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En un artículo publicado el 31 de marzo de 2025 en El Debate, Luis Ventoso: «Marisu vuelve a derrapar», el periodista y director adjunto del medio, Luis Ventoso, analiza con agudeza las recientes declaraciones controvertidas de una figura política que ha vuelto a ser el centro de atención mediática.
Ventoso, conocido por su pluma afilada y su capacidad para desentrañar las complejidades del panorama político español, no escatima en críticas hacia la protagonista de su columna, a quien se refiere como «Marisu». El autor comienza su análisis destacando la recurrencia de estos deslices verbales:
«No es la primera vez que Marisu tropieza con sus propias palabras, pero esta ocasión ha superado todas las expectativas. Su capacidad para generar titulares controvertidos parece no tener límites, y uno se pregunta si es una estrategia calculada o simplemente una incontinencia verbal crónica.»
El periodista profundiza en las implicaciones de estas declaraciones en el actual clima político, señalando cómo afectan no solo a la imagen de la protagonista, sino también a su partido y al debate público en general. Ventoso argumenta que estos «derrapes» lingüísticos son sintomáticos de un problema más amplio en la comunicación política contemporánea:
«En la era de las redes sociales y los ciclos de noticias 24/7, parece que algunos políticos han olvidado el arte de la reflexión antes de la declaración. Marisu es solo el ejemplo más reciente y llamativo de una tendencia que amenaza con trivializar el discurso político hasta convertirlo en un mero espectáculo de frases impactantes y polémicas vacías.»
El artículo de Ventoso no se limita a criticar, sino que también ofrece un análisis más amplio del contexto en el que se producen estas situaciones. Señala la responsabilidad de los medios de comunicación y del público en general en la perpetuación de este tipo de política espectáculo:
«Somos, en parte, cómplices de este circo mediático. Cada vez que amplificamos sin criterio estas salidas de tono, estamos alimentando un sistema que premia la polémica por encima del contenido sustancial. Es hora de preguntarnos qué tipo de debate político queremos fomentar en nuestra sociedad.»
Luis Ventoso no duda en señalar las consecuencias a largo plazo de esta dinámica para la salud democrática del país. Advierte sobre el peligro de que el ruido mediático generado por estas polémicas acabe por ocultar debates de fondo cruciales para el futuro de España:
«Mientras nos entretenemos con los últimos deslices de Marisu, cuestiones fundamentales como la reforma del sistema educativo, la sostenibilidad de las pensiones o la transición energética quedan relegadas a un segundo plano. Es un juego peligroso en el que todos perdemos.»
El periodista concluye su artículo con una reflexión sobre la necesidad de elevar el nivel del debate público y la responsabilidad compartida entre políticos, medios de comunicación y ciudadanía para lograrlo. Ventoso aboga por un retorno a la política de ideas y propuestas concretas, en lugar de la política de titulares y confrontaciones estériles.
La columna de Ventoso en El Debate no solo pone el foco en un incidente político puntual, sino que lo utiliza como punto de partida para una reflexión más amplia sobre el estado actual de la comunicación política en España. Su análisis invita a los lectores a considerar su propio papel en la configuración del debate público y a exigir un nivel más alto tanto a los políticos como a los medios de comunicación.
En un momento en que la polarización y el ruido mediático parecen dominar el panorama político, voces como la de Luis Ventoso nos recuerdan la importancia de mantener una mirada crítica y reflexiva sobre los acontecimientos que conforman nuestra realidad política. Su artículo es un llamado a la responsabilidad colectiva en la construcción de un debate público más sustancioso y productivo.
La glosa de este artículo nos permite reflexionar sobre la calidad del discurso político en la era digital y la necesidad de fomentar un debate público más maduro y constructivo. Las observaciones de Ventoso sobre los «derrapes» de Marisu sirven como un espejo en el que se refleja no solo la clase política, sino también la sociedad en su conjunto, invitándonos a todos a elevar el nivel de nuestras conversaciones y expectativas políticas.
