SORPASSO EN EL RECUENTO ELECTORAL

Asfura arrebata la ventaja a Nasralla en el pulso electoral que define el regreso de la derecha a Honduras

El candidato conservador Nasry Asfura, respaldado por Trump, supera al liberal Salvador Nasralla en un recuento caótico marcado por fallos técnicos y tensión política

Asfura
Asfura. PD

Honduras atraviesa un periodo de incertidumbre política sin precedentes. Lo que se daba por hecho hace apenas 24 horas ha cambiado drásticamente.

Nasry Asfura, del Partido Nacional, ha pasado de estar en tercer lugar en las encuestas a liderar el conteo sobre Salvador Nasralla, candidato del Partido Liberal, en un proceso de votación que avanza con lentitud y está plagado de interrupciones técnicas.

La diferencia entre ambos candidatos es ahora de solo 515 votos, un margen tan ajustado que cualquier cosa puede suceder en las próximas horas.

El sistema de resultados preliminares del Consejo Nacional Electoral ha sufrido múltiples caídas y parones. La empresa contratada para gestionar la transmisión de datos ha informado sobre problemas de «mantenimiento» que han mantenido al país en vilo.

Con cerca del 80% de las actas escrutadas, Asfura suma 1.078.581 votos (40,02%), mientras que Nasralla tiene 1.077.066 votos (39,69%). Hace apenas dos días, Nasralla contaba con una ventaja de casi 14.000 votos. Este giro es asombroso y ha generado un clima de incertidumbre que aumenta a medida que pasan las horas sin un resultado definitivo.

Uno de los aspectos más sorprendentes de este cambio es la intervención directa de Donald Trump en la campaña electoral. El presidente estadounidense no solo brindó su apoyo público a Asfura días antes de los comicios, sino que también lanzó críticas directas hacia Rixi Moncada, candidata del partido oficialista Libre, a quien tachó de «comunista». Además, Trump advirtió sobre posibles «consecuencias» si Honduras alteraba los resultados electorales. Esta presión externa ha suscitado controversia y acusaciones de interferencia. Moncada reconoció que las amenazas provenientes de Trump impactaron su desempeño electoral, interpretándose como una forma de coerción por parte del electorado.

La situación se complica aún más debido al indulto que Trump otorgó al expresidente Juan Orlando Hernández, condenado a 45 años en Estados Unidos por narcotráfico. Hernández ha sido una figura clave del Partido Nacional durante años y fue liberado poco después del respaldo público que recibió Asfura por parte de Trump. Este movimiento ha alimentado sospechas sobre la influencia extranjera en la política hondureña. Nasralla ha denunciado públicamente la existencia de una maquinaria fraudulenta coordinada por David Matamoros, vinculado a Hernández, con el objetivo de manipular el resultado mediante el escrutinio especial de alrededor de 2.000 actas con irregularidades.

Un candidato que remontó desde el anonimato

Asfura llegó a esta contienda como una sorpresa para muchos. Las encuestas lo situaban en tercer lugar, muy lejos de sus rivales. Sin embargo, logró aprovechar el respaldo de Trump con gran habilidad. El alcalde de Tegucigalpa, cuya familia tiene raíces palestinas, construyó su imagen política sobre proyectos urbanísticos realizados durante su gestión municipal. Ha prometido llevar a cabo reformas económicas para atraer inversión extranjera y fortalecer las fuerzas armadas del país. Su estrategia se centró en presentarse como un candidato eficiente y alejado de los escándalos corruptos que han marcado al Partido Nacional.

Es irónico pensar que Asfura proviene del mismo partido que dio lugar a Juan Orlando Hernández, cuya administración estuvo marcada por corrupción masiva y narcotráfico. El Partido Nacional tiene un historial sombrío lleno de políticos implicados en grandes escándalos. A pesar de esto, Asfura ha intentado marcar distancias con su pasado reciente y su campaña en redes sociales lo retrató como «Papi a la orden», aprovechando cada oportunidad para hacerse ver junto a Trump y al presidente argentino Javier Milei, ambos íconos del conservadurismo global. Este enfoque le permitió captar votantes ansiosos por un cambio respecto al gobierno izquierdista encabezado por Xiomara Castro.

Nasralla: el periodista que prometía limpiar Honduras

Salvador Nasralla es una figura bien conocida en Honduras. Como presentador televisivo durante décadas, construyó su candidatura con la promesa firme de combatir la corrupción que ha esquilmado las arcas públicas del país. Durante su campaña destacó casos emblemáticos como el desfalco de 200 millones al sistema nacional de seguridad social o el proyecto metrobús Trans-450 que nunca se completó pero drenó 150 millones del presupuesto estatal. Su mensaje central era claro: no representa a la élite política tradicional sino una forma nueva y “limpia” de gobernar.

Nasralla se define como centrista dentro del espectro político derechista y llega a estas elecciones tras una trayectoria política llena de altibajos. Fue nombrado vicepresidente bajo Xiomara Castro en 2021, aunque esa alianza se deterioró rápidamente. Ahora busca la presidencia por tercera vez, esta vez bajo las banderas del Partido Liberal; ganó las primarias internas con un 58% en marzo pasado, demostrando así tener un respaldo considerable dentro del partido liberal. Irónicamente intentó reivindicar el apoyo presidencial durante su campaña pero fue rechazado públicamente por Trump, quien lo calificó como “casi comunista” y expresó desconfianza hacia él.

El colapso de la izquierda y el regreso de la derecha

Lo más notable tras estas elecciones es el dramático retroceso del partido Libre, actualmente en el gobierno. Rixi Moncada, candidata oficialista, se encuentra relegada al tercer puesto con apenas un 19% del total validado hasta ahora. Esta derrota es un duro golpe para el proyecto transformador iniciado por Manuel Zelaya, expresidente fundador del partido tras el golpe militar ocurrido en 2009. Su esposa, Xiomara Castro, ha gobernado durante los últimos cuatro años; sin embargo, su administración no logró consolidar suficiente apoyo electoral para asegurar su continuidad política.

El margen contundente con el cual Libre ha sido superado es tal que sus seguidores apenas han tenido tiempo para asimilar los resultados adversos; algunos comercios permanecen cerrados mientras otros aún mantienen láminas protectoras en sus escaparates como si esperaran algún estallido violento que finalmente no ocurrió.

El retorno a la derecha parece inminente aunque técnicamente el conteo aún sigue abierto; tanto Asfura como Nasralla son candidatos conservadores pero representan matices diferentes: Asfura encarna una derecha más afín al establishment nacional mientras Nasralla intenta posicionarse como una alternativa menos contaminada por las sombras históricas corruptas del Partido Nacional.

La incertidumbre técnica y política

El Consejo Nacional Electoral ha indicado que dispone hasta 30 días para oficializar quién será el ganador definitivo tras completar el conteo final y procesar todas las actas pendientes; además deberá resolver eventuales impugnaciones legales relacionadas con este proceso electoral tan controvertido e inestable hasta ahora.

Las cerca de 2.000 actas pendientes sometidas a escrutinio especial son cruciales para determinar quién será finalmente proclamado presidente electo; Nasralla ha denunciado abiertamente un plan coordinado para manipular este escrutinio especial aunque sus afirmaciones no han sido verificadas independientemente todavía; estableció un plazo hasta miércoles próximo para continuar con dicho conteo antes proceder formalmente al escrutinio especial.

Ambos candidatos han optado por no declararse vencedores públicamente aunque cada uno asegura tener actas certificadas respaldando su victoria; Nasralla indicó estar dispuesto a aceptar cualquier resultado desfavorable siempre que todo sea legalmente correcto pero también advirtió sobre solicitar revisión si hay dudas sobre validez alguna respecto dichas actas.

Trump, Hernández y la influencia externa

La intervención directa e inusual del expresidente Trump durante estos comicios resulta controvertida; más allá del respaldo electoral ofrecido también jugó un papel fundamental al indultar a Hernández justo antes dela elección –el expresidente condenado por narcotráfico—lo cual analistas consideran indica cómo prioriza Washington estabilidad política hondureña frente consideraciones anticorrupción necesarias.

Este indulto fue promocionado ampliamente desde comando Asfura como respaldo directo proveniente desde Estados Unidos; además esposa exmandatario Hernández reconoció públicamente cómo apoyo presidencial tuvo incidencia entre votantes independientes e incluso dentro Partido Liberal mismo mientras él agradecía públicamente “por escuchar responder” cuando más necesitaba ayuda ante situaciones complejas vividas anteriormente.

Hacia adelante: incertidumbre en un país polarizado

Honduras enfrenta días decisivos donde sistema conteo muestra ser frágil debido interrupciones constantes generando desconfianza generalizada; diferencia entre Asfura Nasralla es tan pequeña cualquier variable podría determinar resultado final esperado pronto.

Lo que está realmente en juego va mucho más allá simple contienda electoral: Honduras decidirá si continúa apostando sobre proyecto izquierdista incapaz consolidarse o regresa gobiernos derechistas nuevamente; si gana Nasralla deberá gobernar Parlamento fragmentario mientras si lo logra Asfura regresaría poder nuevamente Partido Nacional aunque bajo liderazgo diferente aquel ejercido anteriormente por Hernández mismo.En ambos casos influencia estadounidense seguirá jugando rol determinante dentro política hondureña futura.

El conteo avanza lentamente acta tras acta mientras país espera ansioso resultado definitivo capaz cambiar radicalmente trayectoria política próxima década venidera.

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