Enfermedades de la A a la Z

Logran identificar genes de riesgo para la ELA

Logran identificar genes de riesgo para la ELA
Silla de ruedas RT/Dylan Martinez / Reuters

Un gran análisis de datos genéticos en la esclerosis lateral amiotrófica (ELA), la enfermedad neurodegenerativa que afecto al recientemente fallecido astrofísico Stephen Hawking y acortó la carrera del legendario bateador de béisbol yankee Lou Gehrig, ha identificado dos riesgos genéticos no reconocidos previamente que están significativamente asociados con la enfermedad.

En el nuevo estudio, publicado este lunes en ‘JAMA Neurology’, científicos de la Universidad de California (UC SF) y la Universidad de Washington, en Estados Unidos, han descubierto que una de las variantes genéticas recientemente identificadas como ELA también es un factor de riesgo para otra enfermedad neurodegenerativa, la demencia frontotemporal (DFT), que típicamente debilita un conjunto diferente de funciones cerebrales.

Quedan muchas preguntas sobre las distinciones y similitudes entre el inicio y la progresión de la ELA, que afecta a unas 30.000 personas en Estados Unidos, y la de otras enfermedades neurodegenerativas, como el Alzheimer, el Parkinson y la DFT. La enfermedad de Alzheimer, en particular, se ha asociado con otros trastornos neurodegenerativos e incluso comparte factores de riesgo con la enfermedad cardiovascular, según el autor de este estudio, Rahul Desikan, profesor asistente del Departamento de Radiología e Imágenes Biomédicas de UCSF.

Pero hasta cierto punto, la ELA parece diferenciarse de estos otros trastornos en términos de las mutaciones genéticas que parecen elevar el riesgo de enfermedad. «En este estudio encontramos que ELA está estrechamente relacionada genéticamente con la demencia frontotemporal, pero no con ninguna de las otras enfermedades neurodegenerativas comunes, como el Alzheimer o el Parkinson», dice Desikan.

El estudio, un amplio análisis de datos de estudios previos, fue dirigido por Desikan y por la coautora Celeste Karch, profesora asistente del Departamento de Psiquiatría de la Universidad de Washington, en St. Louis, Estados Unidos. Los científicos esperan que la identificación de mutaciones genéticas en enfermedades neurodegenerativas, junto con los procesos bioquímicos afectados por estas mutaciones genéticas, arrojará más luz sobre cómo surgen estas enfermedades y cómo podrían tratarse.

La ELA normalmente es mortal, ya que la degeneración de las neuronas en la región frontal del cerebro que controla los músculos hace que los pacientes pierdan el control motor, así como la capacidad de hablar y, en última instancia, la capacidad de respirar. Al igual que con otras enfermedades neurodegenerativas, la acumulación anormal de proteínas específicas dentro de las neuronas parece desempeñar un papel. Sin embargo, las causas y los mecanismos biológicos fundamentales de la progresión de la enfermedad no se han definido claramente. No hay cura, aunque en los últimos años se han aprobado tratamientos que parecen retrasar la progresión de la enfermedad.

Mientras que la ELA afecta más notablemente a las células nerviosas en el cerebro que permiten el movimiento muscular, la demencia frontotemporal (DFT) se dirige principalmente a un conjunto diferente de neuronas y se caracteriza predominantemente por inadecuación conductual progresiva y pérdida de inhibición, así como por deterioro cognitivo.

ELA Y DEMENCIA FRONTOTEMPORAL, PARTE DEL MISMO ESPECTRO DE ENFERMEDAD

Sin embargo, ha quedado claro que las personas con DFT también pueden experimentar síntomas a menudo asociados con las primeras etapas de la ELA, como debilidad, pérdida de coordinación, espasmos musculares, rigidez, temblor y dificultad para tragar. Por el contrario, en casi la mitad de los casos, los afectados por ELA experimentan síntomas cognitivos. Las dos enfermedades ahora se consideran parte del mismo espectro de enfermedad.

Para su nuevo análisis, los investigadores combinaron datos de estudios previos de asociación de todo el genoma que incluyeron datos genéticos de 124.876 individuos de ascendencia europea. Los estudios incluyeron controles sanos, así como individuos afectados por ELA; Alzheimer; Parkinson; DFT; degeneración corticobasal (CBD, por sus siglas en inglés), que mata las neuronas en la corteza cerebral y otras regiones del cerebro; y parálisis supranuclear progresiva (PSP), una patología que afecta a la marcha y el movimiento, incluido el movimiento ocular, pero que es clínicamente diferente del Parkinson.

Desikan y Karch estaban especialmente interesados ??en identificar variaciones genéticas que aparecerían en forma idéntica en diferentes individuos, pero que podrían resultar en un riesgo elevado para distintas enfermedades, apuntando a efectos variables a nivel molecular o celular. En su metanálisis de estudiosos previos, aplicaron métodos estadísticos que se han desarrollado para identificar partes individuales de ADN en las que las mutaciones o variaciones heredadas pueden estar asociadas con más de una enfermedad.

Los investigadores encontraron que una variación específica en una región de ADN que contiene el gen de la proteína tau asociada a los microtúbulos (MAPT, por sus siglas en inglés), también conocida como proteína tau, se vinculó con un riesgo elevado de ELA. Las mutaciones específicas en tau previamente se han relacionado con otras enfermedades neurodegenerativas y se ha observado acumulación de tau anormal en regiones del cerebro afectadas por la enfermedad de Alzheimer.

Diferentes mutaciones en el gen tau a menudo se han asociado con distintas enfermedades neurodegenerativas. La variante genética específica identificada en el nuevo estudio se relacionó solo con ELA, no con otras enfermedades incluidas en el estudio. El otro hallazgo importante y nuevo de la investigación fue una variación genética asociada con ELA y DFT, y que afecta a la producción en el cerebro humano de una proteína llamada BNIP1.

Se requiere BNIP1 para la función normal y el desarrollo de neuronas. Se ha encontrado que los niveles de BNIP1 disminuyen en neuronas motoras aisladas de la médula espinal de pacientes con ELA después de la muerte, y en un modelo de ratón para ELA. También se midieron niveles más bajos en los cerebros de pacientes con DFT o PSP.

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