Tremendo.
El pequeño municipio de Poblenou del Delta, en la provincia de Tarragona, se ha visto conmocionado por la muerte de un policía local que, estando fuera de servicio, falleció electrocutado mientras intentaba reparar su propio coche eléctrico.
El trágico accidente, ocurrido en la tarde del miércoles, ha reavivado el debate sobre los riesgos reales asociados a las baterías de estos vehículos y las medidas de seguridad necesarias tanto para usuarios particulares como para servicios de emergencia.
Según la información facilitada por medios locales, la víctima, un agente muy conocido en la zona, estaba realizando tareas de mantenimiento o reparación en su vehículo cuando recibió una descarga letal.
El suceso ha causado una gran consternación entre sus compañeros y vecinos, y ha puesto sobre la mesa preguntas incómodas: ¿son los coches eléctricos tan seguros como creemos? ¿Qué riesgos entraña manipularlos sin conocimientos técnicos específicos?
Riesgos eléctricos: ¿qué ocurre dentro de un coche eléctrico?
La batería es el corazón del coche eléctrico y también su mayor fuente de peligro potencial. Estos vehículos funcionan con sistemas de alta tensión, muy superiores a los presentes en los coches tradicionales. Esto implica que cualquier intervención fuera del circuito normal –especialmente si se manipulan cables o módulos de batería dañados– puede exponer al usuario a descargas eléctricas graves o mortales.
- Peligro de electrocución: Un fallo en el aislamiento o un daño físico en la batería o el cableado puede provocar que partes del coche queden electrificadas. Manipular componentes internos sin haber desconectado adecuadamente el sistema puede ser fatal.
- Riesgo de incendio: Aunque menos frecuente que en los vehículos convencionales, las baterías pueden incendiarse si sufren daños graves, defectos de fabricación o son manipuladas incorrectamente. Estos fuegos son difíciles de extinguir y pueden liberar gases tóxicos.
- Sistemas de seguridad: Los fabricantes instalan mecanismos automáticos que cortan la corriente en caso de colisión o anomalía, pero conocer su ubicación y funcionamiento específico es esencial para intervenir con seguridad.
¿Por qué son peligrosas las baterías?
Las baterías modernas, generalmente compuestas por iones de litio, almacenan una enorme cantidad de energía. Si bien cumplen con estrictos controles y pruebas antes de salir al mercado (incluyendo simulaciones de choque, cortocircuito e impacto), el riesgo cero no existe cuando se produce un daño severo o una manipulación indebida.
- Una batería dañada puede sufrir fugas químicas o cortocircuitos internos.
- El agua no suele aumentar el riesgo durante el uso normal, pero sí ante conexiones defectuosas o daños estructurales.
- En caso de incendio, el uso inadecuado del agua puede generar hidrógeno inflamable; se recomienda emplear agentes químicos específicos para sofocar estos fuegos.
Los expertos insisten en que la mayoría de accidentes graves con baterías ocurren por causas excepcionales: choques fuertes, defectos puntuales o intervenciones no autorizadas. En contextos normales y bajo mantenimiento profesional, el riesgo es bajo, pero nunca nulo.
El desafío para usuarios y servicios de emergencia
La expansión del coche eléctrico está obligando a bomberos y sanitarios a adaptar sus protocolos ante accidentes. Uno de los mayores retos es saber cómo actuar ante un vehículo dañado: cada modelo puede tener sistemas diferentes para desconectar la batería y evitar descargas accidentales. La falta de información técnica accesible complica la intervención rápida y segura.
- Los bomberos deben extremar precauciones para evitar tocar partes electrificadas tras una colisión.
- Las baterías pueden incendiarse horas después del impacto debido a reacciones químicas retardadas.
- Los manuales incluyen procedimientos específicos para “desconexión eléctrica”, pero su localización varía según marca y modelo.
Para los particulares, intentar reparar componentes eléctricos sin formación especializada es especialmente arriesgado. Las recomendaciones clave son:
- No intervenir nunca sobre sistemas eléctricos internos sin conocimientos avanzados.
- Acudir siempre a talleres autorizados ante cualquier incidencia eléctrica.
- Utilizar únicamente puntos y cargadores homologados para recargar el vehículo.
¿Es más seguro un coche eléctrico?
La percepción social oscila entre la alarma y la confianza ciega. Los datos muestran que los incendios e incidentes graves son menos frecuentes que en modelos tradicionales: se calcula que solo hay 0,3% riesgo anual frente al 1,5% en combustión. Sin embargo, cuando ocurre un incidente con batería, sus consecuencias pueden ser más difíciles de gestionar.
Las autoridades insisten en que los coches eléctricos vendidos en Europa cumplen normativas estrictas y ofrecen altos niveles de seguridad pasiva. Pero también subrayan que los peligros derivados del mal uso o manipulación no autorizada siguen presentes.
“Un gran riesgo es el peligro de incendio o descarga por alta tensión tras accidente. Mucho cuidado con lo que tocas porque podrías morir electrocutado”.
Este caso en Poblenou del Delta recuerda que el avance tecnológico debe ir acompañado siempre por formación adecuada y protocolos claros para todos los implicados: usuarios, técnicos y servicios públicos.
Claves prácticas para reducir riesgos
Para quienes ya conducen o piensan adquirir un coche eléctrico:
- Mantener revisiones periódicas según lo estipulado por el fabricante.
- No realizar nunca reparaciones eléctricas sin personal cualificado.
- En caso de accidente o daño visible (especialmente en bajos o compartimento eléctrico), no tocar ninguna parte interna hasta asegurarse del corte completo del suministro.
- Ante cualquier problema durante la carga, desconectar inmediatamente desde el punto homologado y contactar con asistencia técnica.
La trágica muerte del agente tarraconense es una llamada a extremar precauciones y recordar que la electrificación aporta ventajas innegables… siempre que no olvidemos sus riesgos inherentes.
