No más Mentiras

Antonio García Fuentes

La amistad y su desnudez

La amistad y su desnudez

Me dijeron una vez hace ya muchos años que… “Si encuentras un amigo, siéntete feliz, si encuentras dos, siéntete un dios; y no busques un tercero, puesto que no lo encontrarás”. Y es, que suele ocurrir con mucha frecuencia, que cuando de verdad necesitas acudir a un amigo para algo importante, es cuando lo pierdes, puesto que no te corresponde y te presenta pretextos y elude todo cuanto puede; así pues, yo sonrío, cuando en esas relaciones, en “la manigua de Internet”, se dicen y se cuentan, “las amistades, por miles o millones”. La amistad como el tan cacareado “amor”; es algo que a pesar de lo muy nombrado y difundido, es algo que en realidad es enormemente desconocido; y dificilísimo de definir, y más de disfrutar (generalmente se habla de sexo) precisamente por lo grandioso que, “debe de ser”. Y no lo que en realidad es; que se busca “al amigo”, para simplemente aprovecharse de él, y abusar de lo que se dice amistad, que desde luego, no lo es, salvo ese “barniz insulso con que se barniza hoy”.


Por todo ello, hoy reproduzco lo que un destacado sabio estoico dijo sobre la amistad, y de esto hace ya la friolera de “un par de milenios”: veamos:


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Sobre la amistad: “La amistad es atributo sólo del sabio. ¿Cómo sería capaz de amar quién no sabe distinguir lo bueno de lo malo? No es posible que ame a los hombres quien ama las riquezas, los placeres o la vanagloria. Sólo el que ama lo honrado y lo decente es capaz de amarlos de verdad. Para amar es preciso colocar al mismo nivel la utilidad, la santidad, la honradez, la patria, los padres, los amigos y la justicia. Si se separan estas cosas ya no es posible la amistad, porque donde domina el yo y lo mío, domina el animal, no la razón inteligente. Si el yo, es decir, lo mío, o sea mi interés, está de acuerdo con la honestidad y la justicia, soy buen amigo, buen hijo, buen padre y buen esposo; pero si en un lado está mi interés y en otro aquellas virtudes, entonces adiós amistad y adiós todos los deberes más santos e indispensables.


Si quieres saber si dos hombres son amigos, no preguntes si son hermanos, si se han educado juntos, si tuvieron los mismos maestros y preceptores; pregunta tan sólo en qué hacen consistir su intimidad. Y si esta intimidad estuviese basada en las cosas que no dependen de nosotros, guárdate mucho de decir que son amigos; no, no lo son, como no son fieles, ni constantes, ni libres. En cambio, si basan su amistad en aquellas cosas que de nosotros dependen y las sostienen y cimentan con opiniones sanas, entonces no te preocupes de si los atan o no los lazos de la sangre, de si se conocen desde largo tiempo ni de sus protestas de amistad; porque ¿puede no haber amistad allí donde hay felicidad y comunicación en todo lo bello y honesto?


El alma del vicioso es incapaz de amistad por lo mismo que, entregada a la inconstancia y al desenfreno, va siempre de un lado para otro empujada por sus opiniones y jamás satisfecha.


¿Ves esos perros que están jugando? Diríase que son los mejores amigos del mundo, a juzgar por sus fiestas, sus caricias, su bullicio y sus lametones, ¿verdad? Pues echa en medio de ellos un hueso y verás lo que ocurre. Esta suele ser la amistad entre padres, hijos y hermanos. En cuanto se ofrecen motivo de disputa: dinero, tierras, una querida, bienes de cualquier clase, ya no hay padre, ni hijo, ni hermano”.



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Son algunas de “las máximas”, de Epicteto: sabio estoico, en la época de Nerón y los herederos del primer emperador romano; y el que vivió como esclavo de un “alto personaje de la aristocracia romana”; como los grandes seres de la Historia, no necesitó escribir; sus discípulos se encargaron de hacerlo y de transmitir sus enseñanzas; por ello cualquier hábido del saber, debe buscar lo que se conserva de él, leerlo y meditarlo.

NOTA BIOGRÁFICA: Epicteto, o Epícteto, fue un filósofo griego, de la escuela estoica, que vivió parte de su vida como esclavo en Roma. Hasta donde se sabe, no dejó obra escrita, pero de sus enseñanzas se conservan un ‘Manual’, y sus Discursos editados por su discípulo Flavio Arriano. Epicteto nació en el año 55 en Hierápolis de Frigia (actualmente Pamukkale, en el sudoeste de Turquía), a unos 6 km al norte de Laodicea. En su infancia llegó a Roma como esclavo del liberto Epafrodito, que a su vez había servido como secretario del emperador Nerón; a instancias de Epafrodito, estudió con el filósofo estoico Musonio Rufo. La fecha de la manumisión de Epicteto es incierta; se sabe que alrededor del año 93 fue exiliado, junto con los restantes filósofos residentes en Roma, por el emperador Domiciano. Se trasladó a Nicópolis, en el noroeste griego, donde abrió su propia escuela, adonde concurrieron numerosos patricios romanos. Entre ellos se contaba Flavio Arriano, que llegaría a ser un respetado historiador bajo Adriano; y el que conservaría el texto de las enseñanzas de su maestro. La fama de Epicteto fue grande, mereciendo —según Orígenes— más respeto en vida del que había gozado Platón. (Wikipedia)


Antonio García Fuentes
(Escritor y filósofo)
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Antonio García Fuentes

Empezó a escribir en prensa y revistas en 1975 en el “Diario Jaén”. Tiene en su haber miles de artículos publicados y, actualmente, publica incluso en Estados Unidos. Tiene también una docena de libros publicados, el primero escrito en 1.965, otros tantos sin publicar y mucho material escrito y archivado. Ha pronunciado conferencias, charlas y coloquios y otras actividades similares.

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