Un joven sacerdote, Daniel, se ha convertido en su mano derecha
(Jesús Bastante).- El nuevo arzobispo quiere serlo de Madrid-Madrid. Y para ello, y al menos mientras el cardenal Rouco persiste en su intención de ocupar el Palacio Arzobispal, Carlos Osoro residirá en el barrio más castizo: Chamberí. El nuevo arzobispo de Madrid, que toma posesión este sábado, vivirá en un piso de las Hermanitas de los Pobres, entre el asilo que la congregación tiene en la calle Almagro y su casa provincial de la calle Zurbarán.
Por el momento, Osoro está alojado en la casa de las Hermanitas de los Ancianos Desamparados (de Santa Teresa Jornet) en Aravaca, un lugar donde se encuentra muy a gusto pero que no está en Madrid capital. Tras desechar distintas posibilidades -como residir en la planta baja del Palacio, junto a Rouco- el nuevo prelado ha decidido tener su casa en un piso cedido por la congregación. Osoro será, así, el primer arzobispo de Madrid en tener vecinos de escalera.
La zona es tranquila, y se encuentra en la parte más castiza de Madrid a tiro de piedra de los cines de Luchana y Bilbao, y muy cerca del Hospital Gregorio Marañón. Entre los ilustres vecinos de manzana de Osoro están los escolares de un colegio y la defensora del Pueblo, Soledad Becerril.
Debajo de casa se dan cita algunas casas de comidas, un par de bancos y una peluquería. Una más que saludable normalidad. Y es que Osoro vivirá muy cerca de la zona donde se conocieron sus padres, cántabros que durante una época de su vida residieron en la capital.
Por el momento, desde Aravaca, el futuro arzobispo de Madrid ultima los preparativos para la celebración de este sábado, a la que se espera vengan sus hermanos y convecinos de Castañeda, así como una nutrida representación de las diócesis de Santander, Ourense, Oviedo (con los sobrinos de Díaz Merchán a la cabeza) y Valencia, y mantiene diversas reuniones para conocer la diócesis.
Antes de salir de Valencia, Osoro vendió el coche que le cedió la diócesis (un Passat de alta gama) y se compró uno más manejable (un Peugeot 308 gris plateado), con la intención de volver a conducir, una práctica que tenía abandonada. Según cuentan sus allegados, enseguida desistió pues «el tráfico de Madrid es imposible».
Un joven sacerdote, Daniel, se ha convertido en su mano derecha: se trata de un hombre discreto y servicial, con grandes conocimientos informáticos, y que, nos cuentan, ya ha recibido los consejos de Álvaro, el secretario de Osoro en Valencia y que ahora continúa en este servicio para el cardenal Cañizares.
Osoro dormirá en Chamberí, pero pasará el día en la calle, visitando la diócesis, como ha estado haciendo en Valencia. Y, a diferencia del cardenal Rouco -que llevaba a cabo toda su agenda en el Palacio Arzobispal-, don Carlos ya ha solicitado que se le habilite un despacho en las instalaciones de la calle Bailén. Porque el nuevo arzobispo de Madrid quiere seguir, desde el principio, todos los pasos de la organización de su nueva diócesis, en la que entrará el próximo sábado.