La barca de Pedro se aventura al futuro, ya no afirmada en el poder, sino en amar y servir
(Marco A. Velásquez, en RyL).- Papa Francisco acaba de anunciar la creación de 20 nuevos cardenales, de los cuales 15 serán electores. La noticia ha sorprendido a los designados y a la amplia geografía de la Iglesia universal. Es evidente que tras esos nombramientos hay mensajes que comprender para reconocer el rumbo que va tomando la barca de Pedro, al abrirse paso hacia el futuro.
Se han difundido algunas pistas importantes de comprensión que hablan de descentralización de la Iglesia, así como de una decidida navegación pastoral hacia las periferias. Pero hay otras claves de interpretación que bien vale reconocer.
Cuando el papa ofrece la dignidad cardenalicia a sedes que jamás habían tenido un cardenal, como Myanmar, Panamá, Cabo Verde y Tonga, es evidente el objetivo de descentralización, que apunta a fortalecer la universalidad de la Iglesia, su catolicidad. Y al hacerlo con diócesis distantes del poder central de Roma, está desplegando, en el seno de la Iglesia institucional, esa fuerza centrífuga del Espíritu Santo que la impulsa a salir hacia las periferias.
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