Dante le dedica a Beatrice todo el Paraíso
(Jesús Bastante).- Siempre es un honor y un inmenso placer tener con nosotros a nuestro amigo Roberto Alifano, poeta y humanista argentino que hoy viene a presentarnos su nuevo libro: Yo, Dante Alighieri. En mitad del camino de la vida, editado por Khaf. Vamos a hablar de la Divina Comedia, en la que Dios toma el rostro femenino de Beatriz, y de su autor, que no sólo fue un poeta sino un político que el Papa Francisco necesitaría hoy para condenar sin indulgencia la corrupción en la Iglesia, y así poder reformarla. De la fortuna, en definitiva, que tenemos por contar con tesoros como éste en el patrimonio histórico-artístico universal.
La criatura que tenemos que ver hoy es fruto de la colaboración de Alifano con Khaf. Es un impresionante experimento literario. Difícil de definir. Se llama Yo, Dante Alighieri. En mitad del camino de la vida. ¿Qué ha supuesto este libro?
Para mí un gran esfuerzo, pero con un gran asombro detrás. Esta obra que me llevó tanto trabajo, tantos sacrificios, podemos decir, tiene calidad de impresión.
En esta ocasión, doy fe de que tanto el continente como el contenido son enormes, merecen muchísimo la pena y tu sacrificio. ¿Qué cuentas en Yo, Dante?
La vida de Dante Alighieri. Alighieri hace un viaje a Venecia para solucionar una probable guerra. Viaja como enviado diplomático del príncipe. El conflicto bélico era casi inevitable. Primero, por viejos asuntos de propiedad del territorio, con los vecinos de Rávena; después, por un tema de pesca: en un conflicto, los raveneses mataron a dos pescadores venecianos y a punto estuvo de estallar en guerra. Dante era muy amigo de los duques de Venecia y por eso el príncipe lo mandó: para evitar la guerra con los venecianos, que eran muy poderosos.
Dante va, consigue evitar la guerra y, cuando decide regresar, se le ocurre hacerlo por las lagunas del lugar donde se produce la desembocadura del Po. Meterse en esas lagunas podía ser terrible: la fiebre amarilla, con todos los mosquitos que habría.
¿Y enferma?
Cruza las lagunas con las personas de su comitiva y, claro, se enferma de fiebre amarilla. Hacen alto en una abadía consagrada a Santa María, entre Rávena y Venecia, y se quedan unos cuatro días. Era un lugar familiar para Dante, porque con frecuencia él hacía retiros espirituales. A los dos o tres días, se despierta en la abadía y ya estaba instalada en su cuerpo la peste de la enfermedad. Apura el viaje para llegar a Rávena y morir en su cama. Pero olvida parte de su equipaje…
Por eso he sugerido que no sé si definir esta obra como novela o ensayo, porque entre las cosas que olvida Dante, queda un manuscrito que es lo que tú reproduces en este libro.
El manuscrito es auténtico, y me ha permitido conocer como nunca hasta ahora quién era Dante y por qué llegó a escribir la Divina Comedia y sus otros libros.
¿Qué es Dante para ti?
Para mí es el poeta enorme, el más grande de la literatura universal. No solamente en lengua italiana, sino que incluso traducido es maravilloso, porque lo divino de la Comedia es el contenido.
Es un hombre que fue capaz de amar a alguien desde niña, sin llegar ni a tocarla.
Es el amor cortés. ¿A quién no le ha ocurrido, en el colegio, ese amor gentil hacia una compañerita? Lo que pasa es que él la amó durante toda su vida, y la convirtió en la famosa Beatrice, a la que le dedica el Paraíso. Ese encuentro que no será sólo con ella: también con Dios…
¿Dios puede tener rostro de mujer?
Por qué no. No sé si fue aquí, en Religión Digital, donde leí hace poco que alguien había dicho, desde el sacerdocio, que Dios era mujer. Lo cierto es que está más allá de los sexos.
Dante colocó a sus contemporáneos en el Infierno y en el Purgatorio. ¿Dónde le colocarías tú a él?
Terrible: al papa Bonifacio le pone bocabajo, castigando duramente a muchos otros personajes de la Iglesia. Inclusive es implacable con Celestino V, ese primer papa que renuncia. En el año 1300, cuando se hace el primer Jubileo, Dante queda horrorizado de la corrupción, de la venta de la indulgencia a la vuelta de cada esquina: si uno quería pegarle una paliza a su mujer, compraba una indulgencia…
¿El papa Francisco necesitaría un Dante?
Le vendría bien, quizá: era un gran político además de gran poeta. Era un hombre con principios que había actuado en la vida pública de Florencia. Primero fue gibelino y después güelfoblanco, pero siempre fue sincero, lo que no le convenía para nada: podía haber fingido ser lo que no era, pero como era un hombre con una gran convicción, eligió ser güelfoblanco, lo cual le costó casi la vida. Vivió más de veinte años exiliado, muere en el exilio.
Y sin embargo es tan difícil entender Florencia sin Dante como sin Miguel Ángel…
Por supuesto, porque son maestros. Genios. Alighieri del Prerrenacimiento, Miguel Ángel del Manierismo…
Esa salida de la Edad Media que posibilitó la civilización moderna.
Todo floreció, hasta el idioma italiano, que se unifica a raíz de la Divina Comedia. Y además de Dante lo difunde ese otro escritor mágico que es Bocaccio, que también es el primero que reivindica a Dante cuando éste es condenado por la Iglesia.
Y eso que fue un personaje que luchó no sólo desde la literatura y la política, sino desde su fe, y fue condenado al exilio y a todas esas cosas, pero no dejó de creer. La propia Iglesia le condenó al ostracismo y, de hecho, no queda copia de la Divina Comedia.
Yo le pregunté eso al cardenal Mejía, amigo y compatriota, que fue responsable de la Biblioteca Vaticana. Director. Me dijo que no estaba, que, de estar, no habría inconveniente en mostrarlo. ¿Te imaginas? Sería fantástico que se diera a conocer. De hecho, ha habido personas italianas que han dedicado casi la vida a buscar el manuscrito de Dante en distintos monasterios.
Este libro arranca con el resultado de una búsqueda, que nos lleva hasta Argentina.
Un sacerdote que yo conocí acá en Madrid quería viajar a Buenos Aires, a la Biblioteca Nacional, para «robar» ese manuscrito. Y, efectivamente, después se produce un robo en la Biblioteca Nacional de Buenos Aires. Fue en el contexto de la Guerra de las Malvinas, y eso hizo que se diluyera, pero desaparecieron muchos libros y varios manuscritos de la Biblioteca Nacional. Quizá fue este hombre… qué podemos saber.
¿Cómo ha trascendido Dante, o cómo crees que se le conoce hoy? Todo el mundo sabe qué es la Divina Comedia, pero muy poca gente de mi generación la habrá leído.
Yo creo que incluso en Italia las nuevas generaciones están perdiendo ese hábito de leerla. Sin embargo, me encuentro a personas de más de 70 años que aún se saben de memoria muchos fragmentos de la Divina Comedia… La suerte de mi generación es conocerla tan bien.
¿Cómo conocerías a un joven que está estudiando y que está empezando a leer literatura para adultos de que leer la Divina Comedia es muy importante?
Lo que le ofrece la Divina Comedia es un sueño de Dante: ¿hay algo más moderno que eso? Lo transmite a través de la poesía, de la belleza de la palabra. Y ofrece, por último, la vida, con sus altibajos, sus dolores y alegrías, sus misterios.
Está todo escrito en endecasílabos.
Es maravillosa su musicalidad. Endecasílabos y tercetos encadenados. Es una de las grandes obras que tiene la Humanidad. Y la sigue teniendo, a pesar de que, como has dicho, ahora se lea poco. Pero también a Quevedo y a Cervantes se les lee poco…
Estamos perdiendo un patrimonio histórico y literario fundamental…
Es lamentable, porque creo que desde mi generación a la tuya todos hemos sido lectores de clásicos, pero ahora se está perdiendo el hábito. Pero tampoco hay que ser tan pesimista: de pronto yo me encuentro también con gente muy joven que ha leído la Divina Comedia o está leyendo el Quijote.
Yo, Dante Alighieri: lo presentas aquí en Madrid en dos lugares emblemáticos. El día 20 de abril a las siete de la tarde en el Círculo de Bellas Artes, con Luis Alberto de Cuenca, y el día 22 también a las siete de la tarde en la FNAC de Callao. Tienen ustedes dos citas interesantísimas para profundizar en la figura de Dante y en la de Roberto Alifano, que tiene una vida que también parece un cuento. Acabas de llegar de Roma, ¿cómo está la Ciudad Santa?
Estuve con amigos visitando esa maravillosa e interminable ciudad. Me acuerdo de unos versos de Quevedo: «Buscas en Roma a Roma, oh peregrino, / y en Roma misma, a Roma no la hallas. / Cadáver son las que ostentó murallas»… ¡Lindos versos! Y, al final, dice Quevedo: «Oh Roma, de tu grandeza huyó lo que era firme / y solamente lo fugitivo permanece».
Los libros nunca huyen. Gracias por hacer que Dante permanezca, descubriéndonos su figura, fundamental para nuestra cultura, no sólo para la Historia de Italia. Yo lo estoy terminando de leer y lo recomiendo vivamente. Muchas gracias por esta maravilla.
Ha sido un auténtico gusto estar aquí con ustedes, como siempre. Religión Digital es una de mis casas en Madrid.
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