OPINIÓN / REPASANDO COLUMNAS

Jorge M. Reverte (El País) estalla contra el «lenguaje chulesco y amenazador» de Willy Toledo

Alfonso Ussía pide al Rey títulos nobiliarios para Suárez Illana y sus hermanas

Los separatistas inteligentes, como Jordi barbeta, contentos con la sentencia del Tribunal Constitucional

Amigo lector, le confieso que he empezado a hacerme un árbol genealógico con mis antepasados por si aparece algún aristócrata, porque hoy, 27 de marzo, los columnistas cortesanos se han puesto a babear ante los duques, pero no el de Alba ni el de Rivas.

Alfonso Ussía ya nos contó a principios de mes que el Rey le pidió consejo sobre a qué españoles crear nobles. Parece ser que le ha cogido gusto a eso de repartir condados y ducados, y propone que Su Majestad se los dé a los hijos de Suárez. Como la heredera del ducado de Suárez es la hija de Miriam, Adolfo Suárez Illana se queda sin título, y eso Ussía no lo puede admitir.

VERDAD O MENTIRA: VOTE EN LA FRASE DE ALFONSO USSÍA

Un Rey no puede prescindir de ennoblecer a quien se lo merece. El duque de Suárez, el conde de Latores, el marqués de Bradomín, el marqués de Pubol, el marqués de Daroca, merecen esa nobleza que sólo les obliga al cumplimiento del honor. Y es más. Hoy me atrevo a insinuar, que si el ducado -no duquesado- de Suárez corresponde a quien la Ley lo corrobora, no estaría de más que Adolfo Suárez Illana, el hijo siempre entregado a su padre, recibiera el título de conde, marqués o duque de Cebreros. Y Sonsoles y Laura, señoras de la Dignidad. ¿Abolir los títulos? Lo que hay que abolir es el resentimiento y la Historia mal entendida.

¿Se han enterado en La Zarzuela de la comanda de Alfonso? ¡Marchando tres títulos! ¡Oído cocina!

En ABC, otro vástago de familia aristocrática, Ramón Pérez-Maura, que ya se quejó de que unos guardias civiles no habían mostrado suficiente entusiasmo en una cacería que vigilaban, resalta que Adolfo Suárez y Torcuato Fernández-Miranda, al que el primero abandonó- fueron creados duques de su apellido por el Rey, que se desprendió de los dos después de haberlos usado.

La Logse no enseñó Historia de España a las generaciones de españoles que la sufrieron, porque su objetivo era directamente tergiversarla. La hoy denostada «Transición» la hizo el Rey con la imprescindible colaboración del duque de Fernández-Miranda -muerto en el olvido de casi todos- y del duque de Suárez (con perdón, una vez más, por resaltar la Grandeza de España de quienes tanto hicieron por todos nosotros). Y antes que reconocer que hubo una «Transición» en la que algunos españoles que venían del régimen del general Franco y estimaban que había que apoyar la reforma política en la que creía el Rey, les parece mejor crear confusión y decir que Suárez fue «el primer presidente de la democracia». Que le cayó del Cielo, claro.

Cuando llegué a El Mundo, como le toca escribir a Luis María Anson, temía que una catarata de baba me cayese en el café. Por fortuna, el creador de ese personaje de ficción que fue Juan III dedica su columna a alabar una obra teatral. ¿Es para que le manden entradas de gorra? Sin embargo, baba por una mujer hay. ¡Qué sería de Anson sin baba! Como Bob Esponja sin sus pantalones cuadrados.

Francisco Umbral hubiera calificado a Soraya Sáenz de Santamaría de púber canéfora, vital y rosa, junto a la silla curul de Mariano Rajoy. Encaramada hasta la oreja del César, podría decirle: «Mariano, bien está que te pases las horas viendo cómo pedalea Contador en televisión pero deberías ir alguna vez al teatro. Si te animaras a presenciar Magia café, en la Cuarta Pared, te enterarías de lo que piensan las nuevas generaciones sobre los partidos políticos y los abusos del sistema».

Después de mirar desde el umbral del salón de baile a los señores y sus señoras, uno se siente casi avergonzado por retroceder y ocuparse de personajes tan vulgares como Mariano Rajoy y Willy Toledo. A ver, Jorge Martínez Reverte, ¿por qué no escribes sobre reyes, duques y púberes canéforas?, ¿es que no hay aristócratas en El País?

¿Por qué se dejó la portavocía de las marchas de la Dignidad a un actor que se llama Willy Toledo? Le he visto alguna vez en el cine y tengo que reconocer que tiene gracia. Pero le he visto en otro tipo de actos y pierde todo el salero cuando dice las cosas que piensa en lugar de las que vienen en un guion.

Toledo ha apoyado públicamente la dictadura de Raúl Castro en Cuba, país donde la libertad de expresión no existe y donde estar en la oposición puede llevar (y lleva) a muchos cubanos a la cárcel. Y apoya públicamente, con un lenguaje chulesco y retador, la retórica amenazante y la práctica violenta de un personaje tan siniestro como Nicolás Maduro, que reprime a tiros en las calles a los venezolanos y cierra sus periódicos.

Willy Toledo me representa menos que Rajoy, porque no sé cómo se le quita.

Espada riñe a los franceses por votar a Marine Le Pen

Arcadi Espada se ha tomado muy mal que varios cientos de miles de franceses, porque no han sido muchos, hayan votado las listas municipales del Frente Nacional. Incluso le molesta que su periódico, El Mundo, publicase una entrevista con Marine Le Pen. (Arcadi, ¿a ti no te habría gustado entrevistar a Hitler, de haber tenido la oportunidad, y, sobre todo, contarlo? A mí sí y eso no me convierte en nazi.)

Las estúpidas declaraciones de Marine Le Pen al periódico. Sobre la inmigración, y la necesidad de no dar educación ni sanidad gratuitas a los inmigrantes, pero no solo: la estupidez vetea la mayor parte de sus respuestas a Juan Manuel Bellver.

Madame Le Pen es una pobre mujer, como su padre fue un pobre hombre, cuyo arsenal político no rebasa las fugaces (¡como una carrera!) propuestas del taxista. El taxista malo, desde luego, como lo hay el bueno, ése que dice que hay que abolir las fronteras con el mismo sentido argumental, irritación personal ante el atasco y velocidad de ejecución con el que se compromete a eliminar en dos días el coche privado de las ciudades. El éxito de los populismos reside en la relación inversamente proporcional entre la facilidad de comprensión de sus propuestas y la imposibilidad de su aplicación. Dejar a los inmigrantes sin los derechos de los «naturales» ofende una ley moral igualitaria implantada en las sociedades libres. Pero no sólo por ello es de imposible aplicación: es el propio mundo, felizmente globalizado, el que conspira contra la propuesta de un modo mecánico, neutro, devastador. Un alud.

O sea, que Espada está a favor de seguir dando a todo inmigrante que venga a Europa sanidad gratis, educación gratis, abogados gratis… Pero, ¿a que él cobra sus columnas?

Gabriel Albiac recuerda que el Frente Nacional, partido protesta, roba más votos a la izquierda que a la derecha.

¿Qué va a pasar en aquellas circunscripciones en las cuales un tercer candidato, el FN de Marine Le Pen fundamentalmente, se ha colado en la segundo vuelta? Nuestras convenciones dirían que eso robaría voto a la « derecha clásica » . Solo que las convenciones mienten. En este asunto, de un modo clamoroso. El Frente Nacional se ha venido nutriendo del electorado obrero, que fue antaño el de la izquierda. Y nadie en Francia se engaña acerca de eso. Ni tampoco acerca de algo de dimensiones mayores: las cercanas europeas. En donde circunscripción única y representación proporcional harán al FN partido mayoritario. Lo que nadie previó. Lo inevitable.

Le falta contar que fue el socialista (y antiguo colaboracionista) François Mitterrand el que animó el FN en los años 80 para debilitar al centro-derecha, con el resultado de que en 2002 Jean-Marie Le Pen echó de la segunda vuelta al candidato socialista. A ver si lo hace en otra columna, que es una historia muy divertida.

¿Y si viene un Deseado?

Esta columna de Albiac me sirve para enlazar con la de Raúl del Pozo, porque ambas van sobre maniobras inteligentísimas de políticos listísimos que acabaron en lo contrario de lo que buscaban. Primero, el chiste que le cuenta un rojo veterano:

un tanto enfadado, me explica: «Cuarenta y cinco hectáreas entre El Prado y Colón, con las calles adyacentes, a 2,8 personas por metro cuadrado, dan 1.100.000 manifestantes. El Bernabéu a esa hora era un carnavalín. Si comparamos esta marea con la visita del Papa, no hay color. En Colón, cuando vino el Pontífice había claros».

Y ahora la advertencia:

En estos días, la ciudad de las ranas y las princesas [Aranjuez] celebra el motín, su revuelta contra el poder. La marea iba a linchar a Godoy por trasladar a Carlos IV a ese palacio con la intención de mandarlo a América, como había hecho con Juan VI de Portugal. Napoleón estaba encima. El motín tuvo consecuencias desastrosas, el cornudo Carlos IV abdicó en El Deseado, tan querido por el pueblo.

José María Carrascal (ABC) está indignado con la marcha de la dignidad, porque le recuerda a los años anteriores a la guerra civil.

La crisis ha despertado nuestros peores instintos, la izquierda proclama que «hay que parar a la derecha como sea», emulando a Largo Caballero, y los nacionalistas actúan como si todo fuera lícito contra España como nación y como Estado. No es la primera vez que ocurre. Ha sido el ambiente reinante en vísperas de nuestras grandes tragedias.

No estoy diciendo que corramos el riesgo de otra guerra civil. Los líderes de la izquierda y los dirigentes sindicales viven demasiado bien a costa del sistema que tanto critican para ponerlo en peligro. A ellos no les afecta la crisis. Pero me temo que estén llevando demasiado lejos su oposición y sus ganas de ocupar el gobierno. O puede que les mueva, sencillamente, el temor de que la odiada derecha consiga sacarnos de la crisis a la que tan eficazmente han contribuido. Lo mismo podemos decir de los nacionalistas, solo que elevado al cubo. Al apostar abierta, decididamente contra España y su sistema actual, están tirando piedras contra su propio tejado, pues gracias a ese sistema han engordado y florecido. Mala combinación nacionalismo y socialismo. Unan sus siglas y se darán cuenta.

¡Dos años de espera en el FOGASA para cobrar salarios debidos!

González Urbaneja (Republica.com) da una noticia dentro de su columna.

A todo esto hay que añadir los que podemos llamar «caldo de cultivo» para esa violencia organizada y amparada en la masa. El caldo de cultivo se produce entre los propios manifestantes más inclinados a amparar y «entender» a los alborotadores violentos que a la policía. Los organizadores de las protestas rechazan la violencia con declaraciones genéricas, pero sin condenarla y sin que tomen medidas para aislarla y evitarla.

La crisis está durando demasiado, sus efectos de exclusión y abandono para una parte de la población son evidentes. Y la respuesta a las necesidades brilla por su ausencia. Que el FOGASA (garantía salarial) esté desbordado y tramite expedientes con dos años de retraso es un buen indicador de falta de sensibilidad y de abandono y desdén por los más débiles.

Y un poco de humor a cargo de Ignacio Ruiz Quintano (ABC).

¿A quién se le ocurre ser fraile, habiendo epidemia en Madrid? ¿Y a quién se le ocurre ser policía, habiendo manifestación en Madrid?

Pero esto no es ir de manifestación; esto es ir de venadeo. Así, no tardará la policía española en arrebatar al periodismo venezolano el título de profesión más peligrosa del mundo, que aquí querría yo ver a Gandhi con su «satyagraha», un método de recibir palos a base de negarse a hacer lo que el adversario quiere que hagas.

Unos ocupan la calle y otros tratan de ocupar la catedral de Córdoba. El arabista Serafín Fanjul (ABC) nos da una lección de historia y de política.

La Iglesia debe ser firme -y lo será- y no ceder un milímetro ante el asalto, porque no solo está en juego el edificio, ni por tener la propiedad del monumento desde el siglo XIII, o porque es del todo inviable armonizar y coordinar dos liturgias tan distintas (por aquello de la supuesta oración conjunta, que refieren cronistas posteriores a los sucesos en varios o muchos siglos: arRazi y al-Maqqari), sino por el fortísimo impacto negativo que tendría en Andalucía la ocupación del monumento por los musulmanes, aunque para el islam resultase mano de santo y bálsamo propagandístico de primer orden, extremo que no sé si calculan los anticlericales decimonónicos que nos aquejan.

la nostalgia árabe por al-Andalus, que hace veinte años aún nos provocaba una sonrisa sentimental de simpatía (como todas las nostalgias), ha sido barrida por el desembozado proyecto de reislamizar la Península, lo cual ya no tiene tanta gracia. Que lo consigan o no es otro asunto, en el que nosotros tenemos mucho que hacer.

El Tribunal Constitucional ofrece una salida a Mas

La sentencia del TC respecto a la declaración hecha por el Parlamento catalán sobre el supuesto ‘derecho a decidir’ es tema del que se ocupan, lógicamente, los catalanes y quienes escriben en la prensa catalana.

Francesc de Carreras (El País) encuentra una salida para el conflicto.

el TC, al modo del Tribunal Supremo del Canadá, da una lección de Derecho Constitucional. Viene a decir: la Constitución no es un muro impenetrable, es un cauce para que se exprese la voluntad popular. Pero este cauce, estos procedimientos, deben ser legales porque democracia y Estado de derecho son dos conceptos intrínsecamente unidos. El error es desviarse de la legalidad, error inaceptable porque que es desviarse de la democracia.

Un asunto complicado resuelto mediante una sentencia abierta y clara que restablece la paz jurídica.

Jordi Barbeta (La Vanguardia) también ve una salida, aunque lo dice con menos explicaciones jurídicas. ‘La solución Quebec es posible’ se titula su columna.

Pero ¡ojo! no es lo mismo ejercer la autodeterminación que celebrar una consulta. La autodeterminación implica, según el resultado, la independencia. En cambio, la consulta simplemente indica un estado de opinión, que habrá que tener en cuenta para hacer política. Y a eso aspira, de momento, la mayoría soberanista catalana, tan moderada ella.

Y Fernando Ónega (La Vanguardia) allana el camino pidiendo acuerdo, pacto, transacción, negociación o cualquier otro sinónimo.

la sentencia no cambia nada y ese es ahora el problema. Es evidente que el TC puede tumbar una declaración o una ley de un parlamento autónomo, igual que puede anular otra del Congreso (…); pero si unas fuerzas políticas díscolas no acatan el veredicto, ¿qué se hac econ ellas? ¿Se les declara en rebeldía? ¿Se les aplica la ley penal? (…) el conflicto catalán no se resuelve sólo a base de legislación.

En cambio, Pilar Rahola no ve más que un ataque a Cataluña y a su biografiado Artur Mas. ¿Y esta señora ha elaborado leyes que nos obligan a nosotros?

Más ideológico y partidista que jurídico, dando por buena la idea de que las reglas de juego que surgieron despuñes de la dictadura estaban contaminadas de inicio. Es una perversión de lo que significa la democracia, usando los resortes de la democraciac.

El Constitucional, pues, ha dicho que Cataluña no es sujeto político. La pregunta, entonces, es obvia: ¿qué es Cataluña? ¿Un pájaro, un avión, Supermán?

La pobre Rahola no se entera de nada. Y encima hace unos panes como unas tortas. Si la Constitución estaba contaminada de inicio, también lo estaba el estatuto catalán y la Generalitat restaurada, y Tarradellas, que aceptó regresar a España.

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Autor

Pedro F. Barbadillo

Es un intelectual que desde siempre ha querido formar parte del mundo de la comunicación y a él ha dedicado su vida profesional y parte de su vida privada.

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