Viajar hoy desde aeropuertos como Santiago de Compostela, Vigo o Tenerife Norte será, en breve, mucho más difícil. La reciente decisión de Ryanair de abandonar estos enclaves tras el incremento de las tasas de Aena supone una sacudida en la conectividad de la España periférica. Un millón de plazas menos en invierno —y dos millones al año— cambiarán la dinámica del turismo y la movilidad regional. La aerolínea irlandesa, dirigida por Michael O’Leary, mueve ficha: traslada su apuesta a mercados como Italia y Marruecos, dejando en el aire el futuro de rutas, empleos e inversiones en varias regiones españolas.
A día de hoy, 3 de septiembre de 2025, el panorama es más que incierto. Los viajeros que eligen destinos gallegos y canarios, tanto por ocio como por necesidad, se enfrentan al fin de rutas directas y frecuencias que hasta ahora facilitaban la movilidad asequible. El anuncio del cierre de la base en Santiago, la cancelación total de vuelos en Vigo y Tenerife Norte, y la reducción de capacidad en otros aeropuertos regionales marca un antes y un después en la política de conectividad low cost en España.
El detonante: la subida de tasas de Aena
La raíz del problema se encuentra en el encarecimiento de las tasas aeroportuarias españolas, especialmente en aeropuertos gestionados por Aena. Ryanair considera que estos incrementos —definidos como “excesivos y poco competitivos” por su consejero delegado, Eddie Wilson— hacen inviables muchas rutas que hasta ahora garantizaban el acceso de turistas y residentes a destinos menos centrales, pero estratégicos para el turismo nacional e internacional. La compañía ha sido tajante: si los costes no permiten mantener los márgenes que caracterizan su modelo de negocio, la inversión y las operaciones se trasladan a mercados más receptivos.
El golpe a Galicia y Canarias
El aeropuerto Rosalía de Castro de Santiago de Compostela, que había consolidado a la aerolínea irlandesa como uno de sus principales operadores, pierde de golpe su base, dos aviones y una inversión estimada en 200 millones de dólares. Unos 180 empleados entre comandantes, copilotos y tripulantes deberán ser recolocados en otras bases, si es que existe esa posibilidad.
La decisión arrastra la cancelación total de vuelos en Vigo a partir de enero de 2026 y en Tenerife Norte desde el inicio del próximo invierno. Además, Ryanair mantendrá cerradas sus bases de Valladolid y Jerez y reducirá drásticamente la capacidad en Zaragoza (-45%), Santander (-38%), Asturias (-16%) y Vitoria (-2%). En el caso de las Islas Canarias, la reducción alcanza el 10%, con 400.000 asientos menos y la cancelación de rutas también en Gran Canaria, Fuerteventura y Lanzarote.
Las rutas perdidas y el nuevo mapa aéreo
El recorte implica la supresión de 36 conexiones directas que enlazaban la España regional con las Islas Canarias y la península. Rutas que eran vitales para la llegada de turistas internacionales y nacionales, pero también para la movilidad cotidiana de residentes y trabajadores. En Galicia, la pérdida de frecuencias y la desaparición de vuelos directos impactará tanto en el sector turístico como en el tejido empresarial, dificultando la llegada de visitantes en temporada baja y la salida de gallegos hacia otros puntos de España y Europa.
El movimiento de Ryanair no es solo una retirada: es un trasvase de capacidad. Dos millones de plazas anuales se desviarán a otros destinos europeos y del norte de África, especialmente Italia, Marruecos, Croacia y Albania. El propio Eddie Wilson lo ha calificado como una “catástrofe turística” para la España regional, que pierde capacidad de atracción frente a mercados competidores.
¿Por qué Italia y Marruecos?
El giro estratégico hacia Italia y Marruecos responde a una combinación de factores. Por un lado, estos países han optado por políticas más favorables para las aerolíneas de bajo coste, con tasas aeroportuarias más bajas y marcos regulatorios menos restrictivos. Por otro, la demanda turística en ambos destinos ha crecido de forma sostenida, especialmente en el caso italiano, que se ha convertido en el nuevo epicentro de la expansión de Ryanair en Europa.
Marruecos, por su parte, se consolida como una alternativa de proximidad para el turismo europeo, con incentivos estatales y una apuesta clara por atraer visitantes del continente. O’Leary no ha ocultado que su objetivo es aprovechar este contexto para fortalecer su presencia en estos mercados, justo cuando la competencia en España se vuelve más onerosa por la política de Aena.
Impacto en el turismo, el empleo y la economía local
El cierre de bases y la supresión de rutas tiene efectos directos sobre el empleo, la inversión y la conectividad. Solo en Galicia, la pérdida de la base de Santiago supone el fin de una inversión de 200 millones de dólares y el traslado de 180 trabajadores. Para los destinos canarios y gallegos, la reducción de plazas significa menor llegada de turistas, caída en la ocupación hotelera y una menor dinamización de la economía local, especialmente fuera de temporada alta.
Las patronales turísticas y los gobiernos autonómicos han alertado sobre el “efecto dominó” que puede provocar la retirada de Ryanair. La conectividad aérea es un factor decisivo para la competitividad de destinos periféricos, que ahora deberán buscar alternativas, ya sea incentivando la llegada de otras compañías o negociando con el propio operador aeroportuario.
¿Qué pasará ahora?
Ryanair ha dejado claro que su compromiso con el mercado español se mantiene en aeropuertos de mayor tamaño, aunque no ha concretado si el crecimiento en estos compensará la reducción en los regionales. Mientras tanto, otras compañías, como Volotea, se muestran interesadas en cubrir parte de las rutas abandonadas, aunque está por ver si podrán igualar el volumen y los precios competitivos que ofrecía la irlandesa.
El futuro de la conectividad regional en España dependerá en buena medida de la respuesta de Aena, el Gobierno central y la CNMC, a quienes Ryanair ha pedido que revisen la política de tasas y busquen un equilibrio entre la rentabilidad de los aeropuertos y la necesidad de mantener la cohesión territorial, el turismo y el empleo.
En este nuevo escenario, los viajeros tendrán que adaptarse a un mapa aéreo más reducido y a menudo más caro, mientras los destinos afectados buscan fórmulas para no quedar fuera del circuito turístico internacional. La decisión de Ryanair es un aviso: la conectividad aérea, clave para la economía y la vida cotidiana, depende cada vez más de políticas públicas y de la capacidad de adaptación de un sector en constante transformación.
