La destitución de Susan Monarez como directora de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) ha convulsionado el panorama político y sanitario de Estados Unidos.
En apenas veinticuatro horas, las redes sociales y los principales medios estadounidenses han ardido con reacciones cruzadas, mientras expertos y funcionarios advierten del impacto inmediato en el sistema de salud pública, las campañas de vacunación y el papel internacional del país en organismos como la OMS.
A día de hoy, 28 de agosto de 2025, la crisis sanitaria y política se agrava en un contexto ya marcado por recortes presupuestarios, una polarización extrema y una pugna abierta entre la ciencia y la agenda política. El despido se produce tras menos de un mes en el cargo para Monarez, que fue confirmada por el Senado con una ajustada mayoría en julio.
Este terremoto interno es reflejo directo de una estrategia coordinada desde la Casa Blanca para reducir regulaciones sanitarias y recortar derechos sociales. La llamada “Gran y Hermosa Ley”, impulsada por Trump meses atrás, ya supuso recortes históricos en programas públicos como Medicaid y Medicare —afectando especialmente a las capas más vulnerables—. Todo indica que esta tendencia continuará si se mantiene esta coalición al frente del gobierno federal.
Al final, este episodio no solo revela una lucha por el control del relato sanitario sino también una batalla ideológica sobre qué significa realmente proteger la salud pública en Estados Unidos hoy. Como decía un alto funcionario anónimo: “Estamos ante una tormenta perfecta: menos expertos científicos al mando, más presión política y menos coordinación global cuando más falta hace”.
Un cese exprés que incendia Washington
La administración Trump confirmó este miércoles la salida de Monarez. Según la Casa Blanca, su perfil no encajaba con los nuevos objetivos del presidente: “No está alineada con la agenda de Trump para ‘Hacer a EEUU sano de nuevo’”, indicó un portavoz oficial usando el eslogan preferido por Robert F. Kennedy Jr., secretario de Salud. La versión ofrecida por los abogados de Monarez añade pólvora: afirman que fue destituida “por defender la ciencia frente a una agenda política”.
El eco fue inmediato. Cuatro altos cargos dimitieron en bloque tras conocer la noticia. Entre ellos, Debra Houry dejó claro su descontento: “La ciencia de los CDC nunca debe ser censurada ni sujeta a interpretaciones políticas. Las vacunas salvan vidas”.
Por qué esta destitución es clave para las vacunas y la OMS
La salida abrupta de Monarez no es un caso aislado sino el último episodio en una ofensiva más amplia contra las políticas tradicionales del CDC. El secretario Kennedy Jr., conocido crítico de las vacunas obligatorias, ya había revocado directrices sobre inmunización infantil semanas antes. El choque entre ambos estalló por desacuerdos sobre los programas vacunales y la presión para modificar informes oficiales según intereses políticos.
En paralelo, Donald Trump ha impulsado órdenes ejecutivas que debilitan los mandatos federales sobre vacunación e incluso ha reiterado su voluntad de sacar a EEUU de la Organización Mundial de la Salud (OMS). La retirada no sólo supone una pérdida financiera para el organismo —Estados Unidos aportaba cerca del 15% del presupuesto anual— sino también un aislamiento científico que preocupa a epidemiólogos y socios internacionales.
Los expertos subrayan consecuencias inmediatas:
- Descenso en las tasas de vacunación infantil.
- Riesgo real de brotes epidémicos como sarampión o tos ferina.
- Pérdida del acceso prioritario a datos globales sobre pandemias.
- Desgaste reputacional e influencia menguante en debates clave como el Acuerdo Internacional sobre Pandemias.
“Sería como quitarte el seguro de tu casa”, resume Alfredo Morabia, epidemiólogo en Columbia.
Cronología rápida: cómo se llegó hasta aquí
- Julio 2025: El Senado confirma a Susan Monarez como directora del CDC por un margen muy estrecho.
- Agosto 2025: Robert F. Kennedy Jr., secretario de Salud nombrado por Trump, inicia una revisión agresiva de políticas pro-vacunas.
- 25-26 agosto: Tensiones internas; Kennedy Jr. pide formalmente la dimisión a Monarez por no acatar directrices consideradas “poco científicas”.
- 27 agosto: El Departamento de Salud anuncia que Monarez “ya no es directora”. Ella se niega a dimitir y asegura defender “la integridad científica”.
- 28 agosto: Dimisión en bloque de varios altos cargos; estalla el escándalo mediático.
Los recortes presupuestarios recientes han debilitado al CDC: más de 5.800 millones menos para programas esenciales contra enfermedades crónicas, reducción del control sobre brotes epidémicos y menor capacidad para responder a emergencias sanitarias. La politización interna —ahora agudizada tras el despido— amenaza con dejar a Estados Unidos menos preparado ante futuras crisis sanitarias.
Algunos efectos concretos ya se notan:
- Paralización temporal en campañas federales contra el sarampión.
- Incertidumbre entre funcionarios estatales sobre nuevas directrices.
- Desconfianza creciente entre socios internacionales sobre datos epidemiológicos procedentes del CDC.
La reacción internacional y el papel menguante ante la OMS
La decisión estadounidense afecta al equilibrio global en salud pública. La OMS pierde no solo financiación sino también acceso al know-how estadounidense en vigilancia epidemiológica e innovación biomédica. Países aliados han expresado preocupación ante posibles vacíos en coordinación ante pandemias futuras.
Mientras tanto, China, India o Brasil buscan ocupar parte del espacio dejado por EEUU tanto dentro como fuera del organismo internacional.
