Arcadi Espada: “Los medios fabrican la mayor parte de la inmensa conversación tuitera y le dan a diario crédito y legitimidad”
Arias Cañete pidió perdón ante los micrófonos de la Cadena COPE, pero no por eso algunos columnistas de los medios de derechas siguen escribiendo en su defensa para acusar al PSOE de exagerar con el supuesto machismo el cabeza de lista del PP ante las elecciones europeas del 25 de mayo de 2014. Así que las vicisitudes del Homo Cañetus vuelven a a parecer en los espacios de opinión de la prensa de papel del 22 de mayo. No es, menos mal, el único asunto tratado por los articulistas en esta jornada.
Reaparece en escena la cuestión, tan candente durante un par de días, de un posible Gobierno de coalición entre el PP y el PSOE. Nos encontramos con quien apoya de forma firme que se vote por partidos minoritarios y hasta un par de textos referidos a medios de comunicación. Tras hacer sonar una vez más nuestra armónica de afilador, nos ponemos manos a a obra.
Arrancamos en tierras barcelonesas, en el auto proclamado ‘diario de la Catalunya real’. Ferran Monegal escribe un artículo en El Periódico titulado Sandro, remojo y palangana. No se asuste usted, estimado lector, lo referido al programa de saltos de Telecinco y el más estrafalario de sus protagonistas nos trae sin cuidado. Lo que le interesa es la parte final del texto del crítico televisivo, que arranca con un ladillo según el cual ‘Cake no es gonzo’:
‘El Follonero de la derecha’, también llamado ‘el follofacha’ (Cake Minuesa), ha inundado los medios con la filtración de lo que cree una hazaña y que se verá en Telemadrid: ha plantado una bandera española en la bahía de los Catalanes del Peñón para provocar a los gibraltareños y le ha costado cinco horas de detención en la comisaría. Cake me manda avisos en forma de tuits al programa de Julia Otero (Onda Cero), y se queja. Me dice: «Cuando Gonzo de El intermedio hace eso lo aplaudes, cuando lo hago yo me llamas provocador». No señor. Gonzo también es un provocador nato. La diferencia es que Gonzo provoca donde la provocación tiene sentido: al poder establecido, a los políticos que gobiernan y detentan cargo. Ir a incordiar a los bañistas de una playa no es provocación. Es show.
Sobre este párrafo hay mucho que decir. Para comenzar, es lógico que Minuesa se dedique a promocionar su programa. ¿Acaso no nos machacan a algunos periodistas con notas de prensa, tuits, y mensajes al móvil los protagonistas de los más diversos espacios radiofónicos, televisivos o incluso de medios de papel o de internet? No le vemos nada que objetar. Si a Monegal no le interesa el asunto, con ignorarlo tiene suficiente.
No sabemos si es hazaña o no plantar una bandera española en una playa gibraltareña, pero lo que sí tiene claro el afilador de columnas es que ser detenido por ello tras haber sido apedreado y insultado, y pasar después cinco horas en una comisaría, es ser víctima de una abuso de poder. Eso es así con independencia de que lo haga la Policía de Gibraltar, la española o la de Tuvalu.
Y ese repeche de que lo que hizo Minuesa es ‘show’ nos parece absurdo. ¿Acaso no lo es mucho de lo que hace Gonzo en laSexta? Y, sobre todo, eso justifica y minimiza el abuso de poder? Por cierto, ¿acaso el gobierno de una colonia británica (no vamos entrar aquí a debatir sobre si esta debe seguir siéndolo o no) y su policía no son un poder establecido? Ahora resultará que en realidad son unos 15-emeros que han montado una acampada en el Peñón.
Saltamos a La Vanguardia, donde Fernando Ónega nos mete en arena política con Los amigos… irreconciliables, donde trata la posibilidad de un Gobierno de coalición del PP con el PSOE.
Tras destacar los ataques mutuos entre ambos partidos durante los días previos a las elecciones que se acercan, afirma:
Entiendo que los dos grandes partidos sólo podrán coaligarse para lo que se han coaligado hasta ahora: para impedir el referéndum catalán. Hasta ahí comparten sentido de Estado. Más allá y hoy por hoy, son amigos, sí, pero irreconciliables. Sólo cabe un leve matiz: en campaña electoral, no busquéis muchas verdades. Buscad los actores de una representación.
Al final, parece, no descarta que se coaliguen. Unos pocos días de campaña no sirven en última instancia para ocultar lo que desde hace tiempo reconocen en privado numerosos políticos de los dos grandes partidos: el Gobierno de unidad no es ni mucho menos una opción descartada por los de Ferraz y Moncloa. «Por el bien del país», añaden siempre a este humilde lector de columnas cuando les pregunta por este asunto. «Por seguir repartiendoos el pastel», piensa por lo bajo quien les escucha.
Tomamos el puente aéreo para seguir en cuestiones electorales, y con referencias a Cataluña, nada más aterrizar en Madrid. Anabel Díez publica en El País un artículo titulado Cataluña, infierno o salvación.
A pesar de los pésimos augurios, Cataluña sigue siendo la esperanza de los socialistas, el infierno o la salvación. Aún confían en parte de ese 42,5% que apoya la solución federal para el encaje de su comunidad con el resto de España – según una encuesta de La Vanguardia- para que reconozcan que la propuesta es de los socialistas. En esa confianza el PSC y el PSOE han reservado para los ciudadanos de Cataluña lo mejor que podían ofrecer en esta campaña para acompañar a Elena Valenciano.
Se refiere al mitin ofrecido con Manuel Valls, Martin Schulz, Anne Hidalgo y Felipe González. No puede evitar terminando con un toque de añoranza felicita:
Y Felipe González, a quien se recuerda en mítines con 30.000 personas en el Palau Sant Jordi. «Felipe, presentante tu», le gritaban, ya fueran elecciones municipales, generales o catalanas.
Casi nos podemos imaginar a Díez con los ojos humedecidos mientras escribía eso, al tiempo que piensa ‘qué jóvenes e invencibles éramos, después los del PP se empeñaron en ganar de vez en cuando las elecciones generales’.
Y pasamos ahora a ABC, donde Isabel San Sebastián titula Tirar el voto. Se opone a la idea de que apoyar a los partidos minoritarios sea algo inútil:
El hecho de votar en estas elecciones a unas siglas «menores», esto es, de escasa representatividad en la actualidad, no solo no significa desperdiciar una oportunidad de contribuir a la construcción de una Unión Europea más habitable, sino que puede convertirse en un acto de reivindicación democrática.
Concluye:
En esta mano las cartas están bastante bien repartidas. Los «grandes» cuentan con la ventaja de una presencia constante en los medios de comunicación, sumada a la abundancia de fondos para vestir sus campañas. Los «chicos» no han sufrido el desgaste despiadado que produce el ejercicio del poder en tiempos de crisis, aunque deben conformarse con difundir sus mensajes en las redes sociales y a través del boca a boca. A la hora de leer los resultados, será menester hilar fino para ver quién vence y quién convence en las distintas circunscripciones, a fin de extrapolar datos y extraer las debidas conclusiones. Pero cada papeleta contará y será por ello útil. Todas y cada una de ellas.
Cabe destacar que San Sebastián, al igual que Antonio Burgos el día anterior (en un artículo que cita la propia periodista en su columna) rompe con la línea mostrada por su propio diario y otros columnistas de derechas en el sentido de llamar al voto ‘útil’ al PP.
Seguimos en el diario madrileño de Vocento, donde encontramos con un artículo sobre el envío masivo de profesionales y directivos de RTVE a Lisboa con motivo de la final de la Champions League que disputan el Real Madrid y el Atlético de Madrid el día previo de los comicios europeos. Lo firma Rosa Belmonte y se titula Corriente.
Aquí falta Lina Morgan silueteándose el cuerpo ante el electricista: «¿Usted cree que esto es corriente?». 150 profesionales van a la final de la Champions, cuando a los Juegos de Londres mandaron 123. Y con la señal de la UEFA.
Concluye:
Pero lo mejor de todo son los 20 directivos de RTVE que también van. Y González Echenique diciendo en su comparecencia de marzo ante la comisión de control parlamentario que «en el sistema hay una serie de teclas que convendría ajustar». Sobre la dificultad de obtener ingresos, aseguró: «Tenemos que hacer magia: más por menos». Esto sólo lo arregla el Mago Pop de Discovery. En todo caso, lo bueno de llevar 150 profesionales es que hay más probabilidades de que alguno sepa inglés, por si hay que hablar con Bale. No vaya a pasar como en la final de la Copa del Rey.
Y nosotros nos preguntamos si, al escribir sobre el problema de encontrar profesionales que hablen inglés, Rosa Belmonte se estaba acordando del ridículo de los ‘oit points’ españoles en el Festival de Eurovisión.
Pasamos ahora a El Mundo, donde Arcadi Espada entra en el asunto de los insultos en las amenazas en Twitter. Lo hace en un artículo titulado La función de la masa. Nos ha llamado poderosamente la atención el último párrafo del artículo, en el que apunta a las responsabilidad de los medios a la hora de hacer de altavoces de los salvajes de la red social:
Por el momento hay un camino más simple y mejor [que investigar y perseguir en masa a los usuarios que publiquen insultos y amenazas] y es que los medios ignoren Twitter. Son los medios los que fabrican la mayor parte de la inmensa conversación tuitera y son los medios los que le dan a diario crédito y legitimidad, con fundamentos estadísticos y sociológicos del todo dudosos, cuando no risibles. Respecto al insulto, no cabe más que recordar la vieja norma: un insulto de Twitter en un periódico es un insulto en un periódico. Y aun reconociendo la tradicional convivencia entre el periódico y los graffitis excrementales de los lavabos, no sé, chicos, pero yo creo llegada la hora de ser limpiamente modernos y elevarse.
Al menos, es un párrafo para reflexionar.
Y volvemos a la política. Lo hacemos de la mano de Raúl del Pozo, que publica Cañete, auto de fe .
Miguel Arias Cañete ha hecho la autocrítica, la confesión -heredada del Santo Oficio-, en este estalinismo de marketing en que se ha transformado la política.
Sostiene el columnista de la contraportada de El Mundo:
El machismo aparece hoy más perseguido que el saqueo de las cajas de ahorro. Hemos asistido a un linchamiento, a un auto de fe, donde la víctima es uno que vivía en Babia, sin enterarse de que los años de democracia han sido un programa de reeducación en el que la mujer ha dejado de ser el negro del hombre para convertirse en la vanguardia de los cambios. La lucha por sus derechos estalló históricamente no sólo en la calle, en el trabajo, en las broncas contra la Policía, en las peleas de las sufragistas, sino también en el lenguaje.
Al final no nos queda claro si Raúl del Pozo defiende a Cañete, le critica o se limita a pasar por allí.
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