Las relaciones comerciales entre Estados Unidos y China vuelven a tensarse apenas dos semanas después de haber alcanzado lo que parecía un histórico acuerdo para reducir aranceles mutuamente. El presidente Donald Trump ha acusado a Pekín de estar violando los términos del acuerdo comercial firmado a mediados de mayo, desatando una nueva ola de incertidumbre en los mercados globales.
El conflicto surge después de que ambas potencias anunciaran el 30 de abril un acuerdo por el cual cada parte reduciría sus aranceles en un 115%, manteniendo un arancel adicional del 10%. Este pacto, calificado por la Casa Blanca como «una victoria histórica para Estados Unidos», establecía que ambos países implementarían estas medidas antes del 14 de mayo de 2025.
Cronología de un acuerdo en crisis
El acuerdo alcanzado tras intensas negociaciones en Ginebra incluía compromisos específicos por ambas partes. China se comprometió a eliminar los aranceles de represalia anunciados desde el 4 de abril de 2025 y a suspender las contramedidas no arancelarias adoptadas contra Estados Unidos desde el 2 de abril. Por su parte, Washington acordó eliminar los aranceles adicionales impuestos a China el 8 y 9 de abril, aunque manteniendo todos los gravámenes anteriores al 2 de abril.
Uno de los puntos clave del acuerdo era la suspensión mutua del arancel recíproco del 34% durante 90 días, manteniendo un arancel del 10% durante este período de pausa. Esta medida fue presentada por la administración Trump como una forma de establecer «una línea base justa que fomente la producción nacional, fortalezca nuestras cadenas de suministro y garantice que la política comercial estadounidense apoye primero a los trabajadores estadounidenses».
Las acusaciones de Trump
En una serie de declaraciones realizadas ayer, el presidente Trump afirmó que China no está cumpliendo con su parte del trato. «China está violando flagrantemente nuestro acuerdo arancelario. No podemos permitir que sigan aprovechándose de nosotros», declaró Trump a través de su cuenta en redes sociales.
Según fuentes cercanas a la administración, la Casa Blanca considera que Pekín no ha implementado completamente la reducción arancelaria prometida y continúa aplicando barreras no arancelarias a productos estadounidenses, especialmente en sectores como la agricultura y la tecnología.
La respuesta china
La respuesta de China no se ha hecho esperar. El Ministerio de Comercio chino ha emitido un comunicado contundente rechazando las acusaciones de Trump y afirmando que han cumplido escrupulosamente con todos los términos del acuerdo.
«China siempre ha sido fiel a sus compromisos internacionales. Hemos implementado todas las medidas acordadas en los plazos establecidos», señala el comunicado oficial. «Las acusaciones infundadas solo sirven para dañar la confianza mutua y la estabilidad de las relaciones comerciales bilaterales».
Fuentes del gobierno chino han sugerido que las acusaciones de Trump podrían estar motivadas por consideraciones de política interna, especialmente ante la proximidad de importantes citas electorales en Estados Unidos.
Impacto en los mercados
Los mercados financieros han reaccionado con nerviosismo ante esta nueva escalada de tensiones entre las dos mayores economías del mundo. El índice Dow Jones cayó un 1,8% tras conocerse las declaraciones de Trump, mientras que las bolsas asiáticas también experimentaron retrocesos significativos.
Los analistas económicos advierten que una nueva guerra comercial entre Estados Unidos y China podría tener graves consecuencias para la economía global, que ya enfrenta desafíos significativos.
«Estamos ante un escenario potencialmente peligroso. Si estas tensiones continúan escalando, podríamos ver interrupciones en las cadenas de suministro globales y un aumento de la inflación en muchos países», señala María Rodríguez, economista jefe de Capital Markets.
El contexto más amplio
Este nuevo episodio de tensiones comerciales se produce en un contexto de creciente competencia estratégica entre Washington y Pekín. Más allá de las cuestiones arancelarias, ambas potencias mantienen desacuerdos en áreas como la propiedad intelectual, el acceso a mercados, la tecnología 5G y la seguridad nacional.
El acuerdo alcanzado a finales de abril fue visto inicialmente como un paso importante hacia la normalización de las relaciones comerciales, después de años de tensiones iniciadas durante el primer mandato de Trump. Sin embargo, las actuales acusaciones amenazan con descarrilar este proceso.
Perspectivas de futuro
Los expertos coinciden en que las próximas semanas serán cruciales para determinar si este conflicto se intensifica o si ambas partes logran reconducir la situación mediante el diálogo.
«Ambos países tienen mucho que perder en una guerra comercial prolongada. La interdependencia económica entre Estados Unidos y China es tan profunda que un conflicto sostenido dañaría seriamente a ambas economías», explica Carlos Martínez, profesor de Relaciones Económicas Internacionales.
Mientras tanto, otros socios comerciales importantes como la Unión Europea y Japón observan con preocupación estos acontecimientos, temiendo que una escalada de tensiones entre Washington y Pekín pueda arrastrar a la economía global a una nueva recesión.
La comunidad empresarial internacional ha hecho un llamamiento a la calma y al diálogo, instando a ambos gobiernos a resolver sus diferencias a través de los mecanismos establecidos en la Organización Mundial del Comercio y otros foros multilaterales.
Por el momento, tanto China como Estados Unidos mantienen sus posiciones, mientras los mercados y la comunidad internacional contienen la respiración ante lo que podría ser el inicio de una nueva guerra comercial con consecuencias globales.
