340.000 hectáreas calcinadas solo en agosto

‘Copernicus’: Así se ven en este momento desde el espacio los incendios que arrasan España

La tecnología espacial revela la magnitud de la magnitud de la tragedia y salta la alerta sobre la gestión y el abandono rural

Los incendios que en este momento arrasan España, vistos desde el espacio
Los incendios que en este momento arrasan España, vistos desde el espacio. PD

Desde cientos de kilómetros sobre la superficie terrestre, los satélites del programa Copernicus observan incansables los paisajes de España.

Sus sensores no descansan, y este mes de agosto han captado imágenes que desafían cualquier adjetivo: cerca de 340.000 hectáreas calcinadas solo en agosto, superando con creces el peor registro del siglo XXI.

El drama se concentra especialmente en el noroeste peninsular, con provincias como Zamora, Ourense y León convertidas en epicentro del fuego.

A día de hoy, 20 de agosto de 2025, los datos provisionales del Sistema Europeo de Información sobre Incendios Forestales (EFFIS), gestionado por Copernicus, dibujan un escenario dantesco: España ya ha batido su récord de hectáreas quemadas desde 1994, y el año aún no ha terminado.

La ola de calor que azota la península, combinada con una primavera lluviosa y un abandono progresivo de la gestión forestal, ha creado la tormenta perfecta para los incendios forestales más voraces en décadas.

Tecnología espacial al servicio de la gestión ambiental

Pero ¿qué hace exactamente Copernicus? Este programa de observación de la Tierra de la Unión Europea utiliza una constelación de satélites Sentinel para monitorizar nuestro planeta con precisión milimétrica. Sus imágenes permiten a científicos y autoridades:

  • Detectar focos activos en tiempo real.
  • Medir la extensión exacta de las áreas afectadas.
  • Evaluar el avance y el perímetro del fuego casi hora a hora.
  • Analizar las condiciones meteorológicas que favorecen la propagación.

La información obtenida se comparte con administraciones públicas, servicios de emergencia y organismos internacionales. Así, se pueden tomar decisiones rápidas sobre evacuaciones, despliegue de medios o declaración de zonas de emergencia. Es como tener un ejército silencioso vigilando cada centímetro cuadrado del territorio español desde el espacio.

Un verano catastrófico: cifras que asustan

Las imágenes satelitales no mienten: hasta principios de agosto, 2025 parecía un año relativamente tranquilo. Pero en apenas dos semanas, todo cambió. De las 47.000 hectáreas quemadas antes del 5 de agosto se ha pasado a más de 382.000 hectáreas arrasadas al cierre del día 19. La comparación es demoledora: se han quemado extensiones equivalentes a toda Gipuzkoa y más de la mitad de Álava en apenas quince días.

En los últimos quince días se han producido cinco de los diez mayores incendios forestales registrados en España en lo que llevamos de siglo XXI. Solo 52 incendios acumulan el 95% del área calcinada, una cifra inédita hasta ahora.

Meteorología extrema: cuando la “regla del 30” lo complica todo

Los expertos llaman “regla del 30” a una combinación letal: temperaturas superiores a 30 °C, vientos por encima de 30 km/h y humedad relativa menor al 30 %. Estos ingredientes se han dado con frecuencia este verano, creando condiciones óptimas para la propagación rápida e incontrolada del fuego.

La Agencia Estatal de Meteorología (AEMET) y Copernicus han lanzado alertas por riesgo extremo casi a diario. Y no es para menos: las imágenes satelitales muestran cómo las llamas saltan carreteras, devoran cultivos y obligan a evacuar miles de personas.

El abandono rural y sus consecuencias

No todo es culpa del clima. El abandono progresivo del campo español —especialmente en zonas envejecidas y despobladas— ha incrementado el riesgo incendiario. Nueve de cada diez localidades afectadas por los incendios sufren despoblación aguda; menos gente significa menos gestión forestal, menos vigilancia y más vegetación seca acumulada.

La falta de prácticas tradicionales como la ganadería extensiva —que ayuda a mantener limpio el monte— agrava aún más el problema. Los expertos insisten: combatir los incendios no es solo cuestión de apagar llamas, sino también de gestionar el territorio para hacerlo menos inflamable.

Críticas a la gestión y advertencias ignoradas

En medio del desastre surge otra polémica: según informes recientes, el Tribunal de Cuentas advirtió al Gobierno sobre una mala gestión en los medios contra incendios, pero sus recomendaciones fueron ignoradas. Se señala falta de inversión preventiva frente a la extinción, escasa coherencia en los planes autonómicos y una ausencia preocupante de modelos agroforestales resilientes.

La administración ha anunciado que instaurará las primeras zonas declaradas como emergencia en los territorios afectados a partir del 26 de agosto. Sin embargo, muchos expertos creen que estas medidas llegan tarde para evitar daños irreparables tanto sociales como ecológicos.

El impacto social: pueblos vacíos y vidas truncadas

La devastación va mucho más allá del paisaje calcinado:

  • Al menos cuatro víctimas mortales confirmadas hasta ahora.
  • Miles de personas evacuadas.
  • Decenas de municipios afectados por cortes ferroviarios y carreteras bloqueadas.
  • Pérdida irreversible para cultivos, ganaderías y explotaciones forestales familiares.

Las regiones más golpeadas —Galicia, Asturias, Castilla y León y Extremadura— coinciden con las zonas más despobladas del país, lo que dificulta aún más cualquier intento serio por recuperar el territorio tras el incendio.

Ciencia satelital al detalle: ¿cómo funciona Copernicus?

El secreto está en su tecnología:

  • Satélites Sentinel equipados con sensores multiespectrales capaces de captar imágenes infrarrojas térmicas.
  • Algoritmos avanzados que procesan grandes volúmenes de datos para identificar anomalías térmicas asociadas al fuego.
  • Mapas interactivos accesibles online donde cualquier ciudadano puede consultar datos actualizados casi en tiempo real.
  • Integración con sistemas nacionales como la Estadística General de Incendios Forestales (EGIF) para mejorar la coordinación entre administraciones.

Gracias a Copernicus, hoy se pueden predecir escenarios catastróficos antes incluso de que ocurran… si hay voluntad política para interpretar esas señales.

Última hora: focos activos y reactivación constante

A esta fecha, todavía hay decenas de focos activos especialmente en Galicia, Asturias, Castilla y León y Extremadura. Se han reactivado circulaciones ferroviarias entre Madrid y Asturias tras varios cortes por humo intenso; mientras tanto, continúan las labores incansables tanto aéreas como terrestres para frenar el avance implacable del fuego.

Curiosidades científicas sobre incendios vistos desde el espacio

La ciencia detrás del monitoreo satelital está llena de sorpresas:

  • Los satélites pueden detectar focos ígneos invisibles desde tierra gracias a su capacidad para captar radiación infrarroja emitida por las llamas incluso bajo nubes o humo espeso.
  • Las imágenes nocturnas revelan cómo el calor residual persiste horas después del incendio activo; esto ayuda a prever posibles rebrotes.
  • Se calcula que el humo generado por estos grandes fuegos puede viajar miles de kilómetros, afectando incluso la calidad del aire en ciudades alejadas o países vecinos.
  • Algunas especies vegetales tienen semillas que solo germinan tras pasar por un incendio; los satélites ayudan a estudiar estos procesos ecológicos post-fuego.
  • El cambio climático intensifica la frecuencia e intensidad incendiaria según modelos predictivos basados en datos satelitales históricos; así se anticipa qué regiones serán “zona caliente” en años venideros.

¿Sabías que…?

  • Las cenizas detectadas desde Copernicus han llegado hasta Francia e Italia este verano… ¡un souvenir nada deseado!
  • El sistema EFFIS cataloga cada incendio mayor según su huella térmica registrada digitalmente; hay “incendios estrella” dignos del Hollywood climático.
  • Algunos bomberos consultan mapas satelitales antes incluso que sus mandos reciban partes oficiales: rapidez espacial frente al papeleo terrenal.

El espacio vigila; nosotros decidimos si aprendemos o volvemos a tropezar con las mismas llamas.

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