La dramaturga, directora, e investigadora teatral y actriz Ana García Peña, nacida en Barakaldo, en 1998. Se ha alzado con el “VII Premio SGAE (Sociedad General de Autores), de Teatro Ana Diosdado”, para textos escritos por mujeres 2025.
El objetivo, de la Sociedad General de autores, al crear este premio, es impulsar y visibilizar la creación y dramaturgia contemporánea femenina de excelencia. El texto que se titula, “La aldea vacía” se publicará en la colección “TeatroAutor”, de la Fundación SGAE. Además, la obra es incluida en el programa de lecturas teatralizadas Teatro en la Berlanga, de 2026. La obra, fue seleccionada, entre un total de 102 presentadas.
En su primera edición, 2019, el Premio SGAE de Teatro Ana Diosdado lo recibió la alicantina Josi Alvarado por “La Tarara”. Le siguieron la madrileña Nieves Rodríguez por “Aquí duermen los ciervos” (2020); la santanderina Ruth Gutiérrez por “La ausencia de los mundos asimétricos” (2021); la ilicitana Laura Aparicio por “La última función de Silvia K”. (2022); la sevillana María Díaz Megías por “Mater dolorosa” (2023), y la madrileña, Laura Garmo por “Mi madre no existe” (2024), premio que precede a “La aldea vacía” de Ana García Peña.
Presidio el jurado, Laura Garmo, ganadora del Premio Ana Diosdado en 2024 con su obra “Mi madre no existe”, con fallo a favor de Ana Garcia Peña, y con un jurado compuesto por Iñigo Díaz-Guardamino, Mireia Gabilondo Garitaonandia, Daniela Feixas Conte, Victor Borràs Gasch y Daniel J. Meyer, que han descrito el texto como un trabajo repleto de “múltiples capas, y ha contrastado su “sensibilidad para incorporar lenguajes escénicos desde la escritura, originando un encuentro entre lo poético y lo teatral”. Del mismo modo, han alabado “su capacidad” para “hablar del mundo rural desde un lugar original y rompedor.

El premio fue entregado durante la inauguración de la ‘33ª Muestra de Teatro Español de Autores Contemporáneos Guillermo Heras’, celebrada en el Teatro Arniches de Alicante. En el momento de recibir el premio, Ana expresó una mezcla de ilusión y paz y destacó el hecho de lo complicado que es, transitar la creación desde la consciencia, por lo que, este reconocimiento le da fuerzas para continuar su labor creativa.
“Tras recibir la noticia y procesarla, -comenta- que he descubierto, que vivir la creación desde la consciencia es lo que me hace feliz, ser productora y directora de tus propias obras no es un camino fácil y la verdad, me siento agradecida”.
Su futuro profesional pasa por producir la obra premiada y seguir vinculada a la creación, con la voluntad de hacer del teatro “un lugar responsable con la actualidad y la juventud, más rico y plural”. Su vocación nace de la necesidad de comprender y cuestionar situaciones y vivencias para procesarlas de forma profunda, incorporando investigación introspectiva y del mundo que la rodea. En sus procesos creativos coloca en el centro el cuerpo, el cuestionamiento absoluto y la ruptura de los límites impuestos.
“La aldea vacía”, versa sobre la efímera desaparición del mundo rural gallego, centrándose en la muerte del abuelo, llamado Avó y el duelo llevado a cabo por su nieta Ana, junto a un coro de jóvenes que luchan contra el abandono y la pérdida de identidad, abordando temas como el suicidio, la degradación ambiental y el plurilingüismo.
Gundiá, es la aldea “Palas de Rei” de Galicia. Allí vive Avó (abuelo), uno de los últimos habitantes de la aldea, que muere tras la primera acotación. Su muerte abre el umbral del relato. Quien nos guía a través de la nieta, Ana que se encuentra de “Rave”, que es la denominación de una fiesta masiva de música electrónica, caracterizada por ritmos rápidos, con los “Djs”, que están mezclando continuamente los ritmos de techno, house, trance con luces estroboscópicas, y una duración prolongada (a menudo toda la noche o hasta el amanecer), que históricamente se celebran en lugares clandestinos y que buscan crear una experiencia sensorial e inversiva, a veces asociada al consumo de drogas para una lograr una mayor euforia.
Mientras el abuelo fallece. Junto a ella un coro de nietas de la aldea, cuerpo colectivo que se alza contra la inmediatez que arrastra el campo hacia la extinción. Como punto de retorno a casa, Neto, el nieto y Ama, la madre, encarnan el duelo en dos tiempos, navegando entre la aceptación y la negación de la desaparición, del abuelo Avó.
La obra, “se sumerge en temáticas como la muerte; el origen comunitario de “las Raves”; la soledad durante el duelo; el suicidio; la degradación ambiental; la desaparición de la comunidad; la extinción lingüística; la relación del ser humano con lo efímero” y el plurilingüismo.
El futuro profesional de Ana García Peña, pasa por producir la obra y por seguir de la mano de la creación. Su deseo es hacer del teatro “un lugar más responsable con la actualidad, más rico y plural”. Lo que propicia su vocación es “la necesidad de comprender y cuestionar situaciones, sensaciones o vivencias con el fin de procesarlas de forma más profunda y exponerlas, a su modo en escena. En esas situaciones encuentra la llamada para investigar y para crear.
Ana García Peña, desde pequeña comienza a mostrar interés por la literatura, la escritura y las artes vivas como vías de canalización y comprensión del mundo sensible propio y del que la rodea. Siendo muy joven se acerca al teatro a través de la escuela de su ciudad y a los 18 años es seleccionada para formar parte de la promoción 2016-2020 de la Escuela Superior de Arte Dramático de Euskadi.
En 2020 funda “Vulnera Compañía” empresa teatral, dedicada a la realización del teatro contemporáneo. En el Festival de Teatro y Danza Contemporánea de Bilbao estrena su primera obra, “Lo que no se ve”, un estudio sobre al abuso de poder en las artes escénicas y como consecuencia de ello, resulta ser la dramaturga y directora más joven en ganar el Premio Eszenabide. Su segunda obra, “Aquel lugar de nuestra infancia”, es una temática sobre el sistema educativo y el acoso escolar.
Generalmente, compagina su labor creativa con la interpretación y la pedagogía, como docente en Kabia Teatro y profesora de yoga y meditación. «Para mí, todo lo que hago forma parte de lo mismo: canalización, comprensión y comunidad»,
La creadora y dramaturga vizcaína, Ana Garcia Peña, recibió el premio durante la inauguración de la ‘33ª Muestra de Teatro Español de Autores Contemporáneos Guillermo Heras’, celebrada en el Teatro Arniches de Alicante. Tras conocer la noticia, expresó una mezcla de ilusión y paz y destacó que “transitar la creación desde la consciencia es lo que le hace feliz”.
Su futuro profesional pasa por producir la obra premiada y seguir vinculada a la creación, con la voluntad de hacer del teatro “un lugar responsable con la actualidad y la juventud, más rico y plural”. Su vocación nace de la necesidad de comprender y cuestionar situaciones y vivencias para procesarlas de forma profunda, incorporando investigación introspectiva y del mundo que la rodea. En sus procesos creativos coloca en el centro el cuerpo, el cuestionamiento absoluto y la ruptura de los límites impuestos.
