La pandemia de la covid-19 transformó radicalmente los hábitos laborales en todo el mundo. En España, el teletrabajo se convirtió en una necesidad repentina para miles de empleados públicos. Cinco años después, lejos de ser una medida temporal, el trabajo remoto se ha consolidado como una modalidad habitual para casi la mitad de los funcionarios, marcando un contraste claro con lo que ocurre en la empresa privada.
El teletrabajo público: cifras que hablan
Según los últimos datos del Ministerio para la Transformación Digital y de la Función Pública, publicados en enero de 2025, un 48,8% de los empleados públicos de la Administración General del Estado disfrutaba de jornadas de teletrabajo. Esto significa que unos 86.000 funcionarios, sobre un total aproximado de 176.000 efectivos analizados, seguían trabajando desde casa cinco años después del estallido pandémico.
Esta proporción casi duplica la registrada en 2022, cuando apenas un 25% trabajaba a distancia. El cambio es aún más notable si se compara con el sector privado: mientras que solo un 14% de los ocupados totales en España mantiene alguna jornada semanal de teletrabajo, entre los funcionarios esta práctica se ha convertido en norma.
¿Por qué tantos funcionarios siguen teletrabajando?
Las razones detrás del auge del teletrabajo en la administración pública son variadas:
- Digitalización acelerada: La covid forzó a muchas instituciones a digitalizar procesos y servicios en tiempo récord.
- Conciliación familiar: El trabajo remoto ha facilitado la vida personal y familiar de miles de empleados públicos.
- Mayor flexibilidad: Muchos puestos administrativos y técnicos pueden desempeñarse perfectamente sin presencia física.
- Productividad: Diversos estudios internos señalan que, para tareas no ligadas a atención al público, el rendimiento no solo no cae, sino que mejora.
Además, el régimen laboral en la administración pública ha sido más receptivo a las demandas sindicales y sociales que reclaman modelos híbridos o remotos permanentes.
¿Quién puede teletrabajar en la Administración?
No todos los funcionarios disfrutan del mismo nivel de flexibilidad. Los puestos más ligados al teletrabajo son:
- Cuerpos generales administrativos y auxiliares administrativos (gestión documental, bases de datos).
- Técnicos informáticos o especialistas en administración digital.
- Técnicos estadísticos y analistas de datos.
- Técnicos auxiliares o superiores de bibliotecas y archivos (especialmente en digitalización).
Sin embargo, aquellos con funciones ligadas a la atención presencial (ventanillas, registros) siguen acudiendo físicamente a sus puestos.
Desigualdades y arbitrariedad territorial
Una cuestión que genera debate es la falta de homogeneidad en la aplicación del teletrabajo. Cada ministerio u organismo tiene margen para decidir cuántos días autoriza trabajar desde casa. Esta discrecionalidad provoca situaciones llamativas:
“En las oficinas del SEPE en Salamanca solo se permite un día remoto por semana; en Madrid, hasta tres días”.
Esto genera malestar entre los empleados públicos que realizan tareas idénticas pero reciben un trato distinto según su ubicación geográfica.
La regulación legal: voluntariedad y límites
El anteproyecto de Ley de Función Pública aprobado por el Gobierno antes de las últimas elecciones incluyó una regulación específica del teletrabajo:
- Se considera teletrabajo aquel realizado fuera del centro administrativo utilizando tecnologías digitales.
- Debe ser autorizado expresamente por el responsable administrativo.
- Es voluntario y reversible salvo excepciones justificadas.
- Debe ser compatible con las necesidades del servicio.
Los sindicatos ven positivo este marco legal, pero reclaman mayor uniformidad y garantías para evitar discriminaciones territoriales o departamentales.
Contraste con el sector privado
Mientras el sector público avanza hacia modelos híbridos estables, muchas empresas privadas han revertido sus políticas pandémicas y reclaman presencialidad total o parcial. Esto responde tanto a razones culturales como a dificultades técnicas y organizativas propias del tejido empresarial español.
En cifras:
| Modalidad | Funcionarios AGE (%) | Ocupados totales (%) |
|---|---|---|
| Teletrabajo (al menos 1 día/semana) | 48,8 | 14 |
La brecha es significativa y confirma que el empleo público ha liderado la transformación digital post-covid.
¿Y ahora qué? Retos y perspectivas
La consolidación del trabajo remoto entre funcionarios plantea nuevos desafíos:
- Garantizar la calidad del servicio público sin perder eficiencia ni cercanía ciudadana.
- Evitar desigualdades internas por criterios arbitrarios.
- Adaptar infraestructuras tecnológicas seguras y eficientes para todos los trabajadores remotos.
- Replantear los modelos formativos y evaluativos para adaptarlos al nuevo contexto laboral.
Lo cierto es que el teletrabajo ya no es una novedad ni una excepción: es parte estructural del día a día administrativo. La Administración española parece dispuesta a mantener este modelo mientras siga garantizando productividad y buen servicio público.
En definitiva, cinco años después de la irrupción del coronavirus, casi uno de cada dos funcionarios españoles sigue trabajando desde casa regularmente. Un cambio profundo e irreversible en el funcionamiento del sector público español.
