LUTO EN EL CINE BRITÁNICO Y MUNDIAL

Muere a 87 años Terence Stamp, el inmortal y villano General Zod de Superman

El legendario actor británico, icono de los años sesenta y eterno elegante, deja una huella imborrable en el séptimo arte

Terence Stamp
Terence Stamp. PD

Uno de los grandes.

Frtío y elegante como el hielo.

La noticia conmocionó al mundo del cine y la cultura: Terence Stamp, el actor que encarnó como nadie la sofisticación rebelde de los años sesenta y dotó de alma a villanos inolvidables, falleció este domingo a los 87 años.

Su familia confirmó el deceso en un comunicado publicado a primera hora del 17 de agosto de 2025.

Aunque la causa concreta de la muerte no ha trascendido, la pérdida deja un vacío incalculable entre sus admiradores y colegas.

Nacido en el humilde East End londinense en 1938, Stamp vivió la dureza de los bombardeos durante la Segunda Guerra Mundial, una infancia que le forjaría un carácter resiliente y una presencia magnética.

Tras abandonar la escuela y trabajar brevemente en publicidad, ganó una beca para la escuela de arte dramático, un paso decisivo hacia una carrera de casi seis décadas marcada por la audacia y la reinvención constante.

 

De Billy Budd a icono de una era

Su debut cinematográfico fue fulgurante: en 1962, con «Billy Budd», Stamp recibió una nominación al Oscar, un reconocimiento temprano a una capacidad interpretativa fuera de lo común. El joven actor se convirtió enseguida en uno de los referentes del movimiento británico de los «angry young men», que insufló realismo social y frescura a la industria nacional. En «El coleccionista» (1965), ganó el premio al mejor actor en Cannes, consolidando su reputación internacional.

Su belleza singular y su magnetismo personal lo convirtieron en emblema de la «Swinging London», la capital cultural y vitalista de los sesenta. No solo era el actor de moda; era también un símbolo de clase y ruptura, frecuentando a figuras como Julie Christie y Jean Shrimpton, con quienes formó parejas legendarias en la crónica social de la época.

Zod y la reinvención de un villano

Para el gran público, el nombre de Terence Stamp está indisolublemente ligado al de General Zod, el antagonista de «Superman» (1978) y su secuela de 1980. Su interpretación, dotando al villano de una intensidad casi shakesperiana y una presencia imponente, redefinió el papel de los antagonistas en el cine de superhéroes. La frase «¡Arrodíllate ante Zod!» quedó grabada en la memoria colectiva, y su personaje aportó una oscuridad y humanidad inéditas al universo de Superman, marcando la pauta para generaciones de actores posteriores.

Pero Stamp nunca se dejó encasillar. En los años noventa, sorprendió al público con su papel de Bernadette, una mujer transgénero en «Las aventuras de Priscilla, reina del desierto» (1994), por el que recibió el aplauso unánime de la crítica y demostró una vez más su versatilidad y valentía. Más tarde, en «The Limey» (1999) de Steven Soderbergh, regaló otra interpretación memorable, esta vez en el registro del thriller y el drama introspectivo.

Testimonios y legado

A día de hoy, 18 de agosto de 2025, la industria recuerda a Terence Stamp como un artista íntegro y un ser humano fascinante. «Deja tras de sí una obra extraordinaria, tanto como actor como escritor, que seguirá tocando e inspirando a las personas durante años», afirmó su familia en el comunicado difundido tras su muerte.

Compañeros de generación y directores han destacado en las últimas horas su generosidad y profesionalidad. «Trabajé con Laurence Olivier brevemente en mi segunda película», recordaba Stamp en una entrevista. «Me aconsejó: ‘Siempre debes cuidar tu voz, porque los años pasan, pero tu voz se empoderará'». Ese consejo, que él mismo seguía religiosamente, se refleja en la imponente presencia escénica que mantuvo hasta sus últimos trabajos.

Un actor para la historia

Más allá del cine, Terence Stamp fue también un escritor prolífico y un referente de estilo, admirado tanto por su elegancia como por su rebeldía. Se mantuvo fiel a sus principios a lo largo de su carrera, declarando con ironía: «No hago películas malas, a menos que no tenga para el alquiler».

Su última actuación en la gran pantalla fue en «Last Night in Soho» (2021), cerrando así un círculo de seis décadas donde supo reinventarse sin perder nunca la autenticidad. Su capacidad de adaptación y su magnetismo personal le permitieron trabajar con los directores más destacados, desde Pasolini hasta Tim Burton, pasando por George Lucas en «Star Wars: Episodio I» y Bryan Singer en «Valkiria».

En el ámbito personal, Stamp fue siempre un hombre reservado. Se casó en 2002 con Elizabeth O’Rourke, de quien se separó seis años después, y no tuvo descendencia. Su vida privada, aunque a menudo objeto de atención mediática, nunca opacó su verdadera pasión: la interpretación y la creación artística.

Obras, vida y reconocimientos

  • Fecha y lugar de nacimiento: 22 de julio de 1938, East End de Londres.
  • Educación: Beca en la escuela de arte dramático tras trabajar en publicidad.
  • Hitos en su carrera:
    • Debut en «Billy Budd» (1962), nominación al Oscar.
    • Premio al mejor actor en Cannes por «El coleccionista» (1965).
    • General Zod en «Superman» (1978) y «Superman II» (1980).
    • Bernadette en «Las aventuras de Priscilla, reina del desierto» (1994).
    • Protagonista de «The Limey» (1999).
    • Apariciones en «Star Wars: Episodio I», «Valkiria», «The Adjustment Bureau» y «Last Night in Soho».
  • Premios y reconocimientos: Nominación al Oscar, Palma de Oro a mejor actor en Cannes, múltiples elogios de la crítica internacional.
  • Familia: Hijo de Ethel Esther y Thomas Stamp. Matrimonio con Elizabeth O’Rourke (2002-2008). Sin hijos.

La despedida a Terence Stamp se está organizando de forma íntima, respetando la voluntad de la familia, que ha solicitado privacidad en estos momentos de duelo. No obstante, se prevén homenajes públicos y retrospectivas en festivales y cadenas de televisión, como corresponde a quien fue mucho más que un actor: un verdadero icono de la cultura contemporánea.

Su mirada azul y su voz grave seguirán resonando en la memoria de quienes aman el cine. Porque, como él mismo supo demostrar, algunos intérpretes nunca desaparecen: se transforman en leyenda.

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Autor

Fernando Veloz

Economista, comunicador, experto en televisión y creador de formatos y contenidos.

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