Es una ‘choni‘ de cuidado.
Pero da juego en televisión y además tiene a su viejo novio de protector y bebe los vientos y otras cosas de Pedro Sánchez.
Y como dice gilipolleces monumentales, siempre en el mismo sentido, le dan cancha a Bocachancla Santaolalla.
çDa igual el tema.
La escena es sencilla: villancicos, luces, la Navidad en el corazón de Madrid y un grupo de jóvenes interpretando pop cristiano.
Sin embargo, en los platós de TVE, se presenta como si fuera una amenaza política de gran magnitud. El resultado ha sido totalmente opuesto al pretendido: más atención, más interés y mayor simpatía hacia Hakuna.
Mientras la Puerta del Sol se llenaba de familias y jóvenes entonando letras de pop cristiano, en la televisión pública se elaboraba una pieza clásica de polarización: etiquetas como “secta”, rótulos que hablaban de “ultras” y un tono alarmista difícilmente justificable cuando lo que se discute son, literalmente, villancicos navideños.
‼️ Sarah tiene razón 👉🏻 Hakuna es una secta peligrosísima que estos días se junta a comer turrón de Jijona mientras cantan Noche de Paz y tocan un instrumento neocatólico llamado “pandereta” 😆😆🤣🤣 pic.twitter.com/Nj0ot0RAB1
— Eduardo Carazo (@educarazo) December 24, 2025
El “órdago” de TVE: de villancicos a “ultras” en un abrir y cerrar de ojos
La actuación de Hakuna durante la programación navideña en la Comunidad de Madrid, con la presencia del público que incluía a Isabel Díaz Ayuso y Alberto Núñez Feijóo, fue el catalizador perfecto para que ciertos programas de TVE activaran su modo trinchera ideológica.
En el programa Directo al grano, la colaboradora Sarah Santaolalla calificó sin rodeos a Hakuna como “secta” y mencionó a “cuatro pijos que tienen la vida resuelta” intentando influir en los jóvenes. Simultáneamente, el programa los etiquetaba como “ultras” en pantalla.
En Mañaneros 360, presentado por Javier Ruiz, se fue aún más lejos:
- Se les tildó como “ultracatólicos”.
- Se insistió en el merchandising del grupo, sugiriendo que la venta de sudaderas o tazas era indicativa de un plan oculto.
- Se insinuó que detrás de su música y villancicos había un supuesto “plan ideológico perverso”.
Lo sorprendente no es tanto el análisis crítico —que es legítimo en cualquier medio— sino el desbalance: cobertura desmesurada para un coro navideño mientras muchos comentarios en redes sociales señalaban un silencio mucho más sutil cuando grupos alineados con la izquierda radical cantan en espacios públicos.
Imperdible… https://t.co/6aWU4OFhVC
— Alfonso Rojo López (@AlfonsoRojoPD) December 25, 2025
TelePedro, Al-Qaeda y la máquina para crear votantes de derechas
Las redes sociales hicieron el resto. La mezcla entre villancicos, polémica ideológica y el tono agresivo desde TVE encendió el debate público.
Entre los mensajes que se viralizaron tras la emisión:
- “TelePedro hablando de Hakuna como si fuera Al-Qaeda, sois una máquina para crear votantes de derechas”, bromeaba un usuario citado por la crónica.
- El diputado del PP Edu Carazo resumía el despropósito con otro comentario mordaz: “Cantando Los peces en el río. Qué escándalo.”.
- Otros recordaban la doble moral: “Cuando cantan grupos proetarras no hacéis ni un solo especial” o “Un grupo católico cantando en Navidad… Paren las rotativas que se hunde el mundo. Patéticos hasta el hastío.”.
La percepción que se va consolidando entre parte del público es clara: una TVE vista como herramienta ideológica del gobierno, centrada en demonizar cualquier manifestación pública del catolicismo conservador, aunque eso implique ridiculizar a jóvenes que simplemente quieren cantar villancicos.
In the heart of Madrid's Puerta del Sol, thousands came together for a vibrant Christmas concert led by the Catholic youth group Hakuna. It was an inspiring display of faith and unity, and it truly warmed my heart. 😊 pic.twitter.com/1CbJzeQfze
— MangoWorxMedia (@MangoWorxMedia) December 25, 2025
Quiénes son Hakuna y por qué llenan plazas
Mientras en los platós se hablaba despectivamente de “secta”, en las calles la realidad es bien distinta. Hakuna Group Music surge del contexto eclesial conocido como Hakuna, definida por ellos mismos como una “familia eucarística”, originada tras la Jornada Mundial de la Juventud celebrada en Río de Janeiro en 2013 bajo el impulso del sacerdote José Pedro Manglano.
Algunos datos que ayudan a comprender este fenómeno:
- En el auditorio Miguel Ríos de Rivas-Vaciamadrid, Hakuna reunió a alrededor de 25.000 personas durante un concierto nocturno con más de dos horas dedicadas a alabar a Dios con música pop.
- El pasado 6 de enero de 2024, llenaron el WiZink Center en Madrid, congregando a unas 17.000 personas, agotando todas las entradas disponibles.
- En esta ocasión, hasta 90 cantantes participaron durante la velada, acompañados por una producción profesional con fuegos artificiales, drones, confeti y un despliegue lumínico propio de cualquier gran gira pop.
Lejos del estereotipo del star system, detrás del escenario había una capilla con el Santísimo expuesto donde los jóvenes rezaban arrodillados antes de salir a actuar. Esta combinación entre espiritualidad palpable y elementos pop contemporáneos explica por qué Hakuna conecta con:
- Monjas y sacerdotes ocupando las primeras filas.
- Familias enteras con niños pequeños disfrutando hasta altas horas.
- Chavales universitarios que conocen al dedillo las letras.
Uno de los miembros del grupo lo expresó claramente desde el escenario: *“*Hakuna Music Group somos los que estamos aquí arriba. Eso es lo único que nos distingue del resto de Hakuna, porque vosotros también formáis parte.”.
De la Misa a las listas musicales: el pop cristiano que ya hace eco en política
La presencia destacada tanto de Isabel Díaz Ayuso como de Alberto Núñez Feijóo durante el concierto navideño organizado por Hakuna no es un detalle irrelevante. El pop cristiano que ofrece este grupo ha conseguido convertirse —queriendo o no— en un punto simbólico para gran parte del electorado conservador. Esto ayuda a comprender parte del nerviosismo manifestado por ciertos sectores mediáticos.
Para sus seguidores y creyentes:
- Es música dedicada a alabar con ritmos modernos.
- Sus letras están inspiradas tanto en los salmos como en la tradición cristiana.
- Representa una forma comunitaria menos rígida y más emocional para vivir la fe.
Para algunos medios alineados con posiciones progresistas se convierte entonces en:
- Una exhibición «de ultracatólicos» durante las horas estelares.
- Una “secta” con intenciones ocultas para influir sobre los jóvenes.
- Un supuesto proyecto político encubierto.
La paradoja es evidente: cuanto más intentan ridiculizarlos desde discursos oficiales, más refuerzan su imagen como símbolo cultural resistente.
Además, logran consolidarse ante quienes sienten que no tienen representación alguna dentro del ámbito público.
Así las cosas, la presidenta madrileña ha decidido felicitar este año la Navidad con un vídeo que resume la actuación de Hakuna del pasado lunes.
https://twitter.com/AlfonsoRojoPD/status/2004101573375635802
Más allá del enfrentamiento político, hay varios aspectos curiosos sobre el universo Hakuna:
- En Rivas-Vaciamadrid, esa localidad vivió uno de los mayores encuentros públicos entre jóvenes católicos durante un evento musical y oracional memorable; miles rezaban “dos veces”, mediante canto, tal como subrayaba uno de los sacerdotes presentes.
- Muchas letras provienen directamente de los salmos pero adaptadas al estilo pop moderno; esto facilita acercar textos bíblicos clásicos a adolescentes que probablemente nunca abrirían una Biblia impresa.
- La estructura grupal rompe con lo habitual: no son “estrellas” buscando fama personal sino jóvenes anónimos que rotan sobre el escenario, diluyendo su ego para priorizar a la comunidad.
En tiempos donde disminuye tanto la práctica religiosa como la confianza institucional, ver cómo un grupo católico logra congregar a decenas de miles durante sus conciertos —con una capilla presente tras escena— es sin duda un dato sociológico digno de estudio profundo y menos reduccionismos.
Clasificación rápida: quién sale ganando o perdiendo con este linchamiento mediático
Si observamos toda la secuencia —el concierto masivo seguido por cómo lo trató TVE y las reacciones posteriores en redes— podemos establecer un pequeño ranking sobre quiénes son los verdaderos ganadores o perdedores tras esta controversia:
Ganadores
- Hakuna Group Music
- Ganan notoriedad nacional.
- Reafirman su base juvenil, quienes ven este ataque como una confirmación positiva al ir contracorriente respecto al sistema establecido.
- La Comunidad de Madrid
- Se posiciona como escaparate cultural sin complejos ante eventos religiosos masivos,
- La derecha política
- Mensajes virales tipo “TelePedro hablando sobre Hakuna como si fueran Al-Qaeda” refuerzan su narrativa sobre una izquierda despreciativa hacia tradiciones cristianas,
Perdedores
- La propia TVE
- Reafirma su imagen pública como medio “sanchista” y “sectario”, más concentrado en etiquetar que informar adecuadamente,
- Los presentadores Javier Ruiz y Sarah Santaolalla
- Quedan vinculados ante parte del público a discursos despectivos hacia jóvenes creyentes; algo cuestionable dado que se presume diversidad dentro del espectro social español,
- El gobierno
- Cada exageración retórica contra manifestaciones cristianas masivas alimenta percepciones sobre desconexión respecto a amplios sectores sociales fuera del ámbito urbano más ideologizado,
Cuando las burlas televisivas se convierten en publicidad gratuita
La televisión pública puede intentar presentar a Hakuna como algo ajeno o incluso anómalo; pero las cifras sobre asistencia a sus conciertos, junto con su cuidada estética pop y genuina emoción vivida durante sus actuaciones cuentan otra historia muy distinta.
En ese choque entre plató televisivo y plaza pública —entre rótulos incendiarios y luces móviles iluminando letras llenas de alabanza— parece dibujarse algo mucho más profundo: parte importante de nuestra juventud busca sentido, comunidad e incluso trascendencia; aunque esto no encaje dentro del manual ideológico manejado por algunos tertulianos afines.
Quizás lo realmente incómodo para esos comisarios culturales sea precisamente eso: que un villancico entonado con fervor colectivo bajo las estrellas sea mucho más poderoso que cualquier sermón secular transmitido durante prime time.
