No más Mentiras

Antonio García Fuentes

Tras la navidad…¿Dónde está la crisis?

Tras la navidad… ¿dónde está la crisis?

Hoy cuándo escribo es veinticinco de diciembre, me he levantado a mi hora habitual, sobre las seis de la mañana, hechas mis necesidades mañaneras y salido ya del baño, compruebo en la báscula que mi organismo pesa medio kilo más que ayer; pese a mi contención “gular”, en la siempre pantagruélica cena de “eso que se denomina nochebuena” y que desde que empecé a pensar, nunca he comprendido el porqué de tal barbaridad, que dicen que recuerda el trágico momento del nacimiento, de un hijo de carpintero, que viaja en una burra con su mujer preñada y que en el tránsito del mismo, se presenta el parto; y no encontrando posada ni auxilio alguno, se tienen que refugiar en un horrendo establo “perfumado con los olores imaginables”, en el que tiene que nacer la nueva criatura; suponiendo que en tan trágicas circunstancias, ni el padre ni la madre de la misma, tendrían ganas de comer y por tanto seguro estoy de que allí y entonces, no hubo ninguna cena; dejo el resto de “la leyenda” y que cada cual la complete según lo crea conveniente.
Mientras paseo con mi perro a tan tempranas horas y como es mi costumbre, miro al cielo y está amaneciendo; los reflejos del “naciente Sol”, iluminan con tonos sonrosados y bellísimos, el cielo; el que me transmite una sensación placentera y me invita a sonreír; al mismo tiempo que recuerdo lo que antes digo e igualmente ese discurso (“considerado como el mejor de todos los tiempos”) y que en el Evangelio de San Mateo, figura como, “El Sermón del monte”; y que yo considero como la verdadera “Constitución del Cristianismo”, puesto que su autor fue “El Galileo crucificado”; y allí dice, todo lo que deben hacer sus seguidores, puntualizando con precisión todas las obligaciones que contrae el que se atreva a autodecirse cristiano… Y sigo sonriendo, mientras recojo “la caca” de mi Aníbal, que como siempre, “se caga cuasi en el mismo sitio cada amanecida y llevamos ya doce años cumplidos paseando a tan matutina hora”.
Voy recordando en el silencio de mi ciudad, “que duerme como un tronco”, la multitud de “iglesias cristianas”; en las que unas celebran o reconocen unas fechas y unos ritos y otras otros; entre las que cito a la de “los mormones”, por cuanto estos entiende la tan pomposa navidad que aquí celebramos, como algo secundario y le dan un valor y unas celebraciones bastante diferentes y opuestas a las que aquí se dan, en “las bacanales y derroches ya normales aún en épocas de crisis como se dice que ahora estamos”. Crisis que yo no veo por ninguna parte, viendo a mi paso, como rebosan todos los contenedores de basuras con los desechos y desperdicios, acumulados en ellos e incluso fuera de los mismos, por cuanto muchos ya están rebosados de basuras”.
¿Crisis? Me pregunto, recordando el día de ayer y los múltiples reportajes televisivos, en mercados y tiendas de todo tipo, dónde se venden no sólo los productos de, “las comilonas nocturnas a celebrar esa noche”; y a los precios que pagan sin rechistar, todo lo que se considera “imprescindible” de manjares, que sólo dos semanas antes, estaban cuasi a mitad del precio que hoy los pagan los consumidores que contentos y felices, sacan billetes abundantes y que los vendedores cogen ávidos puesto que hoy, “es el gran día mundial para hacer su máximo negocio”. Después vendrán los otros derroches de la última noche del año y luego el de la festividad de “los denominados Reyes Magos y asimilados nórdicos”; en los que ya será el no va más de regalos intercambiados entre propios y extraños, puesto que la realidad es que esta es la fiesta del consumo masivo y caiga quien caiga. Si todo esto produce montañas de nuevas basuras y se sigue contaminando el planeta, “esto no hay dios que lo pare, quizá por cuanto ya sin frenos y a toda marcha, el monstruoso vehículo consumista, no puede pararse puesto que si se detuviera, igual la reacción sería ni se sabe cuál pero que consideran mucho peor, por tanto sálvese el que pueda”.
En fin, ahora y como siempre, tendremos que ir comiendo “las sobras aprovechables de tan pantagruélicas cenas”, durante bastantes días y por cuanto muchos consideramos que tirar alimentos es un pecado imperdonable; tan es así, que al depositar la mierda de mi perro en un contenedor abierto, veo encima de todo, un tierno bollo de pan, que recojo sin ningún regomello y lo llevo en la mano, para espizcarlo en pequeños trocitos, en la poco cuidada (mi ayuntamiento es un desastre total de abandonos mil) plaza “de Belén”, donde suelo dejar restos de pan, para que allí vengan a llevárselos los gorriones que viven en mi barrio; y los que precavidos en demasía, bajan a llevárselos, puesto que temen a “los gatos cimarrones”, que por aquí pululan y a los que su hambre, incita a cazar a los gorriones que se descuidan… “y es que el hambre, y ya lo decía mi abuela Rosario”… “Hijo el hambre es carrera del infierno”.
Y hecho todo cuanto digo, me refugio en mi despacho y escribo lo que leen, que supongo lo entiende el más tonto de los mortales y que sepa leer, claro está. Amén.

Antonio García Fuentes
(Escritor y filósofo)
www.jaen-ciudad.es (aquí mucho más) y
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Antonio García Fuentes

Empezó a escribir en prensa y revistas en 1975 en el “Diario Jaén”. Tiene en su haber miles de artículos publicados y, actualmente, publica incluso en Estados Unidos. Tiene también una docena de libros publicados, el primero escrito en 1.965, otros tantos sin publicar y mucho material escrito y archivado. Ha pronunciado conferencias, charlas y coloquios y otras actividades similares.

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