TENSIÓN MILITAR Y PULSO POLÍTICO

Trump incrementa la presión sobre Maduro: EEUU revienta narcolanchas chavistas

Un ataque mortal de EEUU contra una embarcación en el Pacífico y nuevos golpes a lanchas de narcotráfico coinciden con el endurecimiento del discurso de Trump hacia Maduro y la cúpula chavista

Trump incrementa la presión sobre Maduro: EEUU revienta narcolanchas chavistas
Maduro vs Trump. PD

La situación se presenta de manera clara, aunque resulta complicada de asimilar: Estados Unidos informa que ha acabado con la vida de cuatro personas tras destruir otra narcolancha en el Pacífico.

Al mismo tiempo, se confirman más ataques contra otras lanchas del narcotráfico con ocho muertos más.

Y, casi simultáneamente, Donald Trump se dirige al público para aumentar la presión sobre Nicolás Maduro y los torturadores del régimen chavista.

En este escenario, seguridad, tráfico de drogas y geopolítica se entrelazan.

El resultado es un día que revela un patrón claro: Washington combina operaciones militares arriesgadas en el mar con una estrategia política agresiva hacia Caracas.

Quedan en el aire interrogantes legales, dudas sobre la cadena de mando y un mensaje directo para los actores regionales, desde Colombia hasta Venezuela.

Qué ha sucedido en el Pacífico

De acuerdo con el último informe del mando militar estadounidense encargado de la zona, las fuerzas de EEUU llevaron a cabo un “ataque letal” contra una embarcación en el Pacífico que fue considerada una amenaza, resultando en cuatro muertos a bordo. Este incidente tuvo lugar en aguas internacionales y se inscribe dentro de la campaña de interdicción marítima que Washington lleva años manteniendo contra redes de narcotráfico y otras actividades ilegales.

A su vez, fuentes militares han confirmado que Estados Unidos ha atacado otras tres embarcaciones sospechosas de estar involucradas en narcotráfico, también en el Pacífico oriental, con ocho fallecidos adicionales:

  • Las cuatro operaciones se realizaron en días recientes.
  • Todas ellas ocurrieron en el Pacífico oriental, cerca de Colombia, una ruta clave para el tráfico de cocaína hacia Centroamérica y Norteamérica.
  • La Marina y la Guardia Costera de EEUU operan bajo acuerdos de cooperación con países vecinos; sin embargo, esta vez Washington ha asumido un papel protagónico en la comunicación.

El área no es desconocida para el Pentágono:

  • El corredor que va desde las costas colombiana y ecuatoriana hasta el istmo centroamericano alberga gran parte del flujo de cocaína.
  • Se emplean lanchas rápidas, semisumergibles y barcos pesqueros modificados para transportar estos cargamentos.
  • EEUU suele interceptar embarcaciones y detener a sus tripulaciones; lo raro es que reconozca ataques con un balance tan claro de muertos.

Esta vez, el mensaje público ha sido más contundente y explícito. Washington enfatiza que actuó contra “amenazas calificadas como hostiles” y asegura que las unidades implicadas siguieron las reglas vigentes de enfrentamiento. Fuentes militares destacan que las lanchas fueron identificadas como parte de redes narcotraficantes y que existía un riesgo para las fuerzas estadounidenses durante su aproximación.

La sombra de la legalidad y las reglas del enfrentamiento

Lo que inquieta a analistas y ONG es la combinación de dos elementos clave:

  1. El reconocimiento del ataque letal directo con cuatro fallecidos.
  2. La confirmación de tres ataques adicionales contra supuestas narcolanchas, con ocho víctimas más.

Esto suscita varias preguntas:

  • ¿Fue una acción defensiva inmediata o una operación planificada para eliminar objetivos?
  • ¿Se intentó primero interceptar y detener a las tripulaciones?
  • ¿En qué momento una narcolancha en alta mar pasa a considerarse un objetivo militar legítimo?

El derecho marítimo y el derecho internacional humanitario ofrecen enfoques distintos. La lucha antidroga durante tiempos pacíficos generalmente se basa en:

  • Interdicción, abordaje, incautación y detención.
  • Uso gradual de la fuerza, normalmente orientado a detener más que a destruir.

La narrativa sobre “amenaza hostil” y los “ataques letales” acerca estos episodios al lenguaje propio de la guerra contra el terrorismo. Este cambio semántico puede dar pie a críticas sobre una posible “militarización” del combate al narcotráfico y reforzar los argumentos de quienes advierten sobre los peligros de normalizar la fuerza letal en contextos antes considerados policiales.

Trump se dirige al país: drogas, Venezuela y poder presidencial

Mientras se conocían detalles sobre las operaciones en el Pacífico, Donald Trump aprovechó un discurso televisado para consolidar su imagen como un líder firme. Su mensaje abarcó tres ejes principales:

  • Defensa activa contra las redes narcotraficantes operativas cerca de Colombia y en el Pacífico oriental.
  • Críticas hacia el narcotráfico regional y a aquellos gobiernos que, según Washington, hacen caso omiso.
  • Un nuevo escalón en la presión sobre Maduro y los torturadores chavistas, vinculando explícitamente al régimen venezolano con el crimen organizado y la represión interna.

Trump presentó la lucha contra las narcolanchas como parte integral de una estrategia nacional de seguridad donde:

  • Los carteles asociados a regímenes autoritarios son considerados amenazas casi equivalentes a actores armados no estatales involucrados en conflictos.
  • Se refuerza la idea de que la frontera estadounidense “comienza” lejos, tanto en alta mar como en los países vecinos.

Este enfoque le permite conectar simultáneamente con tres públicos:

  1. Aquellos que exigen mano dura contra las drogas.
  2. Los sectores escépticos respecto a regímenes como el venezolano liderado por Maduro.
  3. Parte del estamento militar que ve favorablemente mayores márgenes operativos en mar abierto.

El cambio en la presión sobre Maduro y su entorno chavista

En lo político, este discurso marcó un claro endurecimiento hacia Venezuela. Trump intensificó sus acusaciones contra Nicolás Maduro, así como contra quienes cometen torturas o colaboran con redes criminales. El mensaje fue contundente: más sanciones personales, mayor aislamiento internacional y menos espacio para negociaciones suaves.

Las herramientas que maneja Washington son bien conocidas:

  • Implementación de sanciones financieras y restricciones migratorias dirigidas a altos funcionarios vinculados a violaciones graves de derechos humanos.
  • Limitaciones al sector petrolero venezolano, lo cual impacta directamente los ingresos estatales.
  • Coordinación con aliados regionales para ejercer presión dentro de foros multilaterales.

Lo relevante ahora es cómo sincroniza esta ofensiva con lo ocurrido en el Pacífico:

  • EEUU muestra su capacidad para golpear estructuras criminales en alta mar.
  • Al mismo tiempo envía un mensaje claro a Caracas: aumentará los costos por continuar apoyando redes corruptas implicadas en tortura y represión.

Aunque Venezuela no esté directamente involucrada en estas operaciones específicas del Pacífico oriental, lo simbólico es evidente: cualquier apoyo político o logístico hacia esas redes podría convertirlos potencialmente en objetivos dentro del amplio espectro estadounidense.

Colombia vuelve al centro del escenario

Las acciones contra lanchas narcotraficantes en el Pacífico oriental cerca de Colombia colocan nuevamente a Bogotá ante una situación delicada. El país busca equilibrar la cooperación estrecha con EEUU frente al narcotráfico y a su vez avanzar en procesos internos pacificadores mientras maneja una política más compleja respecto al cultivo ilegal y desarrollo rural.

Los ataques mortales abren diferentes escenarios posibles:

  • Mayor presión sobre Colombia para proporcionar inteligencia e identificar puertos o bases disponibles.
  • Demandas por clarificaciones relacionadas al uso correcto o no uso excesivo de fuerza si hay víctimas locales entre los fallecidos.
  • Críticas internas por aquellos que consideran un alineamiento excesivo hacia los intereses militares estadounidenses.

Si se confirma que tanto las víctimas del primer ataque como los ocho muertos adicionales son oriundos del área, los gobiernos afectados enfrentarán una disyuntiva incómoda: respaldar sin reservas a Washington o exigir explicaciones formales por lo acontecido.

CONTRIBUYE CON PERIODISTA DIGITAL

QUEREMOS SEGUIR SIENDO UN MEDIO DE COMUNICACIÓN LIBRE

Buscamos personas comprometidas que nos apoyen

COLABORA

Lo más leído