ARTÍCULO PUBLICADO EN ‘THE OBJECTIVE’

Antonio Caño vaticina el colapso del PSOE: así caerá inexorablemente con Sánchez

"Hoy es una secta al servicio de Pedro Sánchez. En esas condiciones, nada bueno puede aportar ya a nuestro país"

Antonio Caño.
Antonio Caño. Agencias

En su columna publicada el 7 de julio de 2025 en The Objective, el veterano periodista y exdirector de El País, Antonio Caño, firma un análisis titulado La sentencia de Ferraz, donde sostiene que el partido fundado por Pablo Iglesias afronta una de las crisis más profundas de su historia reciente. Y está absolutamente KO.

Desde la primera línea, Caño deja clara su tesis: el PSOE atraviesa una fase terminal que se ha visto refrendada este fin de semana en un nuevo Comité Federal en el que Pedro Sánchez ha vuelto a salir vivo pidiendo perdones y con promesas vacías. Y en el partido nadie se menea, todos se alinean, y esta es su muerte civil:

«Su paso por el Comité Federal ha sido siempre para morir o matar, como entiende la política en general. Nunca ha ido para debatir un argumento o para defender un punto de vista frente a rivales reconocidos y respetados. Sus actuaciones en el Comité Federal han sido siempre arrasadoras, en el sentido más antidemocrático de la palabra».

Caño encuentra cuál es el momento clave en el que se sobrevino la defunción futura del partido, y así lo cuenta:

«La actuación de este sábado, me temo, será la definitiva. El último resquicio de supervivencia de un partido democrático desapareció cuando insultaron a Emiliano García Page. El PSOE ha dejado de ser el partido que conocimos desde su refundación por Felipe González. Hoy es una secta al servicio de Pedro Sánchez. En esas condiciones, nada bueno puede aportar ya a nuestro país, y lo mejor es que salga del Gobierno cuanto antes por el bien general de los españoles».

Al final, Caño termina explicando que «el partido se disolverá en una pelea esteril y ajena a los intereses de los ciudadanos». Y matiza:

«No era tan difícil anticipar este final. Sánchez enseñó desde muy pronto sus miserables cartas. Pero, en todo caso, hubo muchas ocasiones en los últimos años para descubrir al personaje. No quisieron. Ni la militancia socialista ni la corte de aduladores que le ha acompañado durante este tiempo quisieron prestar atención a las infamias que se cometían ante sus ojos. Algunos intentan ahora hacerse los sorprendidos. Bienvenidos sean. Pero es demasiado tarde».

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