José Luis Cienfuegos ha fallecido este martes, 2 de diciembre de 2025, en Madrid de forma inesperada a los 60 años, tras sufrir un infarto cerebral.
El director de la Semana Internacional de Cine de Valladolid (Seminci) fue ingresado en un hospital madrileño el lunes por la noche, pero no pudo superar el accidente cerebrovascular. Su muerte ha causado una profunda conmoción en el sector del cine español, que se despide de una de sus personalidades más influyentes en las últimas décadas.
Nacido en Avilés en 1964, Cienfuegos dedicó más de treinta años a la dirección de algunos de los festivales más relevantes del país. Su partida llega apenas semanas después de concluir la edición número 70 de la Seminci, considerada como una de las más exitosas en la historia del certamen.
El funeral se llevará a cabo en Oviedo, donde reside su familia. Por otro lado, la organización del festival vallisoletano ha anunciado que le rendirá un homenaje especial para recordar su figura y su legado.
El arquitecto del cine de autor en España
La carrera de Cienfuegos comenzó en el departamento de prensa del Festival de Gijón, donde trabajó antes de asumir la dirección del certamen en 1995. Durante dieciséis años al frente del festival asturiano, transformó por completo la manera de entender estos eventos en el país. Gijón se convirtió así en la puerta de entrada para los cineastas más atrevidos y provocadores, promoviendo nuevas tendencias que emergían a nivel global y prestando atención al rico pasado cinematográfico. Su gestión fue tan reconocida que al dejar el festival, más de cuatrocientos cineastas internacionales firmaron un comunicado apoyándolo, lo que evidencia la profunda admiración que había cultivado dentro de la comunidad.
En 2012 asumió la dirección del Festival de Cine Europeo de Sevilla, donde nuevamente dejó su impronta inconfundible. Hizo del certamen sevillano una plataforma clave para los autores que estaban marcando el rumbo del cine contemporáneo, fortaleciendo los vínculos entre la industria cinematográfica española y europea. Su visión polifacética permitió que distribuidores, productores, críticos y medios jugaran un papel vital en el desarrollo del cine autoral.
El mayor reto de su carrera
En 2023, Cienfuegos llegó a Valladolid tras ganar un concurso público para dirigir la Seminci, lo cual fue considerado por la organización como el mayor desafío profesional de su trayectoria. En tan solo tres ediciones, dejó su sello distintivo en la dirección, manteniendo siempre fiel a la historia y al espíritu que han caracterizado al festival mientras lo renovaba con acierto. Concebía los festivales como espacios para el diálogo y el aprendizaje a través de una programación ambiciosa y diversa, estableciendo conexiones vibrantes entre creadores y público; además, promovía espacios útiles y relevantes para la industria y los cineastas.
La edición número 70, clausurada hace unas semanas, coronó a ‘The Mastermind’ de Kelly Reichardt y ‘Magallanes’ de Lav Diaz con la Espiga de Oro ex aequo; un resultado que reflejaba fielmente cómo Cienfuegos concebía un festival cinematográfico. Su habilidad para revitalizar la Seminci sin perder su identidad se evidenció en cómo tanto la ciudad como el propio festival ganaron peso y relevancia bajo su mando.
Un legado de transformación
El Ayuntamiento de Valladolid ha expresado sus condolencias por el fallecimiento, subrayando que en estos momentos difíciles toda la ciudad está al lado de su familia, amigos y compañeros tanto del festival como del mundo cinematográfico. El alcalde, Jesús Julio Carnero, destacó que Cienfuegos era un amante apasionado tanto por la vida como por las personas; alguien lleno de energía e ilusión que demostró tener una capacidad notable para hacer crecer cada vez más el peso e importancia de la Seminci.
El legado dejado por Cienfuegos va mucho más allá de cifras o estadísticas sobre asistencia. Transformó radicalmente los festivales en España, convirtiéndolos en espacios donde el cine se erigía como pilar fundamental para celebrar tanto cultura como vida. Fue un trabajador incansable que nunca antepuso su nombre al servicio del proyecto; resultó ser un pilar crucial dentro del sector cinematográfico que dedicó su existencia a garantizar que las películas encontraran su lugar y a hacer sentir a quienes las creaban que había alguien realmente creyendo en ellas.
Su ausencia deja un vacío difícilmente sustituible en el panorama cinematográfico español; sin embargo, su influencia permanecerá viva cada vez que se celebre algún festival bajo su dirección o cuando se contemple esa visión renovada que aportó al cine autoral en nuestro país.
