No más Mentiras

Antonio García Fuentes

En la imposible España hablar de memoria histórica

En la imposible España hablar de memoria histórica

“Es perder el tiempo”; puesto que “en general y sálvese el que pueda”, los españolitos de hoy, son muy parecidos a los “celtíberos”, de la época cartaginesa y romana; donde las múltiples tribus debido a su “furor independentista”, sólo sirvieron para hacerle “el caldo gordo”, a los “asdrúbales hasta Aníbal” y a los que los derrotaron, o sea, a los romanos, que fueron los que, “aparentemente, los romanizaron”; pero ni ellos pudieron eliminar, “ese veneno separatista”, que hoy existe en lo que se sigue llamando España, que nunca lo fue, como hoy mismo sigue; “no siéndolo”; y de ahí todas las penurias y miserias, de un territorio, que debiendo estar bien unido, sería algo muy importante en el planeta y no esa especie de, “mamporrero político que dentro y fuera, protagonizan, los caudillillos de siempre”; puesto que a caudillo no ha llegado ninguno, ni siquiera Franco, con todo lo que le lisonjeen sus adictos, pues Franco, sólo lo fue, de una parte de España y de “los franquistas”.


Pero dicho ello; hay que seguir hablando de memoria histórica, por si alguna vez, “en las duras molleras hispanas”, entran lo que se dice sirve la historia, o sea para reconocer errores y aprender de ellos, para lograr un futuro mucho mejor; y es por lo que hoy voy recordar, unas “pinceladas” de un buen español, del que se habla poco, puesto que como “perdedor de aquella maldita guerra”, no se le tiene en cuenta para nada, salvo quizá para vilipendiarlo, cosa muy practicada en la “cainita Iberia”.


Me refiero hoy a Manuel Azaña, el que fuera presidente de la II República Española; y el que yace enterrado en suelo francés, tras ser cubierto su cuerpo por, ¡la bandera mejicana! Y tras las penurias que sufriera junto a su esposa y resto de familia, en aquel éxodo; que debió ser tan amargo como es de imaginar.


Pero dejó escritos y sobre todo sus últimas palabras, que como las que pronunciara Cristo en la cruz, debiéramos conocer todos los, “celtíberos actuales”, puesto que fueron estas… “Paz.. Piedad…Perdón”¸y las que aparte de en idioma español, figuran grabadas en su tumba, en idioma francés, para que los nativos de allí, puedan leerlas en su propio idioma también.


Leamos algo de lo mucho que dejó escrito este buen hombre…

Azaña, presidente de la República, escribió en su libro «Velada en Benicarló»:

«… había gobiernitos de cabecillas independientes en Puigcerdá, La Seo, Lérida, Fraga, Hospitalet, Port de la Selva, etc. Debajo de eso, la gente común, el vecindario pacífico, suspirando por un general que mande, y que se lleve la autonomía, el orden público, la FAI en el mismo escobazo».

Añade también Azaña, presidente de la República: «… Cuando empezó la guerra, cada ciudad, cada provincia quiso hacer su guerra particular. Barcelona quiso conquistar las Baleares y Aragón, para formar con la gloria de la conquista, como si operase sobre territorio extranjero, la gran Cataluña. Vasconia quería conquistar Navarra; Oviedo, León; Málaga y Almería quisieron conquistar Granada; Valencia, Teruel; Cartagena, Córdoba. Y así otros. Los diputados iban al Ministerio de la Guerra a pedir un avión para su distrito, «que estaba muy abandonado», como antes pedían una estafeta o una escuela. ¡Y a veces se lo daban! En el fondo, provincianismo fatuo, ignorancia, frivolidad de la mente española, sin excluir en ciertos casos doblez, codicia, deslealtad, cobarde altanería delante del Estado inerme, inconsciencia, traición. La Generalidad se ha alzado con todo. El improvisado gobierno vasco hace política internacional. En Valencia, comistrajos y enjunques de todos conocidos, partearon un gobiernito. En Aragón surge otro, y en Santander, con ministro de Asuntos Exteriores y todo. ¡Pues si es en el ejército! Nadie quería rehacerlo, excepto unas cuantas personas, que no fueron oídas. Cada partido, cada provincia, cada sindical, ha querido tener su ejército. En las columnas de combatientes, los batallones de un grupo no congeniaban con los de otro, se hacían daño, se arrebataban víveres, las municiones….. »

«En Valencia, todos los pueblos armados montaban grandes guardias, entorpecían el tránsito, consumían paellas, pero los hombres con fusil no iban al frente cuando estaba a quinientos kilómetros. Se reservaban para defender su tierra. Los catalanes en Aragón han hecho estragos. Peticiones de Aragón han llegado al gobierno para que se lleve de allí las columnas catalanas. He oído decir a uno de los improvisados representantes aragoneses que no estaba dispuesto a consentir que Aragón fuese «presa de guerra»…. En los talleres, incluso en los de guerra, predominaba el espíritu sindical. Prieto ha hecho público que mientras en Madrid no había aviones de caza, los obreros del taller de reparación de Los Alcázares se negaban a prolongar la jornada y trabajar los domingos… Después del cañoneo sobre Elizalde, en Barcelona, no quieren trabajar de noche. Valencia estuvo a punto de recibir a tiros al gobierno cuando se fue de Madrid. Les molestaba su presencia porque temían que atrajese los bombardeos. Hasta entonces no habían sentido la guerra. Reciben mal a los refugiados porque consumen víveres. No piensan que están en pie gracias a Madrid.» («Velada en Benicarló», Manuel Azaña)”.

 


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A la vista de todo lo que antecede, a Franco se lo dejaron, todo con la facilidad que hay que imaginar; por lo que y resumiendo, “no tuvo nada más que ir recogiendo el fruto ya cosechado y envuelto en sus embalajes mortuorios para ser enterrados y destruidos”.
¡¿Y que ahora vengan “los nuevos canallas e inútiles totales a contarnos los cuentos y mentiras que quieren que aceptemos como verdades históricas”, es como para correrlos, “a escobazos y echarlos a las basuras de donde proceden”?!
Lo terrible es que, “los horizontes de la Celtiberia actual, siguen mostrando más nubes, tormentas, rayos y truenos, que cielos limpios y esperanzadores de futuros mejores; y en esas incertidumbres tenemos que seguir viviendo, en espera de que vengan aquellos estadistas (“machos o hembras”) que se canta en el poema del Cid, con aquel lamento que dice, más o menos… “Qué buenos vasallos para que encontrasen el buen Señor”. Más o menos pues cito de memoria, pero añadiéndole un AMÉN.

Antonio García Fuentes
(Escritor y filósofo)
www.jaen-ciudad.es (Aquí mucho más)

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Antonio García Fuentes

Empezó a escribir en prensa y revistas en 1975 en el “Diario Jaén”. Tiene en su haber miles de artículos publicados y, actualmente, publica incluso en Estados Unidos. Tiene también una docena de libros publicados, el primero escrito en 1.965, otros tantos sin publicar y mucho material escrito y archivado. Ha pronunciado conferencias, charlas y coloquios y otras actividades similares.

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