El verano tecnológico de 2025 está resultando especialmente caluroso para Apple.
La salida de un cuarto experto en inteligencia artificial, que se suma a una serie de fugas recientes, ha dejado a la compañía en una posición vulnerable y ha reforzado el músculo de Meta en la carrera global por dominar la próxima ola de innovación digital.
La noticia no ha sorprendido a quienes siguen de cerca la feroz competencia por el talento en IA, pero sí ha generado un claro nerviosismo en Cupertino. Las alarmas no solo suenan por la salida de un ingeniero más, sino porque el goteo parece ya una hemorragia difícil de contener.
La marcha de perfiles como Ruoming Pang, responsable de modelos fundacionales de IA en Apple, marca un antes y un después en la estrategia de la compañía. Meta, con sus millonarios paquetes salariales y una promesa de mayor autonomía tecnológica, se ha convertido en el destino favorito de estos cerebros fugados.
El resultado: Apple pierde talento y, lo que es peor, confianza interna justo cuando más la necesita.
Un efecto dominó en la moral y la estrategia de Apple
La reacción en Apple no se ha hecho esperar. Los responsables de la compañía, ahora con Craig Federighi y Mike Rockwell supervisando el área, insisten a los ingenieros que su trabajo sigue siendo crucial para el futuro de la empresa y que el desarrollo interno de IA es prioritario. Sin embargo, los hechos pesan más que las palabras. La incertidumbre y la sensación de estar quedándose atrás respecto a competidores como Meta, Google o Samsung, se han instalado en el equipo de IA de Apple.
Para añadir sal a la herida, la diferencia de remuneración es abismal: mientras Meta ofrece paquetes que oscilan entre 10 y 40 millones de dólares anuales, Apple apenas ha incrementado los sueldos de sus expertos en IA, situándose muy lejos de poder igualar la apuesta de sus rivales. Esta brecha ha provocado que la retención del talento se convierta en una batalla cuesta arriba.
La presión por innovar y los cambios recientes en la dirección de Apple, con la salida de figuras históricas y la reestructuración de equipos, no han ayudado a calmar los ánimos. Incluso se ha puesto en duda la continuidad de Tim Cook como CEO, con voces que reclaman un liderazgo más enfocado en producto y menos en logística, como el que ejercía el mítico Steve Jobs.
Meta: el gran beneficiado de la fuga de talento
Mientras en Apple se multiplican las reuniones de urgencia, en Meta celebran. Con cada fichaje estrella, la empresa matriz de Facebook, Instagram y WhatsApp no solo refuerza su laboratorio de Superintelligence Labs, sino que además envía un mensaje contundente al mercado: aquí está el epicentro de la innovación en IA. Esta política agresiva de contratación, combinada con una cultura interna más flexible y menos restrictiva en privacidad y estructura, ha convertido a Meta en un imán para los expertos del sector.
El efecto ya se percibe en el mercado: Meta consolida su posición y acelera el desarrollo de modelos de IA generativa y aplicaciones avanzadas que podrían redefinir el futuro de la interacción digital. La competencia por el talento en IA se ha convertido en un juego de suma cero, donde lo que pierde uno lo gana directamente el otro.
Innovación, privacidad y el dilema de la externalización
La crisis de talento en Apple ha obligado a la compañía a replantearse su estrategia. Por un lado, mantiene su apuesta por el desarrollo propio con Apple Intelligence, una IA que prioriza la privacidad y el procesamiento local en el dispositivo, buscando diferenciarse de la competencia. Sin embargo, las limitaciones técnicas impuestas por esta filosofía, sumadas a la falta de expertos clave, han ralentizado el progreso.
El dilema se agrava ante la posibilidad de tener que recurrir a tecnología de terceros, como OpenAI o Anthropic, para potenciar Siri y otras aplicaciones. Esta opción, aunque pragmática, genera rechazo entre parte del equipo, que la ve como una admisión de derrota. La reciente reorganización interna ha dejado fuera de juego a figuras como John Giannandrea, fichado en su día como gurú de la IA y ahora apartado de la supervisión directa de los proyectos más estratégicos.
El futuro de Apple: ¿adquisiciones, alianzas o reinvención?
En este contexto de tensión y urgencia, Apple explora movimientos más agresivos, como la posible adquisición de startups especializadas en IA. El caso de Perplexity, una joven compañía que ha revolucionado la búsqueda conversacional mediante inteligencia artificial, ilustra este nuevo enfoque: si no puedes retener a los mejores, cómpralos. Sin embargo, no está claro si la cultura corporativa de Apple, más rígida y enfocada en el secretismo, podrá integrar con éxito a estos nuevos talentos externos.
El sector tecnológico asiste así a un momento de inflexión. Las grandes empresas ya no pueden fiarse solo de su marca o de su ecosistema para atraer a los mejores. La guerra por el talento en IA es global, multimillonaria y, sobre todo, impredecible. Apple, que hasta hace poco marcaba el paso en innovación, se enfrenta ahora al reto de reinventarse para no quedar relegada en la carrera que definirá el futuro de la tecnología y la economía digital.
Claves para entender el pulso Apple-Meta en inteligencia artificial
- Cuatro expertos clave de IA han dejado Apple en los últimos meses, la mayoría atraídos por Meta.
- Meta ofrece salarios y paquetes de incentivos muy superiores a los de Apple, lo que ha sido determinante en la fuga de talento.
- La moral interna en Apple está resentida, con una sensación de estancamiento frente al avance de la competencia.
- Apple mantiene su apuesta por una IA centrada en la privacidad y el procesamiento local, pero las limitaciones técnicas y la falta de personal especializado amenazan con dejarla rezagada.
- La compañía sopesa adquisiciones estratégicas y la colaboración con terceros como OpenAI, aunque esto supone un cambio de rumbo respecto a su tradicional desarrollo interno.
- Meta emerge como el principal beneficiado, consolidando su posición y acelerando su innovación en IA.
La batalla está servida y, como suele ocurrir en Silicon Valley, el desenlace es incierto. Lo que está claro es que la inteligencia artificial no solo redefine productos y servicios, sino también las reglas del juego en la guerra del talento tecnológico. Los próximos meses prometen nuevos giros y, probablemente, más de una sorpresa. Por ahora, Meta sonríe y Apple, por primera vez en mucho tiempo, mira de reojo.
