Crisis interna y apuestas por el relevo en el socialismo español

En el atribulado PSOE ya empiezan a hacer quinielas sobre quién será el sucesor en el partido del corrupto Sánchez

El PSOE vive sus horas más bajas entre escándalos, desgaste de Sánchez y un partido sin banquillo claro para la sucesión

En el atribulado PSOE ya empiezan a hacer quinielas sobre quién será el sucesor en el partido del corrupto Sánchez

Quinielas hacen, pero no tienen banquillo.

Y no saben los socialistas por dónde les vienen los palos, aunque se temen lo peor.

Sew ha impuesto en el partido la tesis de que la corrupción está mucho más extendida de lo que ha aflorado y que ls proximas semanas serán devastadoras.

La escena política nacional nunca ha sido un remanso de paz, pero lo que se vive estos días en Ferraz parece el argumento de una novela negra con tintes de comedia.

A medida que los escándalos de corrupción —con nombres como Santos Cerdán o José Luis Ábalos pululando por los sumarios— se acumulan y el desgaste del propio Pedro Sánchez se hace evidente, el PSOE se encuentra atrapado en un bucle de incertidumbre, rumores y quinielas sobre quién será el próximo en ocupar la silla del “jefe”.

No es para menos. La concatenación de crisis internas y externas ha convertido al partido en una olla a presión.

Las luchas intestinas, las purgas recientes y la sensación generalizada de que el “sanchismo” está llegando a su ocaso han provocado que los cuadros socialistas, desde los más veteranos hasta los recién llegados, participen activamente en ese deporte nacional que es la especulación sobre el sucesor del líder caído en desgracia.

Un líder amortizado y un partido sin banquillo

La situación interna no puede ser más desoladora. Fuentes próximas al núcleo duro del partido reconocen que “Pedro no puede ser candidato”, que está “amortizado” y que “la legislatura ha acabado; empieza la campaña electoral”. Las caras largas en el Congreso lo dicen todo: nadie ve ya posible una remontada. El ambiente es tan sombrío que muchos apuestan a que Sánchez no llegará políticamente vivo a agosto. Se habla abiertamente de dimisión, retirada ordenada e incluso de un presidente/a interino con convocatoria electoral tras el verano.

Sin embargo, el problema no es solo la salida del actual líder. La verdadera inquietud es quién podrá tomar las riendas. El llamado “banquillo socialista” brilla por su ausencia. Durante años, la estrategia desde Moncloa ha consistido en evitar que crecieran liderazgos alternativos. Ahora, esa táctica pasa factura: faltan figuras de peso con tirón nacional y proyección interna para garantizar una transición tranquila.

Las quinielas: nombres propios y sus hándicaps

En este contexto de vacío, las quinielas corren como la pólvora por los pasillos del Congreso y los chats internos del partido:

  • María Jesús Montero, actual vicepresidenta y mano derecha de Sánchez, está desgastada por su cercanía al líder caído y enfrascada en liderar el PSOE andaluz.
  • Óscar Puente, carismático ministro, pero demasiado alineado con Sánchez y salpicado por polémicas recientes.
  • Pilar Alegría, portavoz del Gobierno y próxima a Sánchez, aunque su papel parece más destinado a otras lides autonómicas.
  • Cristina Narbona o José Luis Escrivá Cuerpo, perfiles técnicos vistos como posibles presidentes interinos para una transición limpia, aunque no cuentan con ambición electoral ni grandes apoyos entre las bases.

Entre los damnificados recientes destaca Adriana Lastra, quien fue apartada tras un duro enfrentamiento interno, pero cuyo nombre resurge precisamente por su oposición a las prácticas corruptas asociadas al entorno de Cerdán. Sin embargo, nadie ve probable que encabece una rebelión orgánica contra Sánchez.

El factor García-Page: ¿el último barón clásico?

Un nombre sobresale entre las bases desencantadas: Emiliano García-Page, presidente de Castilla-La Mancha. Barón socialista con perfil propio y crítico con la deriva sanchista (especialmente con la amnistía a independentistas), representa una visión del socialismo más clásica y moderada. No es casualidad que una reciente encuesta situase a Page como favorito para tomar las riendas del PSOE entre los lectores consultados: más del 51% verían con buenos ojos su ascenso al liderazgo nacional. Su discurso contrasta abiertamente con el pragmatismo extremo —por no decir malabarismo— que ha caracterizado a Sánchez en sus pactos parlamentarios.

Eso sí, Page arrastra sus propios problemas: carece de apoyos sólidos fuera de su feudo regional y no ha materializado políticamente su oposición interna más allá de declaraciones públicas.

Viejos rockeros nunca mueren: González, Page y las maniobras silenciosas

En este tablero revuelto reaparecen figuras históricas como Felipe González, quien desde hace meses maniobra discretamente junto a otros veteranos —Page incluido— para preparar un relevo ordenado. Los movimientos del expresidente se interpretan como intentos de recuperar un PSOE menos dependiente del nacionalismo periférico y más centrado en sus raíces históricas. Aunque González ya no tiene peso orgánico directo, su influencia sigue siendo considerable en determinados sectores críticos con Sánchez.

No faltan quienes ven tras bambalinas otras viejas glorias socialistas dispuestas a empujar hacia un cambio drástico si la situación sigue deteriorándose. De momento, todos esperan acontecimientos mientras el calendario político avanza inexorablemente hacia una convocatoria electoral anticipada.

Heridas abiertas y futuro incierto

El PSOE no solo debe enfrentarse al reto inmediato de encontrar sucesor; también carga con heridas internas difíciles de cicatrizar:

  • Purga reciente de cuadros históricos asociados a Adriana Lastra.
  • Ambiente generalizado de desconfianza hacia Ferraz tras los escándalos vinculados al equipo organizativo anterior.
  • Fractura generacional entre “sanchistas” puros, críticos moderados (Page) y nostálgicos del felipismo.
  • Dudas sobre la capacidad real del partido para regenerarse tras años evitando la emergencia de liderazgos alternativos.

En palabras recientes de algunos diputados socialistas: “No estamos haciendo un discurso para los españoles; estamos haciendo un discurso a medida del presidente”. Una frase que resume el sentir generalizado en este atribulado final de ciclo.

Curiosidades (y paradojas) socialistas

  • En plena tormenta interna, algunos militantes siguen recordando cómo Sánchez fue expulsado por maniobra estatutaria en 2016… solo para regresar triunfal tras ganar unas primarias contra todo pronóstico.
  • Nadie olvida tampoco las famosas palabras del propio Felipe González cuando fue relevado: “El que se mueve no sale en la foto”.
  • Entre los favoritos para una transición tranquila están precisamente figuras poco conocidas fuera del aparato —Narbona o Cuerpo— cuyo principal mérito sería no estar relacionados ni con Sánchez ni con escándalos recientes.
  • Mientras tanto, Sánchez podría buscar mantener su escaño hasta 2027 para conservar aforamiento parlamentario… siguiendo así el ejemplo del propio González tras dejar la Moncloa.
  • Y aunque todos miran hacia Page o Montero como posibles renovadores, lo cierto es que cualquier opción pasa primero por resolver cómo pactar con socios incómodos (independentistas o Sumar) que ya miran más allá del sanchismo.

En definitiva, si algo queda claro es que al PSOE le esperan semanas —y probablemente meses— tan movidas como impredecibles. Porque si algo ha enseñado la historia reciente socialista es que ningún entierro político es definitivo… ni siquiera el del “Sánchez agotado”.

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