El evangelio es comunicación. La Iglesia Católica es comunicación. Los sacramentos, son los instrumentos por los que se nos comunica la gracia divina. Somos comunicación
(Jesús Bastante).- José Antonio Calvo es responsable y Director de «Iglesia en Aragón», un proyecto que está arrancando y que pretende aglutinar todas las publicaciones de las diócesis aragonesas.«El evangelio es comunicación. La Iglesia Católica es comunicación. Somos comunicación», sostiene.
¿Qué es «Iglesia en Aragón»?
«Iglesia en Aragón» es el buque insignia de un proyecto. De lo que queremos que sea Aragón y su Iglesia Católica en materia de comunicación. Hasta ahora caminábamos con bastante éxito con pequeños semanarios diocesanos de las seis diócesis de Aragón con bastante tirada, pero se nos quedaba pequeño. Entonce nos planteamos el crecer en espacio. Para publicaciones, y para contenido. También en intensidad. Y crear una nueva marca, que es «Iglesia en Aragón».
Salimos con 38.000 ejemplares. Somos herederos de las anteriores, y hay quien pregunta el por qué de de hacerlo en papel. La respuesta es sencilla: porque es un formato que tiene muchos lectores. Estamos creando también una plataforma digital, donde los contenidos serán tratados con más amplitud, en multimedia. Pero ya hemos salido con este ejemplar.
Con una buena noticia: la canonización de la madre Teresa. Su legado llega hasta Aragón.
Pues sí. Tenemos un obispo, que ya no está en Aragón. Carlos Escribano, obispo de Calahorra, la Calzada y Logroño. Aunque es natural de Galicia, muy pronto se instala en Monzón, cuando Monzón pertenece a la diócesis de Lleida. Luego pasa a la diócesis de Barbastro. Y acaba siendo cura de las seis diócesis de Zaragoza. En un momento de su vida tiene un encuentro con la madre Teresa de Calcuta, en el año 94 en Roma, durante el Primer Encuentro Mundial de las Familias. Y a don Carlos le cambia la vida. En este ejemplar nos cuenta un poco de lo que se puede contar de esta experiencia. Sin entrar en las intimidades.
A través de don Carlos Escribano, comienza un movimiento en la diócesis, de ayuda continua a la obra de madre Teresa. Ofrecemos los testimonios de los que ahora son los delegados de Familia y Vida: un matrimonio joven que fueron juntos a ese primer viaje con don Carlos. El testimonio de una sacerdote, que era entonces estudiante en la Universidad y aún no había entrado al seminario. Lo mismo que Javier Martínez, que en ese momento estudiaba Derecho y que ahora es el diácono de nuestra diócesis.
Son pequeñas historias que se van entrelazando y que poco a poco vamos a ir contando.
¿Cual es la diversidad de la Iglesia en Aragón que ha posibilitado que haya distintas publicaciones y que ahora permite un semanario potente?
Aragón es una comunidad autónoma muy variada, y eso se refleja también en la Iglesia. Pero al mismo tiempo tenemos una conciencia muy fuerte de identidad. No la defendemos de una forma beligerante, pero sí que la tenemos. Y eso ayuda a que nuestra forma de encarar la realidad sea la misma. Nos dicen que somos nobles, aunque hay de todo. Pero esos valores nos gustan. Queremos seguir haciéndolos nuestros.
También hemos encontrado una necesidad. El hecho religioso, y en concreto la Iglesia Católica en Aragón, generalmente no es muy visible para nuestros medios de comunicación. Y la verdad es que intentamos tener unas relaciones muy buenas. Pero necesitamos llegar a nuestra gente. No podemos escudarnos en que no nos tratan bien o en que nos tratan poco para quedarnos parados.
Hemos tomado la iniciativa de proponer lo que estamos viviendo, los retos, y transformarlos desde el evangelio en oportunidades para ser santos, anunciar el evangelio, hacer el bien y hacer más hermanos.
¿Cual es el papel de los medios de comunicación en esa función de ser Iglesia y de hacer llegar el evangelio? Parece que solo se habla de la información como comunicar las noticias de la Iglesia. Pero el potencial de la comunicación y de los medios de comunicación es bastante mayor.
Estoy en unas reuniones de Formadores de Seminario y rara es la ponencia en la que no aparecen los medios de comunicación. Ya solamente a nivel estadístico, el tema tiene mucho peso. El hombre es lo que es y lo que comunica. El evangelio es comunicación. La Iglesia Católica es comunicación. Los sacramentos, son los instrumentos por los que se nos comunica la gracia divina. Somos comunicación.
Vamos a combinar comunión y acción.
Sí. Hay tenemos que estar. Lo que pasa es que tenemos que ir haciéndolo en distintos niveles. En compartimentos comunicados, por supuesto. Un plan de comunicación de una diócesis no puede meterse dentro del catecismo. Aunque a algunos les gustaría.
¿Y cuando te dicen que tienes que hacerte cargo de los medios, pensaste, la que me ha caído encima? Por esos recelos ante los medios que parecen que buscan el morbo, los escándalos…
La patata caliente fue cuando el entonces arzobispo de Zaragoza, don Manuel Ureña me dijo que iba a estudiar periodismo. Yo dije: ¿cómo?. Él sabía que yo quería estudiar Filosofía y me propuso hacer las dos cosas. Le pregunté si lo había pensado bien. Y me respondió que sí. Yo entendía la necesidad de los medios, pero jamás había pensado en que se me podía pedir este servicio.
Desde el momento en que comienzo mis estudios en la Facultad de Comunicación en la Universidad de Navarra, veo que es un mundo a explorar. Que hay mucha riqueza. Me lo tomo muy en serio. Y cuando regreso a la diócesis en septiembre de 2011, vengo dispuesto a darlo todo. Sabiendo que en ese darme, lo más importante es que consiga reunir personas que vibran con la comunicación, para hacer un proyecto conjunto.
Soy responsable desde hace un año. Pero hemos trabajado durante estos cinco últimos años, de voluntarios, jóvenes estudiantes de periodismo o recién regresados de Facultades de Comunicación que han empezado a trabajar en medios o en redes. Y ahora, con la creación de una oficina de comunicación de la Iglesia Católica en Aragón, veo que se puede hacer un gran servicio. No tanto lo que pueda hacer, como escribir, sino por estimular la comunicación en las diócesis.
Entiendo que en la comunicación de las diócesis hay varios planos. El interno, de cómo convencer a la gente que trabaja allí de que invertir en la comunicación es importante y necesario. Y por otro lado, el externo. Porque la imagen de la Iglesia no siempre es la que quisiéramos. La gestión de crisis, cómo comunicar los problemas. La comunicación interna de Iglesia, ¿todavía cuesta?
Sí, si hablamos de los sacerdotes que tienen una dedicación completa. Pocas veces se les ha formado en esto. Quizá porque en aquellos momentos no era tan necesario, porque siempre ha habido buenas plumas y promotores de revistas. Ahora estamos en otro momento y se ve claramente que, o se apuesta por esto, o nos quedamos atrás. O nos quedamos con la imagen que dan otros de nosotros. Es un trabajo arduo por distintas causas.
En la Iglesia, la mayor parte de la gente, es gente con talento. Con mucha creatividad y un pensamiento propio. Con libertad de ideas. Ese estereotipo de Iglesia-caverna, es bastante falso. Controlar, u ordenar a todos los posibles comunicadores, es bastante complejo. Ahí está la comunicación interna. Comunicarlo todo, comunicarlo bien, y sobretodo, hacer consciente a cualquiera de los que trabajan por la causa del evangelio, de que todo lo que dice y hace, o deja de hacer, es comunicación. Desde el conserje de la casa de la iglesia hasta el deán del Cabildo. Todos.
La comunicación interna no es una batalla, es una guerra y hay que ir poco a poco.
No sé si en este tiempo has tenido alguna gestión tipo escándalo o algo así. Cara al exterior, ¿cómo se comunica la versión de la Institución en este tipo de casos?.
En Aragón tenemos «territorios calientes». El conflicto de los bienes eclesiásticos que, por parte de la Iglesia, ya se ha hecho todo lo posible. Solamente queda la devolución. Para los medios es un tema que viene muy bien.
Yo creo los obispos lo han hecho todo, pero la batalla de la comunicación ha estado a punto de perderse. Muchos de los cristianos de Aragón o no cristianos, pueden tener la idea de que no se ha hecho nada. La historia la han contado otros. Ese es uno de los escenarios en los que tenemos un reto. El reto de explicar.
¿Cual es la situación actual de la Iglesia en Aragón, a grandes rasgos? Tiene seis diócesis. Una, no pertenece a la Provincia eclesiástica. Como has explicado antes tenéis una identidad propia. ¿Cómo es la Iglesia aragonesa?
Es una Iglesia pequeña, porque la comunidad, aunque tenga muchos kilómetros tiene pocos habitantes.
Es la menos poblada de España.
Por lo tanto, nuestras ciudades, exceptuando Zaragoza, son pequeñas. Y nuestros pueblos son minúsculos. Si embargo, en todos esos pueblos, hay cristianos. Y además hay una tradición cristiana, en el mejor sentido de la palabra. De tal modo que, aunque haya grupos que se esfuercen en que desaparezca, esta tradición cristiana, permanece.
Tenemos una carestía vocacional hacia el ministerio sacerdotal ordenado, pero también hacia la vida consagrada. No obstante, no hemos perdido la esperanza. Somos una Iglesia pobre, pero esperanzada. Y mezclada con esa esperanza, quizá haya algo de tozudez. No la tozudez emblemática del aragonés, sino la dureza y la tozudez de El Pilar. El Pilar de la Virgen, que sigue siendo nuestro icono más profundo de identidad aragonesa cristiana, y también de los que recelan de esa identidad. El Pilar es algo inamovible.
Tenemos mucha esperanza y muchas ganas de trabajar en común. Siempre se ha hecho, pero en los últimos meses, quizá más. El tema de la comunicación es un ejemplo, pero a la hora de plantear planes pastorales, y unidades de acción pastoral, también.
Ahora se ha visto a los obispos de Aragón todos a una, ante la reducción de horarios de la clase de religión. El tribunal, de momento, la cautelarísima no la ha concedido. Estamos a la espera. Pero comienza el curso y entiendo que con menos profesores y con mayores problemas laborales para los profesores de religión.
Lo primero es que cuando comenzó este debate y esta confrontación, me entero de existen las «medidas cautelarísimas». Me he tenido que empapar del tema para explicarlo.
Primero, un poco de historia. Hace unos meses me pasó lo mismo en segundo de bachillerato. Los obispos reclamaron. Plantearon su recurso en nombre de las diócesis. También los profesores de religión lo hicieron por su parte. Tampoco se aceptaron las medidas cautelares. Pero, a los pocos días se aceptaron por lo que la clase de religión no ha desaparecido de segundo de bachillerato.
Ahora estamos con primaria. En este caso no es la desaparición, sino el recorte de cuarenta minutos a cuarenta y cinco. Esperamos que las cautelares sean atendidas. Y no tanto porque se respeten los acuerdos internacionales entre Iglesia y Estado. Que eso es fundamental en un estado de derecho y habla mucho de nuestros políticos y de la mediocridad de muchos de nuestros gobernantes. Esta es una pelea por la dignidad del ser humano. Creemos firmemente, los obispos y el 73% de las familias de niños escolarizados, que una escuela sin religión es una escuela deshumanizada.
Luego están los contenidos de la asignatura, y los docentes. Si son mejores o peores. Yo digo que son mejores y que si no han pasado un curso para obtener la plaza es porque no se convoca. Todo eso es verdad. Pero también lo es que si no hay Religión en la escuela, nuestros niños, nuestros futuros hombres y mujeres, van a caminar cojos.
La enseñanza religiosa en valores tenga la confesión que tenga, es indispensable. Desde aprender a caminar por la vida hasta ir al Museo del Prado y entender el 80% de los cuadros de los grandes artistas. Sin esa cultura religiosa, es muy complicado manejarse por nuestro mundo.
Estamos haciendo un esfuerzo muy grande con este asunto. Con otro proyecto cultural, en este caso de la archidiócesis de Zaragoza. Se trata de «Alma Matter», que es el nombre de la marca. Y nuestro Alma Matter Museum, donde hay piezas, pero sobretodo, una historia que contar. Y esta historia se cuenta a través de planes didácticos para niños de todas las edades, colegios, conciliación…También para personas que están sufriendo una enfermedad como el Alzheimer. Es curioso cómo responden estos enfermos, por ejemplo, a los estímulos de la música religiosa, o ante determinadas imágenes. Tienen una capacidad de evocación que es brutal.
Y los niños, cuando terminen algunos de estos programas didácticos, saldrán del museo conociendo su historia. Conocerán también los personajes de la Historia Sagrada, los grandes personajes de la historia de Aragón y de la Iglesia en Aragón. Se conocen mejor a ellos mismos. Está claro que la religión es una dimensión esencial del ser humano.
¿Estáis optimistas respecto a ese futuro concreto de la clase de Religión?.
Sí, lo estamos. Y nos apoyamos, como ya te he dicho, en la aceptación de medidas cautelares del proyecto de bachiller.
Y de las tres cuartas partes de los padres que eligen la clase de religión para sus hijos.
Nuestro arzobispo tiene una expresión para esto, de esas que son muy felices: «la clase de Religión es la única que pasa un referéndum anual en septiembre».
Cierto es.
¡Y lo pasa!
José Antonio, ha sido un placer. Muchísima suerte en esta andadura de la Iglesia de Aragón. Y de este nuevo semanario, que esperemos se vaya llenando y que tengamos noticias de él.
Muchas gracias.
Os agradezco esta invitación a presentaros «Iglesia en Aragón» y a hablaros de Aragón y de su Iglesia.