EL REPASO

Alfonso Rojo: “Sánchez se va por el desagüe de la cloaca antes del verano de 2026”

El abuso de poder, la autoamnistía, la colonización de los órganos de control, el uso perverso de RTVE y la compra con leyes delirantes del voto de proetarras y separatistas son delitos más graves que la corrupción

La UCO ha encontrado por fin el ‘tesoro’ de Cerdán y la punta del hilo de la corrupta financiación del PSOE.

Ábalos amañaba, Cerdán cobraba, Koldo repartía y Sánchez permitía, toleraba, alentaba y autorizaba.

Porque sin la presencia del marido de Begoña en la cúspide de la tentacular trama socialista, nada de esto hubiera sido posible. Ni en su casa ni en su partido.

Y no se corrompieron con el paso del tiempo. Empezaron a robar desde el primer momento, cuando Sánchez todavía no había cambiado siquiera el colchón de La Moncloa.

La Guardia Civil certifica que el 23 de mayo de 2017, solo dos días después de que Sánchez aterrizara en Ferraz tras ganar las primarias, Cerdán cenó con un directivo de Acciona para pactar el cobro del 2 % en comisiones por todas las obras públicas que iban a facilitar a la constructora.

También nos hemos enterado ahora de que, un año después, el mismo Cerdán le pidió a Ábalos que colocara a varios cargos afines al PNV como primer pago por el apoyo de los nacionalistas vascos a la moción de censura contra Rajoy.

¿Creen ustedes que existe algún español con dos dedos de frente y una pizca de sentido común que se trague que Sánchez era ajeno a todo esto?

¿Que ignoraba lo que hacía su mujer catedrática? ¿Que no se enteró de que su hermano músico tenía la caravana aparcada en La Moncloa y se escondía de Hacienda fingiendo residir en Portugal? ¿Que no olió nada del escándalo de las mascarillas? ¿Que no estaba al tanto de los furgones de prostitutas y de las ‘sobrinas’ colocadas?

Ni Cerdán ni el PSOE como partido tenían capacidad legal para adjudicar contratos. Quienes sí la tienen son las administraciones públicas: ministerios, comunidades autónomas, diputaciones y ayuntamientos.

En este latrocinio socialista han participado muchas más personas sinvergüenza que los cuatro del Peugeot.

En cualquier democracia decente, un presidente del Gobierno dimitiría ipso facto ante algo así, porque aquí no estamos solo ante una irresponsabilidad in vigilando, sino ante la participación directa como capo, jefe y beneficiario.

En España no. Y aun así hay multitud de voces que creen que el susodicho aguantará en el cargo hasta finales de 2027, argumentando que una parte sustancial de la sociedad española es insensible a las cuestiones éticas.

A la izquierda —y a la Brunete Pedrete donde El País, la Cadena SER y RTVE actúan como punta de lanza— le importa un comino que los suyos roben o se gasten el dinero del contribuyente en prostitutas, juego, orgías y cocaína.

En mi opinión, el abuso de poder, la autoamnistía, la colonización de los órganos de control, el uso perverso de RTVE y la compra con leyes delirantes del voto de proetarras y separatistas son delitos más graves que la corrupción.

Pero será precisamente esta última la que se lleve por delante a Sánchez.

Y antes del verano de 2026, si todo sigue su curso.

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