Obama-ZP: una transfusión urgente de carisma para acelerar la remodelación del Gabinete

Obama-ZP: una transfusión urgente de carisma para acelerar la remodelación del Gabinete

(PD).- Debería cobrar. Una tarifa por la foto, otra por los abrazos, una tercera por las recepciones de grupo o por las comparecencias multitudinarias; está tan solicitado Obama, es tanta la pasión por «tocar al santo» y recibir su imposición de manos, que si estableciese tasas oficiales por acto podría disminuir el déficit presupuestario.

«Yo sé de uno que pagaría encantado por beneficiarse de este poder taumatúrgico; de hecho ha pagado ya», escribe Ignacio Camacho en ABC. Mil millones de euros, exactamente, que es lo que va a costar a España su aportación al fondo extra del FMI. Calderilla a cambio de una transfusión urgente de carisma, capaz de acelerar la remodelación del Gabinete, y una recarga de talante para volver con los hombros ungidos por el Hombre del Año, el nuevo Papa laico y negro cuyo activismo evangeliza un mundo descreído y en crisis predicando los viejos valores perdidos de la nación norteamericana.

Sólo Sarkozy se ha mantenido en pie de igualdad ante él, gallito sobre sus tacones alzados, disputándole con orgulloso celo francés los ribetes del liderazgo internacional. Al resto lo ha mirado Obama por encima del hombro, repartiendo elegantes elogios protocolarios y dando manos como quien abraza farolas. Pero cada gobernante retratado con él, favorecido por algún comentario amable derramado sobre su cabeza, volverá a casa, como Zapatero, levitando como quien ha peregrinado a un santuario milagrero, y dispuesto a explotar la imagen de esos instantes de privilegio en beneficio de su propia popularidad, y hasta como palanca sobre la que proyectarse para abordar una esperada crisis de Gobierno.

Miradme bien, incrédulos conciudadanos, hombres de poca fe: he aquí, ante vosotros, el hombre que estuvo con Obama y recibió sus complacencias y parabienes. Ecce homo. Que vayan pasando los ministros para ajustar cuentas.

Ocurre, empero, que el liderazgo no se transmite. Es un intangible que se tiene o no se tiene, y que cuando se tiene es menester desarrollarlo con una actitud como la del mandatario americano; un tipo que además de una orla carismática y una impecable excelencia oratoria posee una devastadora fuerza de convicción y es capaz de trasladar una determinación llena de fuerza, intensidad y coraje. Que enfrenta a los problemas llamándolos por su nombre y pide a su pueblo un esfuerzo moral y social para superarlos. Que no esconde la verdad ni promete recetas indoloras. Que cree en la ética del trabajo y conoce el valor contractual de las promesas políticas. Un hombre de palabra.

Por eso ha recuperado para su país el prestigio y la influencia cuestionados en una década ominosa. Por eso tiene cola para obtener una cita. Por eso los dirigentes de medio mundo intentan arrimarse a él para aprovecharse de su crédito. El verdadero liderazgo no consiste en hacerse una foto con alguien, sino en que los demás quieran hacérsela con uno.

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Autor

Luis Balcarce

De 2007 a 2021 fue Jefe de Redacción de Periodista Digital, uno de los diez digitales más leídos de España.

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