y estafas telefónicas.

Los sistemas automáticos suelen activar mensajes grabados solo tras oír un saludo como “hola”. Así, si quien descuelga permanece callado, evita dar pie a máquinas o a intentos de phishing telefónico. La estrategia se ha convertido en una especie de autodefensa digital: si quien llama no se identifica primero, el receptor simplemente cuelga o bloquea el número sin más contemplaciones.

A este motivo se suma una preocupación cada vez más extendida: los fraudes mediante inteligencia artificial. Especialistas en ciberseguridad han advertido que incluso una simple grabación de voz —como un inocente “hola”— podría ser capturada y utilizada para suplantaciones de identidad o fraudes automatizados. Por eso, muchos jóvenes optan por respuestas aún más impersonales o neutras, sacrificando la cortesía tradicional en favor de su seguridad personal.

De la cortesía al control: cómo cambian los roles en la llamada

Para la Generación Z, la responsabilidad de hablar primero recae sobre quien realiza la llamada. Desde su perspectiva, carece de sentido que sea al contrario. Si te interesa hablar conmigo, toma tú la iniciativa —parecen decir con ese silencio—. Esta actitud choca frontalmente con las normas tradicionales aprendidas por generaciones anteriores, donde el receptor saludaba primero casi por reflejo.

El salto del teléfono fijo al móvil ya supuso una revolución: las llamadas pasaron de ser colectivas (con toda la familia pendiente) a directas e individuales. Hoy el buzón de voz está en desuso y los mensajes personalizados han desaparecido. Las llamadas espontáneas generan recelo; lo habitual es concretar previamente por mensaje y cualquier llamada inesperada puede percibirse como una invasión del espacio personal.

No es mala educación: razones detrás del cambio

Lejos de ser un simple acto de mala educación, este nuevo comportamiento responde a factores sociales y tecnológicos:

  • Desconfianza ante lo desconocido: El miedo a ser víctima de fraudes hace que muchos prefieran no dar ninguna pista vocal.
  • Control sobre la interacción: Mensajes escritos o audios permiten pensar antes de responder y evitan el estrés del directo.
  • Ahorro de tiempo: La generación Z valora la eficiencia; si no conocen al interlocutor o perciben que una llamada puede ser irrelevante o intrusiva, prefieren no invertir energía en ella.
  • Nuevos códigos sociales: Esperan que quien inicia la interacción tome también la palabra primero; es una regla no escrita pero asumida en su círculo.

Un estudio citado recientemente revela que un 81% de jóvenes experimenta incomodidad al recibir llamadas telefónicas. Además, para muchos —un 75%— las llamadas interrumpen su espacio personal. El resultado: casi uno de cada cuatro jóvenes ni siquiera contesta el teléfono si no reconoce el número.

¿Quiénes son realmente los Z?

La Generación Z se define por varios rasgos clave:

  • Nativos digitales: Han crecido rodeados de tecnología e internet; para ellos, lo virtual es tan real como lo físico.
  • Prácticos y realistas: Prefieren soluciones directas y evitan perder tiempo en formalidades innecesarias.
  • Comprometidos con la diversidad: Son críticos con viejos prejuicios y buscan entornos inclusivos.
  • Autónomos pero colaborativos: Valoran su independencia pero tampoco dudan en pedir ayuda cuando lo consideran útil, incluso en cuestiones laborales como preparar un currículum.

En comparación con sus padres (generación X o baby boomers), que valoraban estabilidad y estructura, los Z priorizan autonomía y flexibilidad. La brecha generacional se amplía cuando se trata de comunicación: para muchos mayores, hablar por teléfono es sinónimo de cercanía; para los jóvenes, puede resultar invasivo o poco eficiente.

De las llamadas al “escribiendo…”: así se comunican ahora

No es que los jóvenes se comuniquen menos; todo lo contrario. Pero han trasladado gran parte de sus interacciones al terreno escrito: chats instantáneos, mensajes directos en redes sociales y audios editables. Estas formas permiten:

  • Organizar ideas antes de responder.
  • Evitar malentendidos.
  • Mantener cierto control emocional sobre lo que comparten.

El “escribiendo…” ha sustituido al tono de llamada como señal inequívoca de interacción. Para las marcas y empresas esto supone todo un reto: insistir con llamadas sin aviso puede ser contraproducente e incluso dañar su imagen entre este público exigente.

Breve repaso generacional

Para ponerlo en contexto:

GeneraciónAños aproximadosCaracterísticas clave
Baby Boomers1946-1964Estabilidad laboral, tradición
Generación X1965-1980Adaptación tecnológica gradual
Millennials (Y)1981-1996Internet emergente, flexibilidad
Generación Z1997-2012Nativos digitales, pragmatismo

Así pues, si llamas a alguien joven y solo escuchas silencio… no te alarmes ni pienses mal. Quizá solo estés frente a una nueva norma social forjada entre algoritmos, estafas telefónicas y un deseo —muy humano— de mantener el control sobre tu propia voz.

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Autor

Alfonso Rojo

Alfonso Rojo, director de Periodista Digital, abogado y periodista, trabajó como corresponsal de guerra durante más de tres décadas.

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