La Hora de la Verdad

Miguel Ángel Malavia

Gonzalo Monedero: “Hay que desechar la palabra ‘traidor’ cada vez que alguien discrepe en UPyD”

Nacido en Cuenca hace 54 años, casado y con dos hijas, Gonzalo Monedero es médico especialista en Psiquiatría y trabaja en la Sanidad pública de la Comunidad de Madrid. Afiliado a UPyD en 2008, fue miembro del primer Consejo Local de Madrid elegido por los afiliados y portavoz magenta en la Junta Municipal del Distrito de Tetuán. Miembro del Consejo Político Nacional de UPyD, hasta hace poco había perdido sus esperanzas y daba por finiquitado al partido. Hoy, sigue viéndolo en la UVI, con solo “un 10% de oportunidades de supervivencia”. Pero todas las fía a Irene Lozano. Desde que ha nacido Renovadores UPyD, ha vuelto a creer. Con sensatez, espera que los ciudadanos vuelvan a pensar que son necesarios y les digan: “Levantaos y volved”. Palabra de médico.

¿Cómo valoras la situación actual de UPyD?

En los últimos meses he tenido que permanecer un poco al margen de la actividad política por razones personales, ajenas totalmente a las circunstancias del partido, y creo que eso me ha dado una visión más objetiva del derrumbamiento que hemos sufrido.
Actualmente, hablando desde el punto de vista clínico, UPyD sería un enfermo muy grave, que está en la UVI y tiene un 10% de posibilidades de salvarse. Eso sí, ese 10% de posibilidades hay que intentar exprimirlas al máximo. Si las aprovechamos bien y sobrevivimos, habremos salvado un proyecto que, a día de hoy, tiende a desaparecer o a quedar en la irrelevancia. En las elecciones, hace un par de semanas, sacamos un 1% de votos, una semana después estábamos ya en un 0,8% de intención de voto y este domingo en un 0,4%. Si hace un año nos dicen que íbamos a estar así nos habríamos pellizcado pensando que estábamos dentro de una pesadilla.

Con este balance, ¿cómo llega el partido de cara al congreso extraordinario de julio?

El partido está actualmente en estado crítico, y, cuando un enfermo está en estado crítico, hay que actuar con urgencia. La misma noche del 24-M debió dimitir el CD en pleno, nombrar una gestora y hacer el congreso lo más rápidamente posible; este tiempo que estamos perdiendo solo está sirviendo para que muchos compañeros se marchen y otros discutan entre sí, muchas veces en las redes sociales, sobre todo acerca de las causas y los culpables de este desmoronamiento.

¿A quién apoyarás para la portavocía y por qué?

Cuando ya daba todo por perdido y al partido por acabado o condenado a la irrelevancia, me enteré de que Irene Lozano iba a presentar su candidatura a dirigir UPyD. Me pareció un rayo de luz, porque, para mí, hay solo hay tres caminos. Primero, continuar como hasta ahora, con lo que ni siquiera llegaríamos a las generales. Segundo, elegir una de las listas renovadoras; todas merecen mis respetos y tienen gente con talento, pero, a cuatro meses de unas generales y teniendo en cuenta que en la política española un 50% es la comunicación y un 50% el programa, ninguno de sus líderes es conocido poco más allá de nuestro círculo, por lo que pasaríamos a la irrelevancia. Tercero, está la candidatura de Irene Lozano, que quiere cambiar ese rumbo hacia la desaparición o la irrelevancia que ahora sigue el partido, y tiene la gran ventaja de ser muy conocida y apreciada en los medios, por lo que nuestros buenos programas tienen la oportunidad de ser conocidos. Ahora mismo, ese 10% de posibilidades de sobrevivir que le quedan a UPyD pasan por Irene Lozano.
En este punto he de decir también que me gustaría que las diversas candidaturas intentaran llegar a acuerdos para no perder más talento del que ya hemos perdido.

¿Cómo valoras la filtración de correos electrónicos de Irene Lozano y otros militantes por parte del actual Consejo de Dirección y en plena carrera hacia el congreso de julio?

En el punto anterior comentaba el rumbo hacia la desaparición o la irrelevancia que ha tomado UPyD desde hace unos meses. Decisiones como las tomadas por la Dirección en el asunto de los correos y declaraciones como que “UPyD tiene fecha de caducidad” son francamente desalentadoras. No es de recibo que, con UPyD en un 0,4% de intención de voto, los afiliados marchándose y despidiéndose cada día de sus compañeros en los Grupos de Trabajo o de redes sociales (eso es más real que las cifras de afiliación oficial), un ERE que ha echado a la calle a gran parte de los trabajadores del partido y unas elecciones a unos meses vista y que son definitivas, el CD no tenga otra cosa mejor que hacer que reunirse para difundir de forma extraña unos correos que ni siquiera leí, pues para mí esa información extemporánea, selectiva e interesada carece de credibilidad, en lugar de andar buscando la forma de reflotar el partido de forma urgente.

¿Cuál crees que debe ser el papel de Rosa Díez ahora que se ha confirmado que no seguirá siendo la portavoz magenta?

Rosa fue una de las creadoras de este proyecto y, durante un tiempo, fue su alma, pero en los últimos meses ha protagonizado, junto a su cúpula, una tremenda cantidad de decisiones erróneas que nos han llevado hasta aquí. Ahora mismo tenemos que centrarnos en luchar por sobrevivir, a poder ser lo más unidos posible.

¿Qué ha llevado a UPyD a interrumpir su crecimiento en el último año, tras las elecciones europeas de mayo de 2014?

UPyD fue siempre con el freno de mano puesto, no sé muy bien por qué, lo que hizo que se pusieran bastantes pegas a la afiliación de mucha gente. No aprovechamos los años 2012, 2013 y 2014, años de tremendo desgaste del bipartidismo, para crear una alternativa sólida a este. Es evidente que hemos perdido una oportunidad que tal vez no se repita de dar un vuelco a la política española.

¿Qué prioridades debería marcarse el Consejo de Dirección que salga del congreso extraordinario de julio para ilusionar a la ciudadanía y a sus propios militantes?

Ser un partido que comunique mejor, menos antipático y más empático, que se centre más en hacer propuestas positivas que la gente entienda y, sin dejar de perseguir la corrupción, no obsesionarse exclusivamente con esta.
Por supuesto, abrir el partido para crecer en afiliación, dejando a un lado esas tremendas trabas que se ponían a veces a nuevas afiliaciones, lo que, unido a lo caro que resulta la cuota (20 euros en la actualidad es una cuota que roza lo elitista), nos ha impedido crecer lo que deberíamos haber crecido.
Hay que desechar del lenguaje habitual de UPyD la palabra “traidor” cada vez que alguien discrepe, e intentar estar lo más unidos posible respetando nuestras diferencias de criterio; repito, nos falta mucha empatía para ponernos en el lugar del otro. Y, finalmente, ser consecuentes con nuestro lema, “lo que nos une”, porque llevamos mucho tiempo intentando buscar más las diferencias que los acuerdos con otros partidos, de tal forma que nos ha acabado pasando lo que a Ignatius J. Reilly, protagonista de la genial novela La conjura de los necios, que decía: “Yo solo me junto con mis iguales, pero, como no tengo iguales, no me junto con nadie”.

¿UPyD puede volver a ocupar el espacio que un día tuvo y aspirar a ser una alternativa real en las elecciones generales de finales de año?

A largo plazo, UPyD sí puede volver a ocupar ese espacio, incluso ampliarlo espectacularmente, pero no para las generales, que están a la vuelta de la esquina y estamos como estamos. Creo que conviene ser optimistas y realistas a la vez. No se puede pasar en cuatro o cinco meses de estar en la UVI a ir a competir en las Olimpiadas.
Una de mis frases favoritas la dijo Churchill mientras el ejército alemán bombardeaba Londres: “A veces, ser optimista es la única opción”. En las elecciones del 24-M bajamos en un año de un 6% en las europeas a un 1%. Las encuestas nos dan a la baja. Creo que, con sacar representación en las generales de noviembre, habríamos dado un gran paso para la salvación de UPyD, y eso lo podemos conseguir.
A partir de ahí, si somos humildes y aprendemos de nuestros errores en lugar de recrearnos en ellos, podemos ir creciendo hasta que llegue otra oportunidad de gran crecimiento, como ha sucedido entre 2012 y 2014, y estar preparados para no volverla a desperdiciar.

MIGUEL ÁNGEL MALAVIA

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Autor

Miguel Ángel Malavia

Conquense-madrileño (1982), licenciado en Historia y en Periodismo, ejerce este último en la revista Vida Nueva. Ha escrito 'Retazos de Pasión', ¡Como decíamos ayer. Conversaciones con Unamuno' y 'La fe de Miguel de Unamuno'.

Miguel Ángel Malavia

Conquense-madrileño (1982), licenciado en Historia y en Periodismo, ejerce este último en la revista Vida Nueva. Ha escrito 'Retazos de Pasión', ¡Como decíamos ayer. Conversaciones con Unamuno' y 'La fe de Miguel de Unamuno'.

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