El regulador, que cobra a través de los recibos de luz y gas, tiene superávit
Mientras el agujero eléctrico asciende ya a 24.000 millones y el del gas a 350 millones, la Comisión Nacional de la Energía (CNE) malgasta sus recursos, ya que tiene inutilizado un edificio que compró por 19 millones de euros en 2008, gracias al superávit de sus cuentas a lo largo de los últimos años.
Como explican Lorena López y Rubén Esteller en ‘El Economista’, el problema es que este organismo se financia a través de los recibos de la luz y el gas que pagan todos los consumidores, así como por una tasa a la actividad de hidrocarburos, por lo que incluso el Ministerio de Industria ha puesto en alguna ocasión el grito en el cielo por cómo gestiona sus recursos en un momento crítico para el sector.
El edificio en cuestión se encuentra en Madrid en la calle del Barquillo 13, muy cerca de su sede ubicada en Alcalá. Fue adquirido a particulares durante la etapa en la que Maite Costa presidía la CNE porque consideraba que esta institución iba a continuar con su senda de crecimiento, tanto en lo que a recursos humanos se refiere, como con las nuevas funciones adquiridas en los últimos años.
Y precisamente, éste ha sido un punto de fricción con el Ministerio de Industria, ya que en más de una ocasión la Administración denegó a la presidenta su petición de contar con un mayor presupuesto.
¿Demasiado espacio?
En un primer momento el edificio estaba pensado para albergar el archivo de Campsa, que se compone de ficheros y de alguna maqueta, pero según fuentes internas de la CNE consultadas por elEconomista, esta documentación puede ser guardada holgadamente en dos salas. De ahí que parezca desproporcionada esta adquisición para este fin porque el inmueble se encuentra en un solar de 592 metros cuadrados y cuenta una superficie total construida de 3.091 metros cuadrados.
Pero es que la intención de Costa era poder contar también con una galería de retratos de todos los presidentes de la institución, al igual que ocurre en los ministerios.
Además, el inmueble se encuentra en una de las zonas más caras de la capital. Así, en este distrito del centro el precio del metro cuadrado en 2008 (año de la adquisición) ascendió a 4.992 euros por metro cuadrados. La compra se cerró por encima de este valor, aunque hay que tener en cuenta que se trata de un edificio que data del siglo XIX. No obstante, se podría decir que esta inversión ha perdido valor en un 9% si se tienen en cuenta los actuales precios de mercado (4.539 euros el metro cuadrado).
Además, la Junta de Gobierno local aprobó el pasado año el Plan Especial -promovido por la CNE- para reformar el inmueble y adaptarlo a su nuevo uso (de residencial a dotacional), con el fin de recuperar sus valores histórico-artísticos originales. El edificio ha sido catalogado con el máximo nivel de protección en el proceso de remodelación.
Pero el hecho de que siga inutilizado desde 2008 ha levantado ampollas en el sector ya que, al igual que su sede actual, se adquirió a través del superávit de sus cuentas. En concreto, la CNE ingresó el pasado año 22,66 millones de euros, a través de la tasa que se carga en el recibo de la luz, y 4,1 millones por las tarifas de acceso del gas.
La actual sede, ubicada en la Calle Alcalá 17, fue adquirida por más de 20 millones de euros a Altadis hace ya más de una década. Este inmueble cuenta con 10.798 metros cuadrados construidos y 5.586 metros cuadrados de superficie útil, tiene cuatro plantas y está catalogado como edificio histórico.
Excedente presupuestario
El regulador consiguió el edificio gracias a un excedente presupuestario de 23,4 millones de euros, acumulado desde el año 1995 hasta el 2000. En aquel entonces la CNE ocupaba a 120 personas, pero el personal se ha disparado en estos dos lustros hasta los 229 trabajadores.
Durante la anterior etapa de la CNE transcendió a su vez un contrato de 373.000 euros para asignar once vehículos de renting a los directores de la institución, así como el parking de estos coches en lugares cercanos a su céntrica sede.
Este contrato fue objeto de una fuerte polémica desde otros órganos reguladores semejantes y desde Industria, donde está legalmente tasada la utilización de vehículos en función del organigrama de cada departamento ministerial.
El actual presidente de la institución, Alberto Lafuente, hizo hincapié en su discurso de toma de posesión en que la nueva etapa de la CNE estaría marcada por la austeridad. Pero ahora la pelota está en su tejado a la hora de corregir el dispendio de la etapa anterior.