LA BATALLA POR EL AGUA EN ÁFRICA

Etiopía desafía a Egipto con una descomunal presa que se quedará toda el agua del Nilo

La Gran Presa del Renacimiento Etíope revoluciona el equilibrio de poder sobre el Nilo y tensa las relaciones entre Etiopía, Egipto y Sudán

Gran Presa del Renacimiento Etíope
Gran Presa del Renacimiento Etíope. PD

En el corazón de África Oriental, donde las leyendas se mezclan con la geopolítica, el Nilo Azul acaba de ver cómo se erige una obra de ingeniería que podría cambiar para siempre el destino de millones de personas.

La Gran Presa del Renacimiento Etíope (GERD), inaugurada por Etiopía, ha convertido lo que antes era una disputa histórica en una partida diplomática digna de los mejores estrategas.

A día de hoy, 7 de septiembre de 2025, la tensión entre Egipto, Sudán y Etiopía está más viva que nunca.

El futuro del Nilo pende de un hilo… o mejor dicho, de una compuerta hidráulica.

El pulso por las aguas transfronterizas sigue abierto. Y mientras tanto, ingenieros, diplomáticos y científicos continúan observando cada milímetro cúbico como si fuera oro líquido —porque en África, quizá lo sea.

La presa, que comenzó a construirse en 2011 sobre el Nilo Azul —fuente del 85 % del caudal del río— es ahora la mayor estructura hidroeléctrica del continente africano. Con capacidad para almacenar más de 74.000 millones de metros cúbicos de agua, su impacto no sólo es técnico; es político, social y económico.

¿De quién son las aguas que atraviesan fronteras?

La pregunta parece sencilla pero la respuesta dista mucho de serlo: ¿a quién pertenece el agua del Nilo? Egipto y Sudán han defendido durante décadas sus derechos históricos, amparándose en tratados coloniales que les otorgan la mayor parte del caudal. Etiopía, sin embargo, argumenta que tiene derecho soberano sobre las aguas que nacen en su territorio y rechaza los acuerdos heredados.

  • Egipto depende en más del 95 % del agua del Nilo para beber, regar y generar energía.
  • Sudán mantiene una posición ambigua: teme perder agua pero reconoce los beneficios agrícolas y energéticos.
  • Etiopía reclama un reparto equitativo basado en el principio de “uso razonable y equitativo”, defendido por el Acuerdo Marco de Cooperación (CFA) firmado por varios países ribereños, pero rechazado por Egipto y Sudán.

Este pulso diplomático no es solo cuestión de sed: es supervivencia nacional. El presidente egipcio Abdel Fattah al-Sisi ha calificado el agua como “cuestión de seguridad nacional” y nunca ha descartado soluciones militares para garantizarla.

Ingeniería colosal: ciencia e impacto ambiental

La GERD no es una presa cualquiera. Con más de 1.8 kilómetros de longitud y 145 metros de altura, su construcción ha supuesto un desafío técnico sin precedentes para Etiopía. Se calcula que puede generar más de 6.000 megavatios de electricidad al año —suficiente para abastecer a todo el país y vender energía a sus vecinos— lo que supone un salto cualitativo para una nación donde el 60 % de la población carecía hasta hace poco de acceso regular a la electricidad.

Sin embargo, los riesgos ambientales son considerables:

  • El llenado rápido del embalse podría reducir hasta un 20 % el caudal del Nilo durante varios años.
  • Cambios en los ecosistemas fluviales afectan la pesca y la agricultura río abajo.
  • La presa puede modificar los patrones tradicionales de inundación, fundamentales para la fertilidad natural del delta egipcio.

Los científicos advierten que incluso pequeñas variaciones en el caudal pueden tener efectos en cascada sobre millones de personas dependientes del río para sobrevivir.

Diplomacia en tensión y acuerdos fallidos

Desde 2020 las negociaciones entre Etiopía, Egipto y Sudán han sido interrumpidas repetidamente. Ni la ONU ni potencias como Estados Unidos o China han logrado mediar un acuerdo definitivo. Los puntos críticos siguen siendo:

  • Volumen mínimo anual garantizado (Egipto exige al menos 40.000 millones m³).
  • Duración del proceso de llenado (Egipto quiere hasta 20 años; Etiopía prefiere menos de siete).
  • Mecanismos vinculantes para resolver disputas.
  • Garantías durante épocas de sequía.

Mientras tanto, Etiopía se apoya en alianzas con otros países africanos como Uganda y Tanzania —que también reclaman una distribución más justa— reforzando su posición regional.

Curiosidades científicas sobre presas gigantes

Las presas no sólo son infraestructuras; son auténticos laboratorios naturales:

  • El embalse GERD puede provocar microclimas locales, aumentando la humedad en zonas tradicionalmente secas.
  • Grandes presas alteran las migraciones naturales de peces e insectos acuáticos: algunos estudios muestran adaptaciones evolutivas sorprendentes tras varias décadas.
  • Los sedimentos atrapados por la presa pueden contener fósiles o restos arqueológicos milenarios; cada dragado revela sorpresas bajo el barro.
  • La presión ejercida por enormes volúmenes de agua puede inducir microsismos, pequeños terremotos detectables únicamente con sismógrafos sensibles.

Y como nota pintoresca: algunos expertos han calculado que si toda el agua embalsada se liberara repentinamente, podría inundar Alejandría… pero también permitiría navegar desde Addis Abeba hasta El Cairo en menos tiempo que un vuelo comercial.

El Nilo ha inspirado historias dignas de novela:

  • Durante los años 70, hubo planes secretos en Egipto para desviar parte del Nilo hacia Libia usando bombas nucleares (afortunadamente nunca se llevaron a cabo).
  • En Etiopía circula una leyenda según la cual quien controle la fuente del Nilo será bendecido con lluvias perpetuas… aunque la realidad suele ser menos poética.
  • En Sudán aún se celebran festivales dedicados al “padre río”, con carreras improvisadas en barcas hechas a mano.
  • La presa GERD ha sido apodada “el faraón etíope” por su tamaño monumental y su capacidad para alterar el equilibrio regional.

 

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