Nadie en Ferraz se atrevía a pronosticar la magnitud del terremoto político que ha supuesto el llamado caso Koldo.
Sin embargo, a medida que pasan las horas del 19 de junio de 2025, la realidad es inapelable: Santos Cerdán, José Luis Ábalos y Koldo García han arrastrado al Partido Socialista Obrero Español (PSOE) a un escenario insólito, donde la palabra corrupción vuelve a sonar con fuerza en los pasillos del Congreso.
Todo empezó como una trama menor sobre mascarillas durante la pandemia y ha terminado por destapar una compleja red de favores, comisiones y adjudicaciones amañadas que amenaza con devorar a buena parte de la cúpula socialista.
La investigación ha desvelado conexiones inquietantes entre las decisiones de altos cargos socialistas y empresarios bien relacionados. La UCO (Unidad Central Operativa de la Guardia Civil) ha apuntado directamente a Cerdán como “gestor” de pagos ilícitos por valor de 620.000 euros, con Ábalos y Koldo como beneficiarios directos.
En este diario de la corrupción, las páginas se escriben solas: audios comprometidos, ofertas para silenciar a exministros, contratos públicos sospechosos y hasta un ex alto cargo venezolano contratado justo antes del célebre Delcygate.
Las piezas del rompecabezas: Cerdán, Ábalos y Koldo
El reparto de papeles en este drama político es digno de una serie de Netflix:
- Santos Cerdán: Hasta hace nada, número tres del PSOE y brazo derecho de Pedro Sánchez. Su empresa navarra Servinabar aparece regada por millones en adjudicaciones públicas mientras contrata a figuras como un ex alto cargo de PDVSA pocos meses antes del escándalo Delcygate. La UCO le señala como “conseguidor” y “gestor” de comisiones ilegales que iban a parar a Ábalos y Koldo.
- José Luis Ábalos: Exministro todopoderoso y ex secretario de Organización del PSOE. Imputado por delitos que van desde organización criminal hasta malversación y tráfico de influencias. Según el sumario, no solo recibía dinero sino también alquileres gratuitos y empleos para personas vinculadas a él. Cuando el escándalo estalló, recibió ofertas para callar a cambio de un puesto en una consultora y el pago de sus abogados.
- Koldo García: El hombre para todo de Ábalos; chófer, asesor e intermediario en las negociaciones más turbias. La UCO le atribuye haber cuadruplicado sus ingresos hasta 1,5 millones en plena pandemia gracias a su labor como “enlace” entre empresarios y ministerios. Era quien recibía instrucciones directas para conseguir contratos públicos amañados.
Tramas cruzadas: obras públicas, mascarillas y favores políticos
El caso tiene varias ramas:
- Contratos públicos amañados: Empresas amigas recibían adjudicaciones sospechosas a cambio de mordidas o favores en especie. Acciona aparece entre las beneficiadas por obras públicas gestionadas desde la sombra por el grupo investigado.
- Negocio con mascarillas: En plena emergencia sanitaria, Koldo se dedicó a intermediar contratos millonarios para la compra de material sanitario con comisiones bajo cuerda. Los pagos se justificaban con facturas infladas o directamente en efectivo.
- Red clientelar: No solo había dinero. A cambio de favores políticos se ofrecían empleos estratégicos o alquileres gratis para allegados. Incluso el primer jefe nombrado por Montero en SEPI acabó trabajando para la empresa de Cerdán tras dimitir envuelto en otro escándalo judicial.
- La sombra venezolana: Resulta llamativo que Servinabar contratara justo antes del Delcygate a un ex alto cargo de PDVSA como único empleado fijo. El mismo año recibe una millonaria adjudicación para el túnel de Velate otorgada por el gobierno foral navarro. Y todo ello mientras los empresarios implicados mencionan veladamente la posible implicación —como ideólogo— del expresidente Zapatero.
Respuesta política: entre la dimisión forzada y las comisiones parlamentarias
El impacto político ha sido inmediato:
- Dimisión exprés: Santos Cerdán tuvo que abandonar su escaño tras hacerse público el informe policial.
- Expulsiones fulminantes: El PSOE intentó cortar la hemorragia expulsando a los implicados.
- Comisión parlamentaria: Pedro Sánchez anunció una nueva comisión para investigar el caso tras meses intentando mirar hacia otro lado. Pero muchos ven estas medidas como insuficientes ante la magnitud del escándalo.
Mientras tanto, voces críticas dentro del partido denuncian que el cerco judicial se estrecha peligrosamente sobre Ferraz. No solo por este caso sino por otros frentes abiertos —como las investigaciones sobre Begoña Gómez— que agravan aún más la situación.
Cronología exprés del caso
Para no perderse en este marasmo judicial y político, conviene repasar los hitos clave:
- Octubre 2019: Primeros contactos documentados entre Koldo García y Víctor de Aldama.
- Noviembre 2019: Servinabar ficha al ex alto cargo venezolano.
- Enero 2020: Comienza la cascada de adjudicaciones sospechosas; poco después estalla el Delcygate.
- Marzo 2020 – Diciembre 2021: Contratos amañados con mascarillas durante lo peor de la pandemia.
- Febrero 2024: Primera detención formal de Koldo García.
- Junio 2025: Se publican los informes policiales definitivos; dimite Cerdán; Sánchez reacciona bajo presión mediática.
Datos poco conocidos sobre el caso
El ex alto cargo venezolano contratado por Servinabar tenía como experiencia previa supervisar auditorías ambientales en PDVSA durante los años más opacos del chavismo.
En uno de los audios incautados, Koldo bromea con Ábalos sobre quién debe más dinero… aunque ninguno parece dispuesto a pagar ni café.
La presidenta navarra María Chivite otorgó la obra millonaria del túnel cuando Servinabar contaba únicamente con ese trabajador venezolano en nómina.
Víctor de Aldama —empresario clave— llegó a declarar públicamente que había llevado en su avión privado al mismísimo José Luis Rodríguez Zapatero desde Caracas hasta Santo Domingo… lo cual añade otra capa (y no precisamente sanitaria) al misterio.
El primer jefe nombrado por Montero para la SEPI pasó directamente desde una constructora investigada —la misma Servinabar— al conglomerado estatal encargado nada menos que del control societario público.
El caso Koldo sigue abierto —y lo más probable es que mañana haya nuevos capítulos— pero ya ha conseguido algo casi imposible: poner nerviosos incluso a quienes pensaban haberlo visto todo en política española.
