Más que una simple pasarela peatonal, este icónico puente se ha convertido en un símbolo universal del amor, gracias a una tradición singular que lo llenó de candados y de historias inolvidables.
Un puente con historia
Construido entre 1802 y 1804 bajo el mandato de Napoleón Bonaparte, el Pont des Arts fue el primer puente de hierro de París. Une el majestuoso Palais du Louvre con el Institut de France, y su estructura ligera y elegante ha sido inspiración para pintores, fotógrafos y poetas durante más de dos siglos.
Originalmente, el puente fue concebido como un jardín suspendido, con bancos y árboles, donde los parisinos podían pasear y disfrutar de la vista panorámica del río y de la ciudad. Aunque los árboles desaparecieron con el tiempo, el Pont des Arts nunca perdió su encanto ni su vocación de ser un lugar de encuentro y contemplación.
La fiebre de los candados del amor
A partir de principios del siglo XXI, el Pont des Arts adquirió una nueva identidad: la de ser el “puente de los candados del amor”. Inspirados por leyendas urbanas y películas románticas, parejas de todo el mundo comenzaron a colocar candados en las barandillas del puente, grabando sus nombres o iniciales y arrojando la llave al Sena como símbolo de un amor eterno e irrompible.
En poco tiempo, el puente se llenó de miles y miles de candados, de todos los tamaños y colores. Algunos llevaban mensajes, fechas o incluso dibujos. Otros eran sencillos, pero todos compartían el mismo deseo: dejar una huella imborrable en la ciudad del amor.

Pont des Arts (París)- Foto: Paul Monzón
Curiosidades y consecuencias inesperadas
Peso del amor: Para 2014, se estimaba que el peso de los candados superaba las 45 toneladas, poniendo en riesgo la estructura del puente. En varias ocasiones, se desprendieron partes de la barandilla debido al exceso de peso, lo que llevó a las autoridades a tomar medidas.
Retiro de los candados: En 2015, por motivos de seguridad y conservación, el Ayuntamiento de París decidió retirar todos los candados y reemplazar las barandillas por paneles de vidrio, imposibilitando que se siguieran colocando. Los candados retirados fueron reciclados y algunos se subastaron para obras de caridad.
Un fenómeno global: La costumbre de los “candados del amor” se extendió a otros puentes de París, como el Pont de l’Archevêché, y a ciudades de todo el mundo, desde Roma hasta Moscú y Nueva York.
Arte efímero: Durante el tiempo que los candados cubrieron el Pont des Arts, el puente se transformó en una instalación artística colectiva y espontánea, un museo al aire libre de historias personales y sueños compartidos.
Escenario de películas y moda: El Pont des Arts ha aparecido en numerosas películas, series y sesiones fotográficas de moda, consolidando su estatus de icono parisino.
El puente hoy
Hoy, el Pont des Arts sigue siendo uno de los lugares más románticos de París, aunque ya no luzca los famosos candados. Su estructura elegante y sus vistas privilegiadas del Louvre, el Institut de France y el Sena lo convierten en un punto de encuentro para artistas, músicos, turistas y enamorados de todas las edades.
A menudo, en las tardes de verano, grupos de amigos se reúnen sobre el puente para hacer picnics, escuchar música o simplemente contemplar el atardecer. El espíritu de amor y libertad que impregnó el puente durante la época de los candados sigue vivo, aunque ahora se exprese de otras formas.
Un símbolo eterno
El Pont des Arts es mucho más que un puente: es un testigo silencioso de miles de historias, un escenario de declaraciones de amor y un símbolo de la capacidad humana de dejar huella en el mundo. Aunque los candados ya no cuelguen de sus barandillas, el puente sigue invitando a todos a soñar, a amar y a creer en la magia de París.

Jean Béraud (1849–1935) : Un día de viento en el Pont des Arts (cuadro)

