El cocodrilo del Carrión

El cocodrilo del Carrión

Hola, amables lectores, (1) soy el anteriormente conocido como cocodrilo del Pisuerga; desde hoy, cocodrilo del Carrión. Como prueba de mi buen gusto y mi señorío he decidido echarme aguas arriba y trasladarme a Palencia, porque nada hay en el mundo que iguale a la visión de la torre de San Miguel reflejada en nuestro río; lo de Valladolid solo fue una parada prevista para descansar. Simancas está muy bien y Valladolid también, pero Palencia es otro nivel.

No tengan vuesas mercedes inquietud respecto a mi presencia en estas aguas remansadas y tranquilas; soy un cocodrilo de buen talante, viajado, como es evidente, y amante de los atardeceres serenos al sol. No se asusten ni huyan de mí como si fuese el ministro de Hacienda. Sosieguen su ánimo y sigan con la vida de una ciudad serena y tranquila que debería ser la envidia de todo el mundo en medio de esta pandemia que nos arrasa. Que les arrasa a ustedes, humanos. Los que deben estar preocupados son los que viven en amontonamientos invivibles que llaman gran ciudad. Si el siglo XX cometió un error fue concentrar a media humanidad en sitios como Bilbao, Barcelona o Madrid. Ese es un modelo social que ya no es creíble ni sostenible. Es la hora de ciudades y provincias como Palencia.

Sean ustedes conscientes de la calidad de vida de la provincia que habitan y no sean tan insensatos de ir a descansar este verano a sitios como Benidorm, Marbella o Torremolinos. A esos sitios no se va a descansar, se va a otras cosas, no me sean pardillos. Y un cocodrilo tan internacional como yo les asegura que allí no van a encontrar el descanso que hay en el valle de Santullán, en la Pernía o en el Cerrato. Y tampoco el clima ni la atención de los hosteleros locales. Ah, y consideren además la masificación de esos hormigueros humanos. ¿Por qué creen ustedes que me he venido yo desde El Cairo?  Que yo tenía una cocodrila muy apetitosa cerca de Asuán pero he preferido Palencia. Ah, una cosa sí, si van a estas comarcas palentinas no se olviden de meter en su equipaje algún médico de familia o algún pediatra, que sé que los lugareños están pasando necesidad, los muy pobricos, sin que encuentre solución quien tiene que encontrarla.

Les confieso que abandoné Valladolid porque no podía con una línea del horizonte tan horizontal, ustedes perdonen. En vez del cerro de San Cristobal yo prefiero el Curavacas. O el Valdecebollas. Y donde ellos ponen los montes Torozos ponen ustedes la sierra de Híjar. Y con ese horizonte, bravío, abrupto, con ese horizonte henchido de piedra y verde me veo cercano al éxtasis apenas separo mis globulares ojos de las gárgolas de nuestra catedral o de las cigüeñas de la Diputación. Un verde así no lo veía yo desde las esmeraldas de Cleopatra.

Son ustedes palentinos por la gracia de Dios y porque los demás españoles no llegaron a tiempo de escoger, pero eso no les quita algún defecto que otro. Con la autoridad que me concede haberles escogido libremente como vecinos déjenme que les critique que han perdido ustedes la inconformidad y las ganas de lucha de aquellas mujeres palentinas (ya ven que me he informado bien antes de asentarme) que pusieron con el culo mirando a poniente a las británicas huestes del duque de Lancaster. Si habían llegado hasta aquí los muy hijos de la Gran Bretaña fue porque en su camino desde la costa no habían encontrado hombres que los parasen. Hasta que se encontraron con las mujeres palentinas. Bueno, pues esas ganas de comerse el mundo parece que se han disipado con el paso de los siglos. Son ustedes conformistas y resignados con la autoridad, tanto como los antiguos egipcios con sus faraones. A los egipcios les daban latigazos para construir pirámides, a ustedes les fustigan con el látigo de la indiferencia, del olvido y del “cállate y espera”. Y así van, queridos y mansos amigos, diluyéndose en la nada con el paso de los años, disolviéndose en la apatía de las Administraciones, unas y otras. ¡Con lo que ustedes fueron en la historia y lo dejados que se les ve hoy!

Y ya, me despido. Mipersona se va hasta la semana que viene; sé que a poco inteligentes que ustedes sean, y lo son, labrarán su propio futuro y resurgirán como el foco cultural y económico de Castilla que siempre fueron. Son gente de buena masa y sabrán salir adelante con holgura, soltura y donosura.

PD: no digan nada a los de Valladolid, déjenles que me crean un mito.

—————– (1) Mi colaboración semanal con Onda cero Palencia————————-

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Pedro de Hoyos

Escribir me permite disfrutar más y mejor de la vida, conocerme mejor y esforzarme en entender el mundo y a sus habitantes... porque ya os digo que de eso me gusta escribir: de la vida y de los que la viven.

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