Vladimir Putin es tan malvado como persistente.
Y nunca descansa.
Este lunes, 30 de junio de 2025, el conflicto en Ucrania vuelve a escalar tras semanas de rumores y movimientos sobre el terreno.
Rusia ha intensificado sus operaciones militares en varios puntos clave del este ucraniano, según confirman fuentes militares y analistas occidentales.
La situación se complica aún más por la implicación directa de tropas norcoreanas, un factor que añade incertidumbre al desarrollo del conflicto. Las palabras clave de enfoque –“gran ofensiva rusa”, “frentes de guerra” y “tropas norcoreanas”– adquieren hoy máxima relevancia.
Durante las últimas semanas, los informes sobre el terreno apuntan a que la gran ofensiva rusa de verano ya está en marcha.
Analistas ucranianos y occidentales coinciden en que Moscú ha incrementado tanto la frecuencia como la intensidad de sus asaltos, especialmente en las provincias orientales de Donetsk y zonas fronterizas con Sumy y Dnipró.
El propio presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, reconocía a finales de mayo que Rusia tiene cuatro objetivos claros: avanzar al norte en Sumi, asediar Kostiantinivka y Pokrovsk (en Donetsk) e intentar establecerse en Dnipró desde el sur.
A diferencia de otras campañas, esta ofensiva no se caracteriza por ataques masivos de blindados sino por un aumento progresivo y sostenido de pequeños asaltos, con fuerte apoyo de drones y artillería. Los rusos han innovado usando motocicletas, quads y vehículos ligeros para infiltrar líneas enemigas, tácticas adaptadas a la alta saturación tecnológica del frente.
Las cifras son elocuentes:
- En mayo, las operaciones rusas aumentaron un 41% respecto al mes anterior.
- Se han conquistado unos 450 km² adicionales el último mes, pero al precio de unas 80 bajas rusas por kilómetro cuadrado ganado.
- Moscú controla actualmente alrededor del 70% del oblast de Donetsk, pero los avances son costosos y lentos debido a la fuerte resistencia ucraniana y la llamada “muralla de drones” desplegada por Kiev.
Situación en todos los frentes
El frente oriental es el más activo:
- Donetsk: Las ciudades de Kostiantinivka y Pokrovsk están bajo fuerte presión rusa. Aquí se concentran los ataques más duros y constantes.
- Sumy y Járkov: Al norte, Rusia busca abrir nuevos focos para dispersar a las fuerzas ucranianas. Los ataques aquí son menores pero estratégicamente relevantes para inmovilizar tropas rivales.
- Dnipró: En el sur, hay indicios crecientes de intentos rusos por expandirse hacia esta región industrial clave.
- Kursk (Rusia): Aunque fuera del territorio ucraniano propiamente dicho, ha sido escenario reciente de combates relevantes tras incursiones ucranianas.
La estrategia rusa parece clara: evitar una gran maniobra única que pueda fracasar —como la contraofensiva ucraniana del otoño de 2022— e imponer una presión constante mediante asaltos localizados, combinando infantería ligera con artillería masiva y drones. Esta táctica busca agotar a las fuerzas ucranianas manteniendo siempre la iniciativa táctica.
El papel inesperado: tropas norcoreanas en combate
Uno de los elementos más sorprendentes del actual escenario es la confirmación oficial del despliegue norcoreano. En abril, tanto Pyongyang como Moscú reconocieron públicamente que soldados norcoreanos han luchado junto a las fuerzas rusas para recuperar territorio perdido en la región fronteriza rusa de Kursk. Según estimaciones surcoreanas y estadounidenses previas, entre 10.000 y 12.000 militares norcoreanos fueron enviados desde octubre pasado.
Los informes recientes revelan que:
- Las tropas norcoreanas participaron activamente en misiones defensivas durante la expulsión ucraniana en Kursk.
- Tras sufrir grandes bajas (unos 3.000 muertos o heridos), parte del contingente fue retirado temporalmente para recibir mejor entrenamiento antes de un eventual redepliegue.
- La falta de adaptación a la guerra tecnológica —especialmente frente al uso masivo de drones— ha sido uno de los principales problemas detectados entre los soldados norcoreanos.
- Testimonios recogidos por observadores internacionales describen situaciones extremas: soldados norcoreanos prefiriendo autoinmolarse antes que ser capturados vivos por fuerzas ucranianas.
Esta presencia constituye una novedad relevante para el conflicto: no solo añade efectivos frescos al bando ruso sino que también refuerza simbólicamente la alianza entre Moscú y Pyongyang.
Perspectivas: ¿qué podemos esperar?
A corto plazo, todo apunta a que la ofensiva rusa continuará intensificándose mientras las condiciones meteorológicas lo permitan. El Kremlin busca logros tangibles antes del próximo otoño —y antes incluso de la cumbre OTAN celebrada la semana pasada— para presionar diplomáticamente a Occidente e intentar forzar concesiones o reducir el flujo militar hacia Kiev.
Sin embargo:
- La resistencia ucraniana sigue siendo sólida pese a las bajas y la fatiga acumulada.
- La introducción masiva de drones ha ralentizado notablemente cualquier avance ruso significativo.
- El coste humano para Moscú es cada vez mayor, superando ya el millón entre muertos y heridos desde el inicio del conflicto según algunas estimaciones recientes.
- Las negociaciones para un alto el fuego siguen estancadas; las exigencias rusas son inasumibles para Kiev y sus aliados.
En suma, aunque la gran ofensiva rusa ya está lanzada, sus resultados distan mucho todavía del objetivo declarado: conquistar todo el este ucraniano. El factor imprevisible será ahora la capacidad rusa para sostener este ritmo ante una defensa tecnológicamente avanzada y unas sanciones internacionales persistentes. De fondo, la presencia norcoreana añade una nueva dimensión internacional al conflicto mientras Occidente observa con inquietud cómo evoluciona esta nueva fase.
