Luchas de poder en los grandes medios españoles

Oughourlian, el dueño del Grupo PRISA en guerra con Sánchez, sopesa cargarse a la sectaria Barceló

El dueño de Prisa, Joseph Oughourlian, sopesa cambios drásticos en la SER y desafía el control político del grupo mientras la sombra de “Telepedro” planea sobre la batalla mediática

Pedroa Sánchez (PSOE) y Oughourlian (GRUPO PRISA)
Pedroa Sánchez (PSOE) y Oughourlian (GRUPO PRISA). EUROPA PRESS

La batalla por el control del Grupo Prisa ha dejado de ser una intriga palaciega para convertirse en el gran espectáculo político-mediático de la España actual.

En el centro del ring, Joseph Oughourlian, presidente de Prisa y máximo accionista a través de Amber Capital, se enfrenta al Gobierno Sánchez en un pulso que va mucho más allá de los despachos y las juntas de accionistas.

Ahora, con la continuidad de figuras icónicas como Àngels Barceló –voz indiscutible de la Cadena SER– y del jefe de informativos en entredicho, el tablero mediático español tiembla ante lo que podría ser una auténtica revolución interna.

El enfrentamiento entre Oughourlian y Moncloa no es nuevo, pero ha alcanzado cotas inéditas tras la negativa del empresario franco-armenio a plegarse a los deseos gubernamentales. Sánchez, que ya controla RTVE y busca extender su influencia sobre todos los grandes medios, quiere asegurarse la lealtad del Grupo Prisa incluso más allá de su estancia en La Moncloa.

La razón es simple: Prisa depende del generoso flujo de publicidad institucional para sobrevivir. Pero Oughourlian ha decidido cortar las amarras con los «agentes infiltrados» del Gobierno dentro del grupo.

En este contexto, la idea de lanzar un canal bautizado con sorna como “Telepedro” –una televisión al servicio directo del Ejecutivo– ha sido rechazada tajantemente por el dueño real del conglomerado mediático. El resultado: despidos fulminantes (como los de José Miguel Contreras o Carlos Núñez) y un terremoto que amenaza con derribar viejos equilibrios internos.

¿Por qué tambalea Àngels Barceló?

En mitad de esta guerra estratégica, Àngels Barceló, toda una institución en la radio española y líder indiscutible en audiencia con “Hoy por Hoy” (más de 3,1 millones de oyentes diarios según el último EGM), ve ahora peligrar su posición. Barceló ha sido durante años un referente progresista, pero su perfil marcadamente alineado con el Gobierno ya no encaja en los planes renovadores (y pragmáticos) de Oughourlian. El presidente sopesa cambios drásticos para renovar las mañanas radiofónicas y desmarcar a la SER del sambenito gubernamental.

El cambio no se limitaría a Barceló: otras figuras relevantes como Pepa Bueno también están en la cuerda floja. Se trata de una maniobra para sacudirse el tutelaje político y recuperar cierta autonomía editorial, aunque ello implique sacrificar a presentadores históricos cuya afinidad con Moncloa es vista ahora más como un lastre que como un activo.

La pugna accionarial y el futuro del grupo

El control efectivo de Prisa es un juego complejo. Oughourlian domina cerca del 30% del capital mediante Amber Capital, con Vivendi (12%), la familia Polanco (7%) y Banco Santander (4%) como otros jugadores clave. Sin embargo, el Gobierno maniobra para alinear a estos accionistas contra el actual presidente. La reciente salida a la luz pública del enfrentamiento ha encendido todas las alarmas: Moncloa considera una “declaración de guerra” cualquier movimiento que cuestione su ascendencia sobre Prisa.

Entre amenazas veladas sobre retiradas publicitarias –véase el caso Havas– y reuniones discretas en París para presionar a socios franceses, Sánchez no escatima recursos para intentar descabalgar al incómodo inversor internacional. Pero Oughourlian se muestra firme: ni vende ni cede, aunque eso signifique enquistar el conflicto más allá de la próxima junta.

Telepedro: ¿realidad o fantasía?

Uno de los capítulos más pintorescos es el fallido plan para lanzar una televisión abiertamente gubernamentalista –la famosa “Telepedro”– cuyo propósito era consolidar un arsenal mediático afín ante un hipotético regreso socialista a la oposición. Oughourlian no solo vetó la idea por considerarla ruinosa sino que ridiculizó públicamente el proyecto, avivando aún más las tensiones internas y forzando salidas sonadas dentro del equipo directivo.

¿Qué puede pasar ahora?

El desenlace inmediato es incierto. En Prisa nadie se atreve a apostar abiertamente por la continuidad o salida inmediata de Barceló o del jefe de informativos; lo único seguro es que habrá cambios profundos tras el verano. La SER sigue liderando cómodamente las audiencias, pero las cifras récord bajo dirección actual podrían no ser suficientes para frenar la tijera estratégica del presidente.

La batalla está servida; por primera vez en décadas, lo que ocurra en los pasillos (y cabinas) del Grupo Prisa podría cambiar no solo el mapa mediático español sino también buena parte del relato político nacional.

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