Su renuncia manifiesta también la humildad del Santo Padre, que reconoce –como nos ha dicho- su incapacidad para ejercer bien su ministerio. Una humildad que es el reconocimiento de la verdad
(Cardenal Sistach).- Nuestro estimado Santo Padre Benedicto XVI ha renunciado a su ministerio de obispo de Roma y sucesor de san Pedro. Desde el 28 de febrero a las 8 de la tarde, la Iglesia de Jesucristo no tiene Papa, hay lo que llamamos sede vacante. La Iglesia de Roma no tiene obispo y es preciso elegir un nuevo obispo de Roma, que es también el sucesor de san Pedro.
Hacía casi seiscientos años que los Papas no renunciaban y la sede de Roma quedaba vacante por la muerte del Santo Padre. Benedicto XVI ha roto esta larga tradición a la que estábamos acostumbrados y ha renunciado. Para todos fue una sorpresa, algo inédito.
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