Ayer Neymar no acabó del todo contento el partido. El brasileño sigue sin estar en su mejor momento de forma y ayer falló dos ocasiones muy claras. Su ansiedad por marcar era tal que incluso Luis Suárez le cedió un penalti para acabar con su sequía.
Por eso, tras el pitido final la cara de Neymar era todo un poema. Sabe que no está jugando bien, y eso le duele.