Sorpresa
Y de las gordas, porque al final había multa.
Hace unos meses, la Guardia Civil llevó a cabo un operativo inesperado en el carril bici que se encuentra cerca de Colmenar Viejo, en las afueras de Madrid.
Los agentes, camuflados tras setos y vegetación, comenzaron a detener a los ciclistas a medida que pasaban.
Lo que inicialmente parecía un control habitual se transformó en una lección sobre las infracciones más comunes entre quienes utilizan estos espacios destinados al ciclismo urbano.
Este carril es muy transitado y conecta con el anillo verde ciclista de la capital, un auténtico paraíso para los amantes de la bicicleta, donde pueden disfrutar de más de veinte kilómetros sin aparentes peligros. Sin embargo, este espacio no está exento de control; sus usuarios deben cumplir estrictamente lo estipulado por el Reglamento General de Circulación.
El primer detenido fue un ciudadano australiano que pedaleaba con auriculares puestos.
Este hábito, lejos de ser una simple distracción, se considera una infracción leve según la normativa actual. El ciclista tuvo que pagar la multa al instante, dado que no tenía domicilio en España. Ante la advertencia de los agentes sobre la posibilidad de quedarse con su bicicleta si no abonaba la sanción en ese momento, el australiano llegó a manifestar su intención de marcharse caminando, dejando atrás su bicicleta.
Las infracciones más comunes: auriculares y falta de casco
El uso de auriculares mientras se circula en bicicleta es una de las infracciones más habituales entre los ciclistas urbanos.
Está prohibido conducir usando cascos o auriculares conectados a dispositivos reproductores o receptores de sonido. Esta norma ha sido establecida para asegurar que el usuario mantenga la atención en la vía y su entorno. La multa por esta infracción puede alcanzar los 200 euros, una cantidad considerable que pone de manifiesto cuán seria consideran las autoridades este comportamiento.
Junto al operativo, aparecieron dos ciclistas más que también fueron sancionados por no llevar casco, una falta grave al circular en bicicleta.
Uno llevaba una cinta de samurái como adorno en su cabeza y el otro improvisó un casco con una camiseta enrollada. Ambos recibieron una multa de 100 euros por infracción leve, aunque uno insistía en que «la tienen ganada», refiriéndose a lo injusto que consideraba el castigo.
La obligación del uso del casco depende tanto de la edad como del tipo de vía.
En áreas urbanas, es obligatorio para menores de dieciséis años; para los adultos es solo recomendable. En cambio, en vías interurbanas, todos los ciclistas deben llevarlo sin excepción. Ignorar esta norma en carreteras puede resultar en una sanción económica de 200 euros. Un estudio realizado por la DGT en 2023 reveló que el sesenta por ciento de los ciclistas menores de dieciséis años no usa casco, a pesar de ser obligatorio. Solo se puede prescindir del casco por razones médicas justificadas, al enfrentar pendientes prolongadas o durante olas de calor extremo.
El panorama completo de infracciones ciclistas
Las multas relacionadas con las bicicletas abarcan mucho más allá del simple incumplimiento del uso del casco o del uso indebido de auriculares. Pasarse un semáforo rojo o un stop constituye una infracción grave sancionada con aproximadamente 200 euros. Circular durante la noche sin luces o elementos reflectantes también puede acarrear una multa similar, ya que busca garantizar la visibilidad del ciclista cuando hay poca luz.
Circular por aceras o zonas peatonales es otra violación común que puede costar entre sesenta y 200 euros, dependiendo del riesgo generado. Aunque algunos ciclistas urbanos lo consideran normal, la normativa es clara: está prohibido montar sobre la bicicleta en aceras salvo que haya señalización específica que lo permita o si son menores de catorce años quienes respetan siempre al peatón.
El consumo excesivo de alcohol también afecta a quienes van en bicicleta. La tasa máxima permitida para conductores (0,5 gramos por litro) aplica igualmente a los ciclistas. Aquellos que superen este límite pueden enfrentar multas que varían entre 500 y 1.000 euros, dependiendo del nivel detectado y si son reincidentes. Además, los ciclistas están obligados a someterse a pruebas alcohólicas si así lo requieren las autoridades.
Otras infracciones relevantes
Usar el teléfono móvil mientras se pedalea está completamente prohibido y puede resultar en multas que alcanzan hasta 200 euros. Esta regla forma parte del esfuerzo mayor por mantener concentrados a los usuarios y evitar distracciones potencialmente peligrosas.
Las bicicletas tienen estrictamente prohibido circular por autopistas y autovías; esta infracción puede sancionarse con multas cercanas a los 500 euros. Sin embargo, aquellos mayores de catorce años pueden transitar por los arcenes siempre y cuando no haya señalización contraria relacionada con seguridad vial.
Cruzar pasos peatonales sin bajarse o no señalar cambios de dirección con el brazo son faltas que pueden derivar en multas entre 100 y 200 euros. Además, llevar pasajeros también tiene sus reglas: solo se permite transportar a un niño menor de siete años en un asiento adicional homologado siempre que quien conduce sea mayor; incumplir esta norma puede acarrear multas hasta por 100 euros.
La realidad de los controles
El operativo realizado en Colmenar Viejo no fue un caso aislado. Aunque no sea ampliamente conocido, la Guardia Civil efectúa controles periódicos en carriles bici para asegurarse del cumplimiento normativo establecido en el Reglamento General de Circulación. Estos operativos persiguen concienciar a los usuarios sobre lo crucial que es respetar las normas viales y garantizar su seguridad.
La verdad es que muchos ciclistas ignoran o desconocen deliberadamente estas regulaciones. En 2024 se registraron 616 denuncias relacionadas con ciclistas dentro del ranking general sobre multas tráfico; aunque esta cifra resulte baja comparada con otras infracciones, ilustra claramente un problema persistente respecto al cumplimiento normativo dentro este colectivo.
El mensaje transmitido por los agentes durante este control fue contundente: ya no hay impunidad para quienes circulan sobre dos ruedas. Desde hace tiempo estos vehículos están bajo vigilancia cada vez más estricta tanto en carreteras como carriles bici urbanos. La seguridad vial no es opcional; afecta tanto a conductores como a ciclistas indistintamente. Cada infracción tiene su costo; como demostró el operativo ocurrido recientemente en Madrid, las autoridades están dispuestas a hacer cumplir estas normas al momento mismo del incidente, tal como sucedió con el australiano obligado a despedirse temporalmente su bicicleta mientras pagaba su multa.
