El pasado fin de semana, el Palazzo Maffei de Verona se convirtió en el centro de todas las miradas y no precisamente por la calidad de sus exposiciones.
Una pareja de turistas, en su afán por inmortalizar el momento con un selfie, acabó por destrozar la icónica Van Gogh Chair, una escultura creada por el artista italiano Nicola Bolla y recubierta con miles de cristales Swarovski.
El incidente, que fue captado por las cámaras de seguridad del museo, ha vuelto a poner sobre la mesa el debate sobre los límites del turismo digital y la fragilidad del patrimonio cultural ante la dictadura de la imagen.
En las imágenes se aprecia cómo el hombre espera a que el personal del museo se aleje antes de sentarse tranquilamente sobre la obra mientras su acompañante prepara el móvil para capturar la foto.

La estructura, pensada únicamente para exhibición, colapsa bajo su peso y queda gravemente dañada. Instantes después, ambos abandonan rápidamente la sala sin avisar ni mostrar remordimiento alguno.
La directora del museo, Vanessa Carlon, no ha tardado en calificar lo sucedido como “la peor pesadilla para cualquier institución cultural”, enfatizando que “el arte no solo se ve, se ama y se protege”.
El museo evalúa posibles acciones legales conforme al Código del Patrimonio Cultural italiano, ya que los daños podrían superar los 43.000 euros.
Italy’s Palazzo Maffei Museum has released footage showing a Ukrainian refugee couple damaging a $50,000 art piece—a Swarovski crystal-covered chair by Nicola Bolla, created as a tribute to Van Gogh. The video captures the husband knocking over the chair while attempting to take… pic.twitter.com/WVXBkvycP7
— I Meme Therefore I Am 🇺🇸 (@ImMeme0) June 15, 2025
La ‘Van Gogh Chair’: una joya inspirada en el genio neerlandés
La pieza destruida no era un simple objeto decorativo. Se trataba de una silla artística inspirada en la famosa pintura El dormitorio de Vincent van Gogh, reinterpretada por Nicola Bolla y recubierta meticulosamente con cristales tallados. Su presencia en el Palazzo Maffei formaba parte de un recorrido que incluye obras de artistas como Picasso, Magritte o Hokusai, lo que subraya el nivel de las colecciones que alberga este museo veronés.
El valor artístico y simbólico de la Van Gogh Chair iba mucho más allá de su precio material: representaba un puente entre el arte clásico y la contemporaneidad, entre la pintura y la escultura, entre lo artesanal y lo conceptual.
Selfies y destrucción: una tendencia peligrosa
Lo ocurrido en Verona no es un caso aislado. La obsesión por conseguir la imagen perfecta ha provocado múltiples accidentes en museos y monumentos históricos alrededor del mundo:
- En 2018, un niño tropezó y dañó una escultura en un museo mientras sus padres intentaban sacarle una foto.
- En el Museo Hermitage, otro visitante fue expulsado tras intentar subirse a una obra para hacerse un selfie.
- En 2020, varios turistas dañaron una estatua centenaria en Roma al sentarse sobre ella para una foto viral.
Las redes sociales están repletas de ejemplos donde la estupidez del selfie supera cualquier límite: desde caídas frente a acantilados hasta accidentes en exposiciones temporales. El fenómeno ha dado pie incluso a términos como “selfie-stupidity” o “turismo destructivo”, reflejando cómo la foto puede llegar a importar más que el propio monumento o acontecimiento.
Ranking: Las obras más famosas dañadas por selfies
| Puesto | Obra / Monumento | Lugar | Año | Daño causado |
|---|---|---|---|---|
| 1 | Van Gogh Chair (Nicola Bolla) | Verona | 2025 | Destrucción parcial |
| 2 | Estatua romana del siglo XIX | Cremona | 2020 | Pérdida irrecuperable |
| 3 | Escultura barroca San Miguel | Lisboa | 2016 | Roto brazo por fotografía |
| 4 | “Ecce Homo” restauración fallida | Borja | 2012 | Alteración irreversible |
| 5 | Fuente de Neptuno | Florencia | 2017 | Desprendimiento por escalada |
Curiosidades y datos locos sobre selfies (y accidentes)
- Según datos recientes, cada año se producen más de 50 accidentes graves relacionados con selfies en museos y espacios culturales.
- Algunos museos han comenzado a instalar señales específicas contra selfies o incluso han prohibido los palos extensibles.
- El término “selfitis” se propuso como trastorno psicológico relacionado con la obsesión por autorretratarse.
- En ciertas aseguradoras británicas ya existe una póliza especial para cubrir daños causados por turistas distraídos con sus móviles.
¿Qué hacemos ahora? Debate abierto sobre seguridad y educación
El incidente ha desatado indignación tanto entre expertos como entre usuarios anónimos: “Vergonzoso”, “falta total de civismo”, “irrespetuoso”… son algunos de los comentarios más repetidos en redes tras ver las imágenes. El museo ya ha iniciado una campaña bajo el lema “El arte no solo se ve, se ama y se protege”, pidiendo mayor concienciación social.
Las preguntas que surgen son evidentes:
- ¿Se debería limitar o prohibir el uso del móvil en determinadas salas?
- ¿Hace falta reforzar las medidas de seguridad alrededor de piezas especialmente delicadas?
- ¿Es necesario exigir mayor educación cultural a los visitantes?
Mientras tanto, instituciones culturales italianas recuerdan que dañar patrimonio puede implicar sanciones civiles o penales. Aunque todavía no hay confirmación oficial sobre si los responsables han sido localizados ni qué consecuencias afrontarán finalmente, lo cierto es que este episodio ha servido como llamada de atención internacional sobre los peligros —a veces absurdos— del culto al selfie.
Más allá del postureo: ¿se está perdiendo el sentido original del viaje?
Viajar solía ser sinónimo de descubrir, observar, aprender. Hoy, muchas veces parece bastar con demostrarlo online. La paradoja es clara: cuanto más compartimos instantáneas perfectas, menos tiempo dedicamos a contemplar realmente aquello que tenemos delante.
La historia reciente del arte está plagada ya de capítulos protagonizados por turistas distraídos o temerarios. Quizá haya llegado el momento —como apuntan desde Verona— de devolverle al arte su espacio sagrado frente al ruido incesante del click digital.

