Por primera vez en mucho tiempo, el Gobierno peruano parece decidido a enfrentar la determinación de la delincuencia y la inseguridad ciudadana. En un operativo realizado la madrugada del miércoles, las fuerzas policiales y penitenciarias intervinieron el penal de máxima seguridad de Huánuco, replicando el modelo de requisas masivas impulsado en Lima y similar al empleado por los gobiernos de El Salvador y Ecuador.
Las imágenes difundidas por el presidente interino, José Jerí, mostraron a los reclusos arrodillados en el patio del establecimiento de Potracancha, con las manos en la nuca y bajo estricta vigilancia. «Seguimos con las requisas en los establecimientos penitenciarios. Hoy tocó Huánuco», escribió el mandatario en la red X, subrayando la continuidad de este tipo de operativos en todo el país.
Según informó el Ministerio de Justicia y Derechos Humanos, durante la intervención se incautaron televisores, cocinas eléctricas, cables, objetos punzocortantes, relojes, tarjetas bancarias y envoltorios con presunta pasta básica de cocaína. «Continuaremos ejecutando estas acciones con fortaleza y determinación. El principio de autoridad se ejercerá en todos los espacios del Estado», declaró el ministro Walter Martínez, al presentar un balance de la operación.

Horas después, Jerí se encabezó en la misma ciudad un operativo policial en las calles, supervisando el despliegue de las fuerzas de seguridad. Con apenas un mes en la presidencia tras la destitución de Dina Boluarte, el nuevo mandatario ha hecho de la seguridad su principal bandera, defendiendo la necesidad de pasar “de la defensiva a la ofensiva” frente al crimen organizado.
“La tecnología se convierte en nuestra aliada para proteger a más peruanos”, señaló Jerí durante la supervisión de la Central de Seguridad Ciudadana de Amarilis, equipada con más de 70 cámaras de reconocimiento facial y de placas en tiempo real. El presidente interino anunció además el inicio de una gira por las regiones, con el objetivo de reforzar la presencia del Estado en zonas históricamente desatendidas.
El operativo en Huánuco se inscribe en una estrategia más amplia que busca recuperar la autoridad del Estado y devolver la seguridad a los ciudadanos. La magnitud y el simbolismo de estas acciones marcan un cambio de tono en la política peruana: un gobierno que, por primera vez, parece dispuesto a asumir con seriedad la lucha contra el crimen y la inseguridad.

