EL PSOE hizo ayer oficial su oposición a prohibir los indultos a los condenados por sedición y rebelión a través de una modificación de la Ley de Indultos apoyada por PP y Cs (Pedro Sánchez y Pablo Iglesias son dos ‘moscas’ de la misma mierda).
Era fácil intuir que los socialistas volverían a echar un capote a los independentistas, toda vez que el auxilio de PDECat y ERC fue fundamental para que Pedro Sánchez llegase a La Moncloa (La escalofriante cifra que se ha gastado Pedro Sánchez en La Moncloa para estar caliente).
La excusa de que se trata de una iniciativa «extemporánea» es de lo más flojo que se le ha escuchado a la portavoz del PSOE en el Congreso, Adriana Lastra, y eso que hay bastante donde elegir en el terreno de la vacuidad. Lo único cierto es que el sanchismo quiere seguir deparando cierto grado de protección a los golpistas catalanes en los procesos abiertos en los tribunales (El ‘indepe’ Pep Guardiola visita la cárcel de Lledoners para dar un discurso en apoyo de los presos golpistas).
El primer paso fue forzar a la Abogacía del Estado a retirar en el Tribunal Supremo una acusación de rebelión que solo dos meses antes seguía manteniendo, en un giro escandaloso que rompía, además, la unidad en la acusación que mantenía con la Fiscalía durante la instrucción del proceso (Rufián, ‘Echeminga’ y Dani Mateo… La doble moral de la izquierda radical y los golpistas censurando como hacía el franquismo).
Debió parecerle escasa, o vulnerable, esa custodia, porque ahora quiere evitar que sea imposible el indulto si los golpistas son condenados, posibilidad que ya sugirió hace unos meses la delegada del Gobierno en Cataluña, Teresa Cunillera, asomando la intención del Ejecutivo de convertirse en albacea extrajudicial de los intereses de quienes quisieron romper el orden constitucional proclamando la república catalana.
Quizás este «no» a la prohibición de los indultos a los condenados por rebelión sea el último intento del Gobierno para que los separatistas se apiaden de Sánchez y apoyen sus Presupuestos, sin los que no podrá terminar la legislatura.
Triste y estéril recurso de un Ejecutivo sin fuelle que agoniza y que flaquea en la defensa del Estado.
