El serbio, séptimo en el ranking mundial, venció al español Carlos Alcaraz, número tres, por 4-6, 6-4, 6-3 y 6-4, asegurando su pase a las semifinales del Abierto de Australia, donde busca conquistar su undécimo título, un récord absoluto en Melbourne.
El duelo era uno de los más esperados del torneo, enfrentando a un Djokovic con hambre de historia —en busca de su 25º Grand Slam— y a un Alcaraz que, a sus 21 años, aspiraba a romper su mala racha en Australia, el único torneo que aún no ha conquistado.
El primer set fue un auténtico golpe de autoridad del joven tenista español. A pesar de un inicio complicado, donde necesitó tres juegos para adaptarse al fuerte viento, Alcaraz mostró un nivel altísimo, castigando con su resto y llevándose el parcial por 6-4. El público, claramente volcado con el joven talento, comenzó a soñar con la sorpresa.
Sin embargo, Djokovic tenía otros planes. En el segundo set, el serbio tomó la iniciativa con un temprano quiebre, apoyándose en su experiencia y en un servicio infalible. Aunque en ciertos momentos mostró molestias en su muslo izquierdo vendado, logró nivelar el marcador con un revés a dos manos simplemente espectacular, dejando claro que aún tenía mucho tenis por mostrar.
El partido se volvió un espectáculo digno de una final. Cada punto era un intercambio de calidad, con ambos jugadores arrancando ovaciones del público.
Pero mientras Alcaraz parecía perder fuelle, Djokovic crecía en confianza. Sus celebraciones desafiantes —besos a las tribunas y gestos provocadores— añadieron drama a un ambiente ya electrizante.
El cuarto set comenzó con Alcaraz luchando contra corriente. Visiblemente incómodo por molestias en su costado izquierdo, el español no pudo igualar la intensidad del serbio. A pesar de intentar forzar un quinto set con una última demostración de coraje, desperdició dos bolas de quiebre clave en el octavo juego, y con ello, su oportunidad de alargar el partido.
Djokovic, implacable, cerró el encuentro con la precisión y determinación que lo han llevado a dominar Melbourne durante más de una década. Ahora, con su lugar en las semifinales asegurado por duodécima vez en su carrera —un registro superado únicamente por Roger Federer (15)—, enfrentará al alemán Alexander Zverev, quien previamente eliminó al estadounidense Tommy Paul.
El camino de Alcaraz en Australia concluye, una vez más, en cuartos de final. Pero su esfuerzo y calidad en esta edición dejan claro que el futuro del tenis sigue en buenas manos. Por ahora, Djokovic sigue siendo el rey indiscutible del Abierto de Australia, y con la mirada puesta en la historia, busca añadir un capítulo más a su leyenda.

